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Espectáculos |ESTRENO EN LA TEVÉ

Lito y Liliana Vitale: “MIA fue un alero protector, el rock nos salvó a muchos de nosotros”

Los hermanos protagonizan el documental “Rivera 2100”, que rescata la historia de la mítica casa que sus padres construyeron, que sirvió de refugio musical durante la dictadura y que se convirtió en el hogar de MIA, la emblemática cooperativa musical que resistió en el margen desde el arte

Lito y Liliana Vitale: “MIA fue un alero protector, el rock nos salvó a muchos de nosotros”

Liliana y Lito, revisando viejos recuerdos en “Rivera 2100”

Pedro Garay

Pedro Garay
pgaray@eldia.com

19 de Octubre de 2020 | 04:21
Edición impresa

En medio de la más profunda oscuridad que vivió la sociedad argentina, un matrimonio construyó con sus propias manos un fuerte para la resistencia, hecha de luz, música y solidaridad: la casa que Donvi Vitale y Esther Soto edificaron en Villa Adelina, en una esquina inhóspita ubicada frente a los galpones del ferrocarril, en un país inhóspito, gobernado por la más sangrienta dictadura cívico-militar, es el corazón de “Rivera 2100”, documental de Miguel Kohan que, según Liliana Vitale, hija de la pareja, retrata “el legado de mis viejos”, un legado construido a pulmón en aquella esquina que se convirtió en “un alero protector, en el que puertas adentro se ejercía una libertad creativa, una alegría de hacer”, hogar de la cooperativa musical MIA, Músicos Independientes Asociados.

Liliana, al igual que su hermano Lito, bucean en la película, que se estrena el jueves en Cine.Ar, en sus memorias personales y musicales, entrelazadas ambos, mientras revuelven el interminable archivo de sus padres, y varios del medio centenar de músicos que fueron parte de aquella cooperativa fundamental entran y salen de campo para retratar la historia de Donvi, Esther y esa casa musical. Una idea que nació en la mente de Lito Vitale, en charlas con la productora del filme, Baraka Cine, mientras el artista hacía la música para “Zonda”, de Carlos Saura.

“Querían hacer una película sobre la historia de mis viejos, y yo les dije que basemos un poco la historia en la casa de Villa Adelina: me pareció que estaba bueno pensar en que más allá de mis viejos, podíamos poner en valor la producción independiente”, explica Lito, en diálogo con EL DIA. “La idea de Lito era hacer una película sobre la casa: ese fue el impulso para arrancar, pero a partir de la convocatoria de Miguel Kohan para dirigir, la película tomó otro cariz”, agrega Liliana: apareció allí la visión del director, que tomó distancia de la personal historia para rodar desde “un punto de vista, respetuoso, misterioso y amoroso”.

Y desde el lugar de los hechos: aquella casa edificada por Donvi y Esther es donde hoy viven los hermanos Vitale, al igual que buena parte del material de archivo utilizado en el documental, que ocupa una habitación entera, casi un museo, en la casa. También aparecen en la cinta las voces y escritos de Donvi, y el testimonio de Esther Soto, quien al inicio del rodaje todavía vivía: luego se enfermó y se frenó el rodaje. Al reiniciarse, los hermanos Vitale se encontraban en plena conversión de esa sala, la antigua habitación de su madre, en un museo: allí transcurre buena parte de la cinta de Kohan, entre recortes, libros, discos, apuntes y herramientas, que muestran, dice Liliana, cómo “esta casa tiene ese espíritu de acción, de trabajo. Y no de buscar trabajo, de inventar trabajo, de inventárselo. Es una casa llena de herramientas para la creación”.

EL NACIMIENTO DE MIA

Una de esas creaciones fue MIA, que tiene su génesis cuando el padre de familia, percibiendo el interés genuino que tenían sus hijos por la música, se dedicó a investigar y crear un método de enseñanza musical diferente al establecido: fue tan efectivo que Rivera 2100 empezó a llenarse de alumnos, y algunos de ellos, a mediados de la década del 70, fundaron la cooperativa.

“La gente, en plena dictadura, nos dejaba la dirección, el teléfono, nos enviaba un giro… Nos tenía mucha confianza, fue muy fuerte”

Liliana Vitale

 

MIA se fundó sobre la idea de ser músicos independientes, del Estado y de la industria musical, y de la necesidad de actuar asociados, porque la independencia sin redes no bastaba para avanzar. Todo, en medio de la dictadura: MIA existió en el momento más terrible del país: salías a la calle y te jugabas la vida, es así”, afirma Lito.

Donvi y Esther reglaron el funcionamiento de MIA lejos de la lucha armada, proponiendo una resistencia desde la cultura. “Esa era la idea, resistir, proponer desde lo artístico: lo último que hizo MIA fue ‘La compañía del Circo Mágico’, sobre una persona que perdía su sombra… y nadie de los milicos que vino a pispear entendió la metáfora”, se ríe Lito, aunque se pone serio rápido: “Eran bestias, muy poco cultos, con poca inteligencia… Estábamos en manos de bestias, de sádicos que quebraron una generación entera”.

“Egberto Gismonti nos dijo que le gustaba MIA porque íbamos por la fisura, no tratábamos de romper el muro, que era prácticamente inexpugnable”, se suma Liliana a la idea. Así, MIA se convirtió en “un alero protector: puertas adentro se ejercía una libertad creativa, una alegría de hacer… El rock nos salvó a muchos de nosotros, como ahora, en esta situación: por un lado, hay cosas totalmente cerradas, y por otro el alma humana se las rebusca para seguir sintiéndose libre y creativo”.

“La idea de MIA era resistir, proponer desde lo artístico: lo último que hicimos fue ‘La compañía del Circo Mágico’, sobre una persona que perdía su sombra… y nadie de los milicos que vino a pispear entendió la metáfora”

Lito Vitale

 

La resistencia era doble, porque aunque “siempre existió la autogestión en el rock”, dice Liliana, “esto era algo diferente, tenía mucho del espíritu independiente que mi viejo había tomado del teatro independiente, y tenía la cabeza organizadora, creadora de sistemas, de mi vieja. Como el sistema de la compra de un disco por adelantado”, una especie de “crowdfunding” de la era analógica, inédito hasta ese momento de la historia: MIA pedía dinero por adelantado para un disco que aún no había salido, por carta o teléfono, a números que la gente había aportado para recibir novedades y que se convirtieron en un fichero con datos de cinco mil personas.

“Nos agarró una inflación, y lo que habíamos ganado del disco anterior no alcanzaba para el próximo. Entonces, inventó ese sistema, y la gente en plena dictadura nos dejaba la dirección, el teléfono, nos enviaba un giro… Mucha confianza, fue muy fuerte”, cuenta Liliana.

“Fue algo improvisado por mi vieja, como ese fichero, que después se transformaron en estándar en todo el mundo: hoy cualquiera que te vende algo te pide los datos para mandarte información”, suma Lito.

Esther quemó el fichero en los 80, cuando tras llamar a varios de los interesados una voz al teléfono, del otro lado, les dijo que habían desaparecido. Algunos meses antes, se lo habían querido comprar: “Cuando Osvaldo Papaleo se propone traer por primera vez a Egberto Gismondi, nos fue a ver: como nadie conocía a Gismonti, quiso comprar el fichero. Quería esas cinco mil personas, no eran poquitas: a nivel de porcentaje, como dijo Pipo Lernoud, siempre fuimos el 5%, pero éramos un núcleo duro de gente activa en la cultura. Mi madre le dijo que tenía precio”, adelanta Liliana una anécdota que aparece en el documental.

Es que “nos poníamos la camiseta del concepto de autogestión: pensamos que era el único camino para nuestra música”, dice Lito. “Nosotros no pertenecemos al otro mundo, más allá de que yo he tenido espacio en la televisión, siempre quisimos mostrar algo que no estuviera contaminado por el medio, que no tenga los componentes nocivos de estos medios. De hecho MIA nunca fue a la televisión: Badía nos perseguía, pero mi viejo le explicó que no íbamos a ciertos lugares para comunicar lo que hacíamos”.

AL MARGEN

“No es que éramos famosos, que éramos el mainstream. Pero dábamos clases, teníamos un fichero de la gente que nos seguía, sabíamos sus nombres, los llamábamos. Eso forma parte del modo de acción de mi papá, que decía en los últimos tramos de su vida algo que había escuchado de algún director técnico: ‘Corazón y pases cortos’. Ese fue el modus operandi de MIA”, reflexiona Liliana.

Los secretos autogestivos de MIA fueron pasados de ese modo artesanal a la generación post-dictadura, pero también sobrevive esa música creada en colectivo que, cuenta Liliana, “de hace unos años a esta parte uno encuentra que la escuchan muchos jóvenes”.

Es que la alineación de músicos afiliados a MIA es verdaderamente ilustre: artistas como Alberto Muñoz, el “Nono” Belvis, Juan del Barrio, Daniel Curto, Verónica Condomí, Mex Urtizberea, Gustavo Mozzi, Kike Sanzol, Emilio Rivoira, Perla Tarello, entre otros tantos que junto a Liliana y Lito Vitale integraron las diferentes e innovadoras formaciones (dúo, coro, trío) de MIA y que vivieron de otras actividades – en general la docencia - para no comprometer la calidad de la obra; se sumaban a otros artistas que pasaron por Rivera 2100 para colaborar, artistas como Luis Alberto Spinetta, Miguel Ángel Estrella, Gustavo Santaolalla y Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.

También andaba por allí la gente del Expreso Imaginario, y esta gigantesca red de artistas de diversos caminos de la vida generó el suficiente ruido para que MIA sobreviviera desde el margen, nutriéndose de un verdadero guiso musical, hecho con los diversos elementos que había en esa cocina, que involucraba “cosas bien distintas: una lección para estos tiempos presentes”, opina Liliana. “El rock permitía cruces de géneros, siempre fue muy abierto, no eran cerrados como el tango y el folclore, hubo un Mederos en el primer disco de Almendra, una zamba en el primer disco de Arcoiris. El rock se abría a todo. Y en MIA no había líder de grupo, era un colectivo, donde había varios artistas con su estética personal”.

Con música de Lito Vitale, improvisaciones en base a trabajos de “los compositores que habían participado en el núcleo fundamental de la música de MIA, improvisaciones que son funcionales al documental, pero el que tenga un lugarcito en su memoria para MIA las podrá reconocer”, “Rivera 2100” debutará en la pantalla de cable de Cine.Ar el jueves, y desde el viernes estará disponible en la pantalla on demand de Cine.Ar, gratis.

 

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