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Judas y las elecciones


Daniel E. Chavez dice: “Así como durante dos mil años, los cristianos expresamos que ‘seguimos crucificando a Cristo con nuestras malas acciones’, igualmente expresamos que ‘lo seguimos traicionando cuando nos reiteramos en nuestras acciones culpables’, aludiendo de este modo a Judas Iscariote, discípulo de Cristo. Porque mientras el mundo sigue girando, seguimos estigmatizando al hombre mencionado (uno de los primeros seguidores de Jesucristo), como ‘el traidor’ por excelencia, como un modelo del error y la hipocresía. Pero, ¿es justo el calificativo que le impusimos y le seguimos imponiendo a través del tiempo? ¿Acaso no sabía Jesús que él lo traicionaría? ¿No hubo realmente arrepentimiento en Judas, al punto tal que llegó a ahorcarse después de su traición? En este año electoral que vivimos los argentinos, ¿pensamos en algún momento en el Salvador, en Judas ‘el traidor’, y en nuestro compromiso con Dios y con el mundo en que vivimos? El enigmático caso del seguidor de Cristo, me lleva a pensar que los últimos instantes de su vida fueron similares a los de muchos de los hombres y mujeres de nuestros días, que viven en una confusión parecida a la que vivió el mencionado discípulo, cuya descripción de la misma, hago de la siguiente manera: ‘Sin rumbo en la noche, él trata de avistar el horizonte perdido; multitudes de estrellas en el cielo no bastan para indicarle el camino, y se pierde en el extravío, en la soledad en la que el sol se ha dormido. Tiene el pensamiento trasnochado como un borracho empedernido; es un ave con las alas quebradas, un frondoso árbol caído, un cactus en el desierto bravío amarrado al silencio cruel del destino. Agua busca sediento en el estío, hambre y pena se suman en su recorrido; se detiene acá, no encuentra nada; no sabe si se posa sobre sí una mirada; no puede saberlo pues divaga y pasa entre la gente desapercibido’”.

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