Preparar a los estudiantes para la vida universitaria
Edición Impresa | 13 de Marzo de 2020 | 03:05

El comienzo en la Universidad Nacional de La Plata de los programas de apoyo para los alumnos que terminan este año el secundario replantea -si se busca y enfoca la cuestión de fondo- la preocupación por las deficiencias que suelen exhibir no pocos jóvenes del nivel secundario al llegar a estas instancias. Lo cierto es que el tránsito del secundario a la Universidad parece ser demasiado arduo para estudiantes que exhiben una mala preparación.
Como bien se conoce suele acontecer, especialmente en algunas materias correspondientes a las ciencias duras, que, ya en los cursos de ingreso previos al inicio del ciclo lectivo, los profesores de la UNLP se topen con alumnos que les confiesan no haber tomado nunca contacto en el bachillerato con temas que forman parte de estas etapas de preparación.
Ahora, tal como se informó en este diario, entre el 16 del corriente y el 3 de abril e estará abierta la inscripción al Programa de Apoyo de la UNLP, en su modalidad presencial, destinado a estudiantes que se encuentran cursando el último año del secundario y que busquen ingresar el año venidero a la casa de altos estudios.
En cuanto a la formación deficiente de los estudiantes, lo cierto es que existe un dato ciertamente inquietante de los últimos años: el que muestra que no se vinieron observando mejorías sustanciales, más allá de las pequeñas oscilaciones estadísticas que pueden registrarse, en los porcentajes de aprobados y desaprobados. Un enciclopedismo mal entendido y enseñado impide un mayor plenitud de conocimientos en muchos jóvenes. Ello, sin dejar de advertir que se siguen comprobando múltiples casos de desorientación vocacional en los alumnos, muchos de los cuales abandonan luego sus estudios universitarios originales por esa causa.
El dato alentador, sin embargo, es que se ve patentizada la preocupación de las autoridades educativas y de los docentes por encontrar alternativas frente a una situación que, evidentemente, expresa la grave crisis cualitativa que afecta al sistema educativo en general. Los distintos mecanismos puestos en práctica para generar un acercamiento entre el sistema educativo del nivel secundario al universitario son la prueba de ello.
Debe insistirse, sin embargo, en que la cuestión merece una enorme dedicación y que exige una atención prioritaria en los máximos niveles de conducción educativa. Mejorar la calidad de la enseñanza y garantizar una formación más sólida en los distintos niveles escolares debería ser, en efecto, un objetivo fundamental.
Si no se apunta a lograr una escuela secundaria de excelencia, cualquier política educativa estará fallando en su base misma. Para eso, los estándares de exigencia deben ser evidentemente revisados y, al mismo tiempo, se debe poner el acento en la capacitación docente. Cuanto menos, ha sido saludable que se admita la existencia y gravedad del problema.
Se ha llegado a una situación de la que no será fácil salir. El deterioro integral del sistema educativo reconoce variables tan diversas como complejas. Pero es necesario que, paso a paso, se inicie un proceso de recuperación con la premisa básica de alcanzar niveles aceptables de calidad. En realidad, lo que se requiere –tomando como parámetro de juicio el nivel de muchas universidades del mundo- es un proceso que le devuelva a la educación pública argentina la Argentina la excelencia perdida.
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