Los cuadernos de la corrupción, otro tema que puede complicar a una economía en retroceso

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Por RICARDO ROSALES

¿Cuánto influyen los cuadernos de la corrupción en la economía? ¿Y cuánto modifica el escenario político y el mundo de los negocios? La experiencia del “Lava Jato” en Brasil quizás sea útil para comparar, no porque sea el único, pero sí por ser el más reciente y cercano a la Argentina. Aunque aún es prematuro identificar lo ocurrido en estos días con la causa de los cuadernos con un proceso similar al brasileño.

Si bien existe la percepción de que la justicia local avanza en esa dirección, la causa que hizo conocido al juez Sergio Moro de Brasil, condenó con prisión a más de 120 políticos y empresarios de ese país, y llevó a la cárcel al ex presidente Lula. La profundidad y magnitud de la causa local es todavía una incógnita, y no es claro si la justicia argentina tendrá una efectividad similar.

De cualquier manera, las expectativas sobre lo que pueda ocurrir con la economía ya están en danza. El juez Moro, de paso por la Argentina, explicó que en las causas de corrupción, los empresarios se allanan a colaborar con más facilidad que los políticos. Y con los cuadernos esta similitud parece repetirse. El largo proceso judicial en Brasil tuvo como telón de fondo una profunda crisis política y una recesión económica de dos años de duración, seguida de una lenta recuperación. Recién en el 2017 la caída de la economía se quebró con una mejora del 1% del PBI, impulsado básicamente por el agro.

“La realidad indica que a los problemas locales, la Argentina sufre más viento de frente que el resto del mundo”

 

La trama de corrupción involucró a los mayores grupos privados de la construcción brasileños, en complicidad con el poder de turno, aunque los favores pagados en coimas llegaron a casi toda la clase política. En muchos aspectos, surgen situaciones similares. La inestabilidad política es un reflejo de lo anterior. ¿Qué sector de la política queda a salvo de esos delitos? ¿Qué garantías existen para recuperar la credibilidad social y cierta transparencia en el manejo de los fondos públicos?

El estado de sospecha permanente es casi un efecto social que se extiende a los dirigentes políticos, a la dirigencia empresaria, incluso a parte de la Justicia. Y con más impacto aún en un país con enormes diferencias económicas y sociales. Recuperar credibilidad lleva tiempo, y cambios sustanciales en la gestión pública y privada. Con diferencias y sus particularidades, las causas de corrupción significaron un costo de crecimiento para la mayoría de los países que afrontaron estos procesos.

Al margen de estas expectativas, que el tiempo confirmará o no, la conmoción en los negocios es más amplia de lo que reflejan las declaraciones o lo que trasciende de la investigación judicial. Por primera vez, la trama de corrupción toca a los empresarios y grupos más fuertes de la Argentina, y no sólo a personajes vinculados al anterior gobierno kirchnerista. ¿A cuántos les llegará una condena o el arrepentimiento? ¿Y hasta donde llegarán los vínculos con la dirigencia de la oposición y el oficialismo?

Estos simples interrogantes ya suponen un ingrediente negativo para la economía.

Algunas interpretaciones del oficialismo asignan a esta investigación judicial, la debacle de una posible candidatura de la ex presidenta Cristina Kirchner y, por lo tanto, la desaparición del fantasma del regreso del populismo en la próxima elección presidencial del año próximo. Y con un escenario de esta naturaleza, regresaría el optimismo de los inversores externos en la Argentina. Parece una interpretación sesgada o, al menos, que no toma en cuenta otras consideraciones sobre la credibilidad social y, por lo tanto, de los negocios.

Entre tanto, el Gobierno lleva más de cuatro semanas consecutivas de tranquilidad cambiaria y, según afirman, con indicios de que el sofocón cambiario está siendo superado: la demanda de dólares estaría en caída, no hubo retiros de dólares del sistema cambiario y reaparece la demanda de pesos. Aunque estas señales de estabilidad con el dólar se dan en simultáneo con otras noticias económicas, que confirman la fuerte caída del nivel de actividad, que llevarían a un período de recesión de por lo menos dos trimestres consecutivos. En junio, la caída del Estimador Mensual Industrial (EMI) bajó 8,1% y para julio se estima que el índice de precios estará otra vez por encima del 3%.

En realidad, la administración macrista se prepara para afrontar meses muy duros en la economía, que el presidente Mauricio Macri anticipó al hablar de una “tormenta”. Un fenómeno climático que no solo depende de la Argentina, sino de cómo siga la economía mundial y la guerra comercial lanzada por el presidente Donald Trump. Aunque más allá de la expresión usada, la realidad indica que a los problemas locales, la Argentina sufre más viento de frente que el resto del mundo.

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