Los hinchas albirrojos armaron flor de fiesta en su regreso a casa
Edición Impresa | 1 de Diciembre de 2019 | 02:58

Por LAUTARO SEGURA
El regreso oficial de Estudiantes a su casa, después de 5.207 días, se merecía una fiesta como la que armaron los hinchas en la tarde de ayer. Los más de 30 mil que se hicieron presentes en el moderno estadio Jorge Hirschi desplegaron todo el cotillón posible para darle la bienvenida al equipo comandado por Gabriel Milito. No faltaron a los que se les cayó una lágrima.
Las puertas del estadio se abrieron a las 15 y sobre Avenida 1 ya había varios ansiosos esperando para entrar. Los que tenían su butaca numerada llegaron más sobre la hora, pero el resto intentó ir lo más temprano posible para ubicarse en el mejor lugar. Tal como se había comunicado en la semana todos ingresaron mostrando el DNI en los ingresos.
Al tratarse de un nuevo escenario, los simpatizantes aún están buscando ese espacio que los identificará toda la vida con la cancha albirroja. Aquellos que fueron a la tribuna de 55 o la de 115 se tomaron algunos minutos para recorrer los locales gastronómicos del “Paseo de los Profesores”, uno de los grandes atractivos de la cancha.
Para el momento de la salida del equipo estaba todo organizada de hace bastante tiempo y no le faltó nada. Lo más impactante fueron las cuatro banderas gigantes, los famosos “telones”, que cubrieron cada uno de los sectores: en la popular de 57 la banda tenía las imágenes de Carlos Salvador Bilardo y Juan Sebastián Verón; en el edificio de 1 el trapo inmortalizó a Carlos Malbernat, José Luis Brown y al Ruso Prátola con la frase “Sentido de pertenencia”; en la tribuna de 55 el telón tenía el viejo escudo del banderín; y en la platea de 115, en donde se desplegó la bandera más grande, que tenía la imagen del estadio y un león con un claro mensaje, “Bienvenidos a casa”.
Pero eso no fue lo único del recibimiento: muchos globos largos rojos y blancos, banderas de todo tipo y el infaltable humo albirrojo. Este último estuvo colocado detrás de cada uno de los arcos y le dio el toque especial a dicho momento.
Obviamente que, mientras tanto, los hinchas entonaron el clásico “Pincha, mi buen amigo, esta campaña volveremos a estar contigo...”. Ya con los equipos en cancha, y recordando los 18 años de lucha para la construcción del estadio, se escuchó: “El Pincha no se vende”.
Cuando el Diego Abal dio el pitazo inicial, los nervios típicos de cada encuentro se adueñaron de cada uno de los simpatizantes, quienes en el complemento se descargaron gritaron el primer gol oficial del estadio marcado por Ángel González. Al final, se quedaron con una sensación agridulce por el empate del Decano.
Teniendo en cuenta que se trataba del primer partido oficial, la dirigencia tomó nota de algunas cosas a corregir para los próximos encuentros. Una de ellas fueron los ingresos y egresos, los cuáles por momentos se vieron saturados. En 115, por su parte, a algunas personas mayores les costó subir la gran cantidad de escalones y fueron haciendo “paradas” en los descansos.
En cuanto a cuestiones más técnicas, el sonido tuvo algunas fallas durante la jornada. La pantalla, en tanto, anduvo perfecta.
RECONOCIMIENTO A JUVENILES
En la previa del partido, la dirigencia de Estudiantes le hizo un reconocimiento a los planteles de Quinta y Novena que jugaron la semana pasada sus respectivas finales en la Superliga Juvenil. Primero fue turno para los categoría 2005, quienes cayeron ante River y luego a la 2001, campeona tras vencer 2-0 a Boca.
Con el trofeo obtenido en mano del capitán Segundo Pachamé, hijo de Carlos, los campeones dieron la merecida vuelta olímpica por el estadio. Varios de estos chicos, en el futuro cercano, estarán jugando en la Primera albirroja. Hay futuro para Estudiantes.
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