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La leyenda del U202

El 22 de junio de 1942 un submarino alemán atacó con torpedos y hundió en el Atlántico y a 120 millas del puerto de Nueva York al carguero argentino Río Tercero. Murieron cinco de los 44 tripulantes de la nave

La leyenda del U202

el río tercero estaba claramente identificado como buque mercan te /archivo

Ricardo Jaén

15 de Septiembre de 2019 | 06:19
Edición impresa

Analista en riesgo político.

La política de neutralidad de la Argentina durante la segunda guerra mundial fue sostenida por distintos gobiernos locales y en muy distintos momentos del conflicto hasta que finalmente sobre el fin de la contienda se le declara la guerra a las potencias del EJE (1945).

La neutralidad argentina era “un juego de tres” del que participaban activamente Inglaterra, Estados Unidos y Alemania.

Cada uno de “los participantes” hasta finales de 1941 obtenía sus beneficios:

Inglaterra se aseguraba que la mayor parte de los vitales y estratégicos envíos de carne y cereales que abastecían y sostenían su frente de batalla, bajo la protección de la bandera argentina, llegaran a sus puertos.

Estados Unidos también sostenía la neutralidad de toda “América”.

Alemania se beneficiaba de los puertos clandestinos del sur para repostar a sus submarinos en el Atlántico y moverse libremente en actividades de espionaje en Buenos Aires además de ser el tercer comprador más importante de materia prima.

Esta comunidad de intereses se rompe con el ataque de Japón a Pearl Harbor el 7 de Diciembre de 1941 con el cual EEUU entra por una guerra en el Pacífico a su verdadero objetivo, la guerra en el Atlántico.

Inmediatamente cambia la política del Departamento de Estado que pretende que “en bloque” las naciones americanas entren en el conflicto bélico a su lado, al menos simbólicamente.

La Argentina (con el apoyo solapado de Gran Bretaña cuyo Primer Ministro Winston Churchill consideraba vital contar con el abastecimiento argentino, mas allá de las promesas de Roosevelt de poder suplirlo, las cuales le parecían difícil de cumplir al principal estratega de la guerra en Europa hasta ese momento, y la Alemania nazi que querían seguir gozando de las “ventajas”) entra en un periodo de fuerte disputa con Washington entre 1942 y 1945, desafiando la política norteamericana para la región y liderando un bloque de naciones contrarias a dejar la neutralidad.

En este marco de política internacional, ocurre el hundimiento del carguero Río Tercero, que no era el primero sino uno más de tantos barcos de bandera nacional que había sido atacados, por “los lobos solitarios” de la marina de guerra alemana.

El 22 de Junio de 1942 el U202 al mando del Comandante Hans Linder, intercepta a 120 millas del puerto de Nueva York al Río Tercero y lo torpedea hasta producirle el hundimiento que arrojara un saldo de 5 muertos de sus 44 tripulantes.

Alguno de ellos declaro posteriormente que en solo 11 minutos el navío fue tragado por el agua.

Esta acción desató en Buenos Aires “una enorme tormenta política” entre el gobierno de Castillo (un conservador típico del caudillismo católico del interior) y los llamados partidos y simpatizantes “aliadófilos” y del fin de la neutralidad.

Los diarios de la época lo incorporaron como tema central de su agenda y aparecieron títulos como “Ataque a traición” en los más sensacionalistas de la tarde a los editoriales examinando la política de neutralidad de los más tradicionales.

Pero examinemos a la luz de los documentos existentes cual era el protocolo de un barco neutral para navegar en zona de guerra.

El Río Tercero navegaba al mando del capitán Pedro Scalese con carga general, de regreso a Buenos Aires luego de haber descargado cereales en Nueva York.

Era un barco construido en el año 1912 y de 4866 toneladas y había sido, a principios de la guerra, retenido en el puerto de Necochea. La Argentina lo compra, en el año 1941, con el objeto de formar parte de la Flota Mercante del estado Argentino y lo rebautiza con el nombre de Río Tercero.

Estaba totalmente desarmado y llevaba pintadas 13 banderas en los costados y superestructura (de los 5 requeridos en el protocolo) y su nombre escrito 9 veces lo que permitía su clara identificación por cualquier eventual atacante.

Lo usual a ese momento de la guerra era que el submarino emergiera e inspeccionara al navío, si le quedaba alguna duda en cuanto al transporte del tipo de carga (no podía ser de uso bélico).

Sin embargo el Comandante no dudo una vez avistado e identificado el barco en torpedearlo.

Este comportamiento le da algún fundamento a la “leyenda” de que el ataque no fue al azar ni tampoco una confusión.

El motivo hubiera sido que el Capitán del carguero argentino, Pedro Scalese había informado la ubicación por radio a la marina norteamericana de otro submarino alemán que los había interceptado anteriormente e inspeccionado.

Abonaba también está “teoría” la existencia de una recompensa no oficial que pagaba la marina de EEUU a los Capitanes de cargueros no beligerantes por informar la posición de sumergibles.

Este relato fue acusado de ser promovido por el gobierno argentino para “justificar” el incidente por el abandono de la neutralidad por parte del Capitán con dicha acción.

La oposición a Castillo recogió la declaración del telegrafista del buque, Roque Volpe, que califico de “…de absoluta falsedad esas presunciones” y responsabilizo a la Cancillería argentina de “ese relato” para no tener que tomar represalias con los intereses alemanes en el país.

Nunca se terminó de aclarar el incidente y el gobierno argentino acepto los argumentos y las correspondientes disculpas del gobierno nazi, “que solo cuando se recogieron sobrevivientes se dieron cuenta de la nacionalidad del buque”.

Dos hechos que fueron debidamente comprobados agregan un poco más de misterio a la leyenda del U202:

El Capitán Scalese le niega al Comandante Linder haber enviado mensaje de SOS cuando se avisto al submarino. Pero esta corroborado que el mensaje se emitió.

Que el barco no tenía libro de navegación. Pero sí lo tenía aunque desapareció.

Finalmente para la Marina de Guerra Alemana, única de las tres armas que se jactaba de no ser de raigambre nazi, la acción si no hubiese sido producto de un hecho bélico, cubriría a la nave y su tripulación en un muy grande deshonor convirtiéndose en una “leyenda negra” para los códigos navales.

Bibliografía y fuentes.

• Alain Rouquié. “Poder militar y sociedad política en La Argentina”. Emece. 1981

• Hugo Raúl Satas/Sergio Pujol. “Historia de Nuestro Tiempo”. EPC . 2003

• Ricardo Julio Jaén. “La Argentina, la neutralidad y algunos aspectos sobre política económica.” Cuadernos de la Facultad. Facultad de Ciencias Humanas. 1984. UNRC

• Tulio Halperin Donghi. “La democracia de masas”. Paidós 1983

www.histamar.com.ar

www.ara.mil.ar

En los diarios de la tarde de la época aparecieron títulos como “Ataque a traición”

El Río Tercero navegaba desde Nueva York al puerto de Buenos Aires

 

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