Hipótesis de suicidio y dudas en la muerte de la mujer imputada por estafas en IOMA

La familia de Silvina Tornati dijo que estaba deprimida. La policía investiga sus últimas horas y analiza sus posteos en redes sociales

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La muerte en Miami de Silvina Tornati, una empresaria bonaerense detenida e investigada por la Justicia por supuestas maniobras de estafas en la obras social IOMA, quedó envuelta ayer en dudas y ahora la policía norteamericana investiga los últimos movimientos para determinar si se trató o no de un suicidio.

Ayer, la familia de la víctima apuntó a un supuesto cuadro de depresión que la mujer habría estado padeciendo en los últimos días. Con todo, ahora se puso la lupa en sus últimas horas, cuando Tornati publicó posteos en redes sociales que quedaron en la mira de los investigadores.

Silvina Tornati, de 47 años, nacida en Pehuajó, fue encontrada muerta el pasado sábado poco después de las 4 de la tarde en Miami Beach, tras caerse de un balcón del hotel en el que se alojaba.

La mujer había sido liberado bajo fianza a fines de 2016, después de quedar detenida en el marco de una causa que investiga si junto a su ex pareja estafaron a la obra social de la Provincia mediante fraudes con internaciones domiciliarias.

Los testigos de la muerte, la mayoría huéspedes del Grand Beach Hotel, ubicado en la Avenida Collins, dijeron haber visto el cuerpo caer al vacío desde uno de los balcones hasta el estacionamiento y afirrmaron no haber escuchado gritos ni discusiones previas.

Tras identificar el cuerpo, la policía de Miami informó al Consulado, que a su vez notificó a la familia.

La primera hipótesis que se manejó fue la de un suicidio. Tornati, que vivía radicada en Italia desde hace dos años, había llegado hace un mes a Miami, ciudad a la que solía visitar y donde tenía varios amigos. Según delizaron ayer sus familiares, la mujer intentaba encontrar un empleo en Estados Unidos. Y en las últimas semanas estaba atravesando un cuadro de depresión por una oportunidad laboral que finalmente quedó trunca.

“Desde Cancillería se está en contacto con la familia (marido e hijos). Todos mencionaron que atravesaba una depresión, y una búsqueda de empleo en Estados Unidos que se cayó”, aseguraron ayer fuentes del Consulado a la prensa.

Tornati había llegado a Miami a principios de enero. Estaba buscando trabajo, pero también analizaba volver a Argentina, donde viven sus dos hijos.

Ayer, sus familiares la despidieron con sentidos posteos en las redes sociales, algunos de los cuales también robustecieron las hipótesis de un suicidio. “Me consuela saber que tu dolor desapareció...”, escribió su hija en una carta que subió a Facebook.

Con todo, la policía de Miami investiga ahora los últimos movimientos de Tornati para determinar si efectivamente se quitó la vida.

Los investigadores pusieron la lupa en la actividad en redes sociales de la empresaria. Horas antes de su muerte, ese mismo sábado 9 de febrero, la mujer publicó fotos y frases en Facebook que no parecen indicar que atravesara una situación de angustia previa a un suicidio. Los investigadores también intentan determinar si Tornati pasó sola la noche del viernes al sábado.

BAJO FIANZA

Silvina Tornati había dejado el país luego de quedar liberdada bajo fianza. En octubre de 2016 fue detenida junto a su ex pareja, Julio Alberto Tamburelli. Ambos residían en Tandil, donde tenían empresas de internación domiciliaria, y fueron acusados de cometer estafas en perjuicio de IOMA con una de las firmas, conocida como Clinicasa.

Según el fiscal de la causa, Jorge Paolini, “en su calidad de socios de la firma ambos defraudaron al IOMA mediante la presentación de documentación falsa, que daba cuenta de la prestación de un servicio de internación para la afiliada María Luisa Sánchez, el cual nunca se llevó a cabo ni tampoco había sido solicitado por la paciente”.

Por esta prestación, el IOMA había abonado a la empresa la suma de $58.000.

Así y todo, la Sala II de la Cámara de Apelaciones de La Plata decidió excarcelar a ambos a los dos meses, después de que cada uno pagara una cifra de $30.000 de fianza, medida que había recibido en sus momento fuertes reproches por parte del juez Juan Pablo Masi.

Tras su liberación, la mujer se radicó en Italia, aunque evaluaba retornar al país, donde residen sus dos hijos.

 

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