Juan Antonio Malacalza

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Compromiso, solidaridad y calidez humana son algunas de las cualidades que caracterizaron a Juan Antonio Malacalza, profesional de excepción que falleció a los 84 años. Su reconocida trayectoria, y el alto grado de dedicación hacia sus pacientes lo transformaron en un médico clínico de referencia, y por eso su partida impactó en distintos ámbitos de la Región en los que fue querido y respetado por igual.

Si bien Ensenada fue su “lugar en el mundo”, había nacido en La Plata el 11 de enero de 1934, siendo el único hijo de Adela Barceló y Juan Antonio Malacalza.

En su juventud fue un destacado nadador; las piscinas del Jockey y del Club Náutico lo tuvieron como uno de sus deportistas más sobresalientes: ganó 16 campeonatos platenses y obtuvo el título nacional en su categoría de estilo pecho, su especialidad.

Completó la primaria en la Escuela N°1 de Ensenada y la secundaria en el Sagrado Corazón. Luego ingresó a la UNLP para estudiar Medicina, su gran pasión.

De carácter cordial, y siempre atento a las necesidades de sus pacientes –no sólo médicas sino también sociales-, “Juanchi”, como le decían, desarrolló su profesión con humildad, sencillez y una permanente vocación de servicio hacia el prójimo. Especializado en clínica, tuvo un perfil profesional cada vez más raro en nuestro medio: el de médico de familia. Quienes lo conocieron rescatan su absoluta dedicación: “La gente contaba con él como un miembro más de la familia, visitaba domicilios y revisaba a todos. Jamás se quejaba cuando tenía que ir a atender una urgencia de madrugada, lo hacía naturalmente”.

Fue un emblemático médico de barrio, cumpliendo este rol en toda su dimensión. Pero también forjó su prestigio atendiendo en su consultorio particular y en los hospitales Alejandro Korn y Cestino, de donde se jubiló como Jefe de Emergencias.

De espíritu emprendedor fue, además, miembro fundador de la clínica de Ensenada e impulsor de la Agremiación Médica de Ensenada, de la que fue presidente.

Hincha fanático de Gimnasia, promovió la creación de la filial Miguel Curell, que presidió con entusiasmo por más de dos décadas.

Marta Borroni fue su compañera de toda la vida. Se casaron el 3 de octubre de 1959, en Ensenada, y construyeron una sólida y feliz familia que se prolongó en cuatro hijos, Juan Antonio, Pablo, Juliana y María Florencia, y a quienes siempre se entregó por entero. Tuvo once nietos y dos bisnietos, con quienes compartió momentos de plena felicidad.

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