Exiliados en Shangái
Edición Impresa | 19 de Mayo de 2019 | 06:38
En “Pequeña Viena en Shangái”, Silvia Plager aborda la desgarradora historia de un grupo de judíos que ante el avance del nazismo en Europa se ven obligados a huir desde Austria y Alemania a China, ocupada por las tropas japonesas, y atravesada por el flagelo del opio, la prostitución y las hambrunas.
Los hechos que cobran vida en esta ficción están anclados en 1938 cuando la familia del médico Jonas Schranz, junto a su hija Hannah y su esposa Frida, logra conseguir la visa del consulado de China en Viena y parten por mar rumbo a Shangái.
En el Conte Rosso, barco que abordan en las costas italianas, conocerán al alemán Otto Poleman, que viaja con sus sobrinas cuyos padres fueron asesinados por los nazis, y al sueco Henning Mankel, hijo de un ingeniero que se traslada a Oriente para hacer negocios con la venta de armas.
La obra transita por historias de amor, pasión y muerte que se conjugan en la lucha por sobrevivir en un territorio desconocido y distante de los hábitos occidentales, que derivan en un choque cultural, muy bien plasmado por Plager, autora de además de “El cuarto violeta”, “Boleros que matan”, “La rabina” y “Las mujeres ocultas del Greco”, entre otras obras.
“Aspiraba a lograr una novela coral donde se escuchara lo que pensaba un chino, un mandatario nazi, un médico italiano no judío que se queda en Shangái al enamorarse de una joven, o una joven alemana que se enamora de un chino”, explica Plager acerca de la obra, editada por Plaza y Janés.
Sobre el origen de la historia, la autora detalla que todo surgió del pedido de una amiga. “Una amiga que viajó a Shangái me dijo que tenía que escribir sobre los judíos exiliados en China -cuenta-, y cuando me puse a investigar realmente me pareció una historia fascinante, porque hubo de 30 a 40.000 austríacos y alemanes que salvaron sus vidas gracias a un cónsul chino que les dio el visado para ir a Shangái, cuando ya estaban cerradas las puertas para los judíos en otros países. En ese momento vivir en Shangái era un gran desafío: era un lugar de terribles contrastes debido a los fumaderos de opio, la gran cantidad de prostíbulos, sumado a la ocupación japonesa, la lucha interna entre Mao Tse Tung y Chianf Kai Shek, en el entorno de la Segunda Guerra Mundial”.
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