Una espera tranquila para la delegación mens sana y con visitas familiares
Edición Impresa | 17 de Septiembre de 2018 | 05:02

Paraná, Entre Ríos
Enviados Especiales
Una vez más el hotel Mayorazgo ubicado en la costanera, en las barrancas del Paraná, sirvió de “búnker” para esperar el encuentro frente a Patronato. Y la espera fue muy tranquila desde el viernes al atardecer cuando arribaron.
El sábado por la mañana se desarrolló la última práctica en la cancha de Atlético Paraná, y tras esto fue turno del almuerzo y descanso. En esa espera algunos futbolistas recibieron la visita de familiares que se acercaron. Como por ejemplo, Fabián Rinaudo, Horacio Tijanovich, Germán Guiffrey, Lorenzo Faravelli, y hasta el venezolano Jan Hurtado. Pero sin dudas, fue el “Uru” Tijanovich quien recibió a cerca de diez personas en la mañana de ayer.
Volviendo al sábado, a las 20 hubo una sesión de videos analizando al rival en uno de los salones. Tras esto, pasadas las 21 fue momento de la cena, que se amenizó con el partido entre Argentinos Juniors y Boca. “Y, en unos días jugamos con ellos, hay que empezar a mirarlos”, tiró al pasar un futbolista, pensando en el cotejo ante los Xeneizes por la Copa Argentina del próximo 27 de septiembre.
No faltaron las fotos y los autógrafos pedidos por algunos hinchas del Lobo que se acercaron, y también curiosos futboleros que aprovecharon la oportunidad de sacarse una foto con Pedro Troglio, el Pelado Silva o Lucas Licht, por ejemplo.
Hubo también una fuerte y numerosa presencia dirigencial. Si bien algunos pocos estuvieron en el mismo hotel encabezados con el presidente Gabriel Pellegrino, otros optaron por hospedarse en otro hotel. “Sí, vinimos varios, pero lo pagamos de nuestro bolsillo, no lo paga el Club”, aclaró un directivo.
Otros aprovecharon para estar el sábado observando a las divisiones juveniles en Rosario (ante Central jugaron las tres divisiones menores), y luego fueron hasta Paraná y se unieron para la cena.
Ya en la víspera, tras el temprano desayuno, a las 9 se desarrolló la charla técnica, y tras esto todo el mundo se subió al ómnibus y partieron rumbo al Estadio “Presbítero Bartolomé Grella”, que quedaba a unos 15 minutos.
Tras el partido, se emprendió la vuelta de inmediato, y los futbolistas comieron en el mismo ómnibus.
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