Donald Trump descubrió ahora que Maduro es un dictador
Edición Impresa | 26 de Enero de 2019 | 04:24

Raúl J. Montes
No fue el hambre, la falta de medicinas y la inexistencia de Derechos Humanos lo que motivó al gobierno de Donald Trump a reconocer en los hechos la tragedia que largas filas de personas caminando en las banquinas de las carreteras hace tiempo que manifiestan por si mismas.
Finalmente los pequeños grupos en Estados Unidos que aún se interesan en los problemas de Latinoamérica, tuvieron un argumento de peso para producir la modificación de la conducta de Trump hacia el gobierno de Venezuela.
En general más allá de México el mandatario estadounidense no parece estar interesado por lo que ocurre en el sur del continente.
El actual inquilino de la Casa Blanca solo piensa, aparentemente, en vender más al mundo y tocar únicamente temas relacionados con la seguridad en su país. El hemisferio sur, para él no es importante.
Por supuesto que tampoco le interesa la vigencia de la democracia en el exterior, ni la espantosa situación de miseria de los cientos de miles de venezolanos que abandonan ese país como se advierte en Colombia, Brasil, Chile y la Argentina.
Justamente son naciones que, entre otras, integran el “Grupo Lima” que han exhibido la mayor solidaridad con la tragedia de los venezolanos.
Hasta ahora el presidente norteamericano solo había dedicado frases altisonantes y medidas casi simbólicas en relación al régimen de Nicolás Maduro, pero todo fue cambiando a partir que dos bombarderos nucleares rusos TU-160 aterrizaron en Caracas.
Ese desafío que el chavismo llevó a cabo junto a Moscú no fue casual. Sabía que significaba exhibir un poder cuyo significado podría ser interpretado como una amenaza a la seguridad nacional de los Estados Unidos.
Hasta ese momento el mencionado Grupo de Lima que componen catorce países y que presionaba para buscar una salida a la gravísima crisis social, económica y política del país gobernado por el chavismo, no era escuchado en el centro del poder de Washington.
La Casa Blanca permite comprar petróleo a Venezuela y hasta el funcionamiento de una empresa de ese país que posee estaciones de servicio con venta directa de nafta al público lo que para otras constituye un gran negocio. Norteamérica, por tanto, es una fuente de ingresos importantes para Venezuela.
Ayer, en conferencia de prensa, Maduro afirmó que la producción de petróleo de Venezuela está en alza. Y prometió la llegada de inversores extranjeros. Ambas aseveraciones no parecen estar cerca de la verdad.
La complicadísima situación que enfrenta Maduro tiene que ver, sobre todo, con sus desaciertos en el plano económico. Con las reservas petroleras más importantes del mundo- se calcula que son mayores que las de Arabia Saudita- por la corrupción e ineficacia produce cada vez menos petróleo y debido a ello necesita un precio de ciento diez y ocho dólares por barril y en el mundo se paga entre cincuenta y sesenta dólares.
A medida que se reduce la extracción necesita mayor valor y no parece haber perspectiva de ello.
Se han ido muchísimos valiosos técnicos indispensables para la producción de petróleo que esta en manos del ejército como todo lo de algún valor en Venezuela.
El hambre y la falta de medicamentos se seguirán sintiendo en Caracas, a menos que Rusia y China hicieran un gigantesco plan de ayuda, lo que no tiene antecedentes para esas dos naciones.
“El mandatario estadounidense no parece estar interesado por lo que ocurre en el sur del continente americano”
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