Los radicales bonaerenses resisten el desembarco de Macri en la Provincia

Rechazan un liderazgo excluyente del Presidente. Hablan de permanecer en Juntos por el Cambio pero con poder de decisión

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Por JOSÉ PICÓN

jpicon@eldia.com

Los radicales bonaerenses comenzaron a actuar bajo el reflejo del resultado electoral, discutiendo y tomando posiciones de cara al futuro de Juntos por el Cambio que la mayoría pretende sostener. Pero en ese proceso de análisis pos derrota, comenzó a alumbrar otra posición que, si bien no es pública, está impresa en la hoja de ruta de la UCR: no contribuir ni alimentar el proyecto del presidente Mauricio Macri de empezar a hacer política en la Provincia.

La abrumadora mayoría de los radicales que ejerce cargos institucionales (intendentes, legisladores y autoridades partidarias), se ha mostrado crítica sobre el funcionamiento de la todavía alianza gobernante. Cuestionan el estilo de imposición que primó en estos cuatro años y que dejó escaso margen para el debate interno. Esas críticas apuntan a María Eugenia Vidal.

Sin embargo, existe un reconocimiento a la figura de la mandataria. Si bien no coinciden con el estilo poco abierto que le imprimió a su administración, dirigentes del radicalismo provincial están convencidos de que será una actora importante en el nuevo proceso político. Claro que las cosas han cambiado: la gobernadora dejará de serlo en breve y la UCR exige un funcionamiento horizontal de Juntos por el Cambio, donde su voz sea escuchada y tenga poder de decisión.

Esa síntesis, aún a pesar de ciertos chispazos, implica otra decisión: si bien dejarán que decante la pelea interna en el PRO, no están dispuestos a ser quienes abran la tranquera bonaerense para el posible ingreso de un proyecto político liderado por Mauricio Macri. “No hay espacio para que el radicalismo vaya a un esquema de esas características”, dicen en la UCR. “Mucho menos cuando se está planteando un liderazgo único”, completan.

El Presidente comenzó a dar señales en ese sentido. La primera de ellas consistió en embestir sobre la propia Vidal. Funcionarios nacionales apuntaron a la supuesta responsabilidad del vidalismo en la derrota electoral, una forma de empezar a limar el intento de la Gobernadora por transformarse en líder de la oposición bonaerense.

Salieron a cargar las tintas sobre el resultado bonaerense, que fue determinante para la derrota final: de los 2 millones de votos de ventaja que obtuvo Alberto Fernández, 1,5 millones los consiguió en la Provincia.

El vidalismo rechaza los cuestionamientos y retruca que la Casa Rosada se opuso a todas las estrategias que se pensaron desde La Plata como el adelantamiento de las elecciones, una jugada que había amasado el vidalismo como para asegurar el territorio y luego contribuir a la reelección del propio Macri.

El proceso de esmerilar a Vidal incorporó como actor estelar al primo del Presidente. El intendente de Vicente López, Jorge Macri, asoma como ariete de esa estrategia. Hace algunos días dijo el líder de la oposición es Mauricio Macri y que en la Provincia hace falta una conducción de varios que contenga a todos. Traducido: un desconocimiento al liderazgo que intenta ejercer de la mandataria.

Mientras el PRO transita esa interna, los radicales se dan su propia discusión. Algunos creen que hay que ir por más independencia del partido (los intendentes Gustavo Posse y Miguel Lunghi son los abanderados de esa postura). Otros quieren tener más voz y ser escuchados en Juntos por el Cambio. Pero ninguno parece dispuesto a ser anfitrión de un proyecto macrista puro en la Provincia.

 

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