Cómo sigue la investigación con los chicos

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Como paso siguiente, los responsables de la investigación quieren ahora avanzar en la toma de muestras de los pacientes que hayan ingerido distintos tipos de comidas para observar si hay variaciones en los niveles de las hormonas, es decir si la producción de cada una responde a la presencia de grasas, hidratos de carbono u otros componentes de la dieta.

“Sin eludir las complejidades que supone el trabajo en instancias clínicas -es decir con personas-, como por ejemplo la necesidad de contar con consentimientos informados y evaluaciones por parte de un comité de ética, estamos muy entusiasmados con el curso de la investigación, ya que la interacción entre el universo científico y el de la práctica médica nos permitirá aplicar todo el conocimiento que se genera en el laboratorio”, sostienen.

Desde la parte médica del estudio, por su parte, las doctoras Hernández y Garrido sostienen que la colaboración entre los científicos y los médicos permitió “mejorar el estudio de estos pacientes, relacionar datos de laboratorio con la clínica de cada uno y enriquecer los resultados, y en definitiva lograr que el conocimiento ayude a la sociedad a enfrentar el flagelo de la obesidad”.

 

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