Aseguran que la pandemia agravó la obesidad en chicos
Edición Impresa | 12 de Noviembre de 2020 | 02:01

La Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires informó ayer que más del 41 por ciento de los niños, niñas y adolescentes de nuestro país tiene problemas de sobrepeso u obesidad, y aseguraron que la pandemia “empeoró la situación”.
El responsable del Observatorio de Derechos de NNyA de la Defensoría bonaerense, Walter Martello, aseguró que, ante la vuelta al sistema presencial, “urge aplicar la legislación vigente que impulsa hábitos saludables desde los entornos escolares, como así también avanzar en distintas herramientas para reducir la exposición a la promoción e influencia de bebidas y alimentos malsanos”.
Según precisó Martello, un estudio realizado en Italia, tomado como referencia por profesionales del Hospital Garrahan, mostró que pacientes niños y adolescentes no manifestaron cambios favorables respecto de la ingesta de vegetales ni frutas durante la cuarentena y, por el contrario, los alimentos que ingirieron fueron en su mayoría papas fritas, carnes rojas y bebidas azucaradas.
Los datos y la advertencia de la Defensoría bonaerense, vale aclarar, entran en sintonía con los datos difundidos por este diario semanas atrás que daban cuenta precisamente de esta problemática en los más chicos.
En los últimos días, de hecho, distintos trabajos de aquí y del resto del mundo vienen advirtiendo sobre el impacto que aislamiento tendrá en el peso de los menores.
“El problema ya existía antes del coronavirus -apunta la especialista en nutrición Luciana Romero-, pero está claro que con las salidas limitadas y la actividad física reducida este problema se agravó aún más”.
Los últimos datos sobre el tema, apunta la experta, “indicaban que el 20,7% de los niños tiene sobrepeso. Si bien en el país no se realizaron hasta el momento estudios para conocer el impacto que el aislamiento social preventivo obligatorio tiene en el peso de nuestros chicos, todos los indicadores y todas las investigaciones coinciden en que la problemática se acentuó”.
Peor alimentación (snacks, bebidas azucaradas, galletitas, etcétera), más horas de pantalla y menos actividad física son el cóctel propicio para agravar el creciente drama de la obesidad infantil, que hasta el año pasado afectaba en el país al 20,4% de la población de entre 5 y 17 años, de acuerdo a los datos oficiales.
“El incremento de consumos de este tipo de alimentos y bebidas aumentó en un rango de 5 a 1″, detalló Martello, y recordó que el exceso de peso es uno de los principales factores de riesgo ante el COVID-19.
El titular de la Defensoría incluso aludió a una reciente investigación publicada por Obesity Reviews que describe que las personas con obesidad, que contrajeron el SARS-CoV-2, tienen un 113% más de probabilidades que las personas de peso saludable de ingresar al hospital, un 74% más de probabilidades de ser ingresadas en terapia intensiva y un 48% más de probabilidades de morir.
Desde hace cinco años, en la provincia de Buenos Aires rige la Ley 14556 que establece la estrategia integral de educación para la salud. Esta normativa resulta aplicable en el sistema educativo en todos sus ámbitos, niveles y modalidades, de gestión estatal y privada. Esta ley, entre otros aspectos, dispone que se deben incluir contenidos para la promoción de la salud y la prevención de enfermedades en la currícula, con una secuencia lógica y progresiva, ajustada a los requerimientos, mediante una metodología que favorezca la participación de los alumnos y alumnas. A su vez, obliga a que los comercios, ubicados en los establecimientos educativos, garanticen el expendio de productos tendientes a promover una alimentación saludable.
“Creemos necesario fortalecer y mejorar lo establecido en la Ley 14556 y su norma reglamentaria -apuntó Martello-, incorporando de manera expresa y pormenorizada a la currícula contenidos de Educación Alimentaria Nutricional (EAN), empezando desde la enseñanza inicial y básica y continuando en la enseñanza secundaria o su equivalente”.
Este diario, como se dijo, hace tiempo que viene siguiendo el avance de este fenómeno con numerosas publicaciones en las que especialistas abordaron la problemática e hicieron foco en el contexto en que se produce. “La responsabilidad de atenuar este problema es exclusivamente de los adultos -asegura Romero-. Somos nosotros quienes tenemos que trazar las coordenadas de una alimentación saludable. Y si los indicadores demuestran que el sobrepeso aumenta en los chicos, se debe básicamente porque los grandes estamos haciendo las cosas mal”.
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