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Séptimo Día |“INVERSIONES” ALEMANAS EN EL PAÍS

La ruta del dinero nazi en la argentina

Fritz Mandl se definía como “empresario y productor”, pero su negocio era el de la venta de armas y además, uno de los actores centrales en el lavado de fondos de origen más que dudoso

La ruta del dinero nazi en la argentina

Castillo-Fritz-Mandl-la-cumbre, provincia de córdoba

RICARDO JAÉN
Por RICARDO JAÉN

8 de Marzo de 2020 | 06:52
Edición impresa

La siempre caprichosa mirada sobre la ruta del dinero nazi en la Argentina, que ha transitado desde investigaciones académicas hasta panfletos políticos, estará centrada en un curioso personaje que desde la década del treinta hasta su muerte, ocurrida el 8 de Agosto de 1977, fue sin duda uno de los operadores del “lavado del dinero nazi”: Fritz Mandl.

Acusado de “agente nazi”, perseguido por la Gestapo, amigo de Mussolini, enemigo de Hermann Göring quien le expropia sus bienes, “agente de EEUU”, ciudadano argentino por adopción, judío/católico, es sin duda un personaje inabarcable y muy difícil de clasificar, quizás explicado un poco por la profesión que hereda de su familia: la de fabricante de armas.

De padre judío y madre católica, nuestro personaje había nacido en Viena con el siglo XX en una Europa que, bajo los efectos de la depresión, comenzaba a transitar una espiral ascendente de violencia social y nacionalismo. Es en esos tiempos convulsos que a los 30 años queda al frente de la empresa.

Los países se preparaban para guerras civiles o nacionales y a Fritz le sobraba talento y sentido de la oportunidad para hacer crecer su negocio al infinito.

Fue una pieza clave en la venta secreta de armamento para el rearme alemán aunque también abasteció a Francia para reforzar el más poderoso ejército europeo hasta ese momento. En la guerra civil española atendió con la misma deferencia a los dos bandos y también les vendió armas a los etíopes para defenderse de los cañones que él mismo le había vendido a su amigo personal Benito Mussolini. Sudamérica no había quedado fuera de sus negocios ya que tuvo de cliente a Bolivia enfrentada al Paraguay en la tremenda Guerra del Chaco.

Cuando alguien lo trataba de traficante de armas con ánimo de ofenderlo, él respondía: “empresario y productor”.

Una verdad incontrastable era la existencia de sus fábricas de Hirtenberg en el actual distrito de Baden, Baja Austria, a unos 30 kilómetros de Viena, con sus casi 30.000 trabajadores. (En la actualidad el Grupo Hirtenberg sigue siendo productor de armamento entre otras actividades). Pero también era cierto que a él le gustaba cerrar sus ventas personalmente con un buen cigarro Havana y un Brandy de Armagnac de 25 años con el cliente y líder de turno.

Hombre de una vasta cultura, muy consciente de que la información era poder, la utilizaba como pocos, tanto para adelantarse a los acontecimientos políticos como para seducir una mujer.

Precisamente las mujeres hermosas y los trajes a medida eran, después de su negocio, dos de sus máximos placeres. Hombre creyente en la institución del matrimonio, se casó cinco veces, aunque su segunda esposa fue sin duda la más famosa: Hedy Lamarr. Su verdadero apellido era Kiesler y era una hermosa actriz austríaca que llegó a la fama cuando en 1933 protagonizó la película del director Gustav Machatý, “Ecstasy” (Éxtasis) donde por primera vez en el cine hay un primer plano de la cara de una mujer en medio de un orgasmo. Esa escena junto a otras de desnudos hacen de la película y de su protagonista el centro de “un debate acerca de la moral y el sexo en el cine”. La película fue censurada en varios países pero curiosamente resultó premiada en Roma alimentando aún más la polémica. Se casaron ese mismo año (cuentan que Mandl utilizó una buena parte de su fortuna comprando el original y cuanta copia de la película había) y después de cuatro “complicados” años de matrimonio, Hedy logró “escapar” a París y desde allí después de divorciada, llegar a Hollywood y nacionalizarse norteamericana desarrollando una carrera como actriz, cuyos puntos más altos fueron los filmes: Sansón y Dalila (con Víctor Mature en 1949) y Tortilla Flat (con Spencer Tracy y John Garfield en 1942).

Pero nuestro hombre no se desanimaba fácilmente con esto del matrimonio y unos meses después, ya en 1938, se casó con Herta Wrang con quien llegará a la Argentina en octubre de ese año, inmediatamente después de que Hitler anexara Austria y él se insultara personalmente con Göring.

Antes, desde su villa en Antibes en la costa azul francesa donde se había instalado con la ayuda de “su amigo Mussolini, consiguió una generosa compensación económica del estado alemán por sus fábricas, pero lo más importante es que le permitieron recuperar su valiosa colección de obras de arte y algunos de sus Roll Royce, en particular uno con el que desembarcará en Buenos Aires, modelo Roll Landau y por cierto, un número difícil de determinar pero sin dudas significativo de lingotes de oro que depositaría en custodia en el Banco Central de la República Argentina.

No era su primera vez en Buenos Aires, ya tenía algunos intereses por aquí: una arrocera en Entre Ríos, una mina de carbón en Mendoza, campos en la provincia de Buenos Aires y en la Patagonia, además del 15 % de la Naviera Mihanovich. Esta vez lo hará en condición de refugiado, solicitará y obtendrá la ciudadanía argentina.

En su trabajo “Las inversiones Alemanas en Argentina. 1933/1945” el investigador Mario Rapoport menciona un verdadero póker de hombres que manejan durante la guerra el operativo de lavado de capitales provenientes de la Alemania nazi y que incluye empresas y bancos de ese mismo origen radicados en el país: Ludwig Freude, Thilo Martens (agente naviero), Heinrich Doerge (asesor de los bancos alemanes en Buenos Aires) y por supuesto el “cerebro”, Fritz Mandl. El principal instrumento financiero diseñado por el cuarteto fue el grupo de empresas que se conocían como “la triple S”: Seguritas S.A, San Juan S.A y Stella S.A.

Cuando la guerra comienza a definirse claramente para el bando aliado la actividad crece ostensiblemente. Entre fines de 1942 y 1944 se establecen 98 nuevas firmas locales como resultante de transferencias de capital girados desde Berlín a sucursales locales de bancos alemanes mediante la intervención del Banco Central de la Argentina. Los giros llegaban al Banco Central y desde allí se derivaban a las sucursales en Buenos Aires del Deutsche Bank, del Banco Alemán Transatlántico y al Banco Germano del Río de La Plata.

La leyenda siempre hizo hincapié en que el tesoro nazi se componía de lingotes de oro, que los hubo, desembarcados en misteriosos submarinos, que también los hubo, pero las investigaciones más serias apuntan a estas empresas de capitales alemanes.

Mientras esto ocurría, “nuestro protagonista” era, para 1942, un habitué en las páginas de sociales de los principales diarios de la capital, seguía estrenando trajes a medida casi a diario (Una nota de la revista Time de 1945 menciona que posee más de trecientos) usando su distintivo clavel rojo en el ojal, acusado de tanto en tanto de pegarle a su mujer y no siendo aceptado como socio en el Jockey Club, donde siempre una bolilla negra se atravesaba en su camino por más “esfuerzos de simpatía, influencia y hasta monetarios que hiciera para lograr esa “distinción”.

El fin de la guerra lo encuentra viajando permanentemente a Europa y EEUU, descansando en su castillo en La Cumbre, que lo había reformado a su gusto con la impronta minimalista de Jean-Michel Frank y amueblado por “Casa Comte” , quizás el más prestigioso comercio de Paris en el rubro. También solía residir en una hermosa propiedad en la zona del Llao Llao sobre el espléndido lago Nahuel Huapi o en su confortable y palaciego chalet de Mar del Plata.

En alguna de las frecuentes tertulias con el General Juan Domingo Perón, en 1951 conoció a Gloria Vinelli (argentina) con quien se casó luego de separarse de su esposa alemana. Con Gloria tuvo una hija, Renee Mandl.

A comienzos de 1956 volvió a Austria y a partir de allí, si bien consiguió que se le restituyeran sus fábricas, siguió viajando regularmente a la Argentina, gusto que inculcó también a sus hijos.

Hábil en desarrollar productivos y convenientes vínculos, tuvo una muy buena relación con el Empresario Jorge Antonio pero también con Arturo Frondizi y Oscar Alende. Políticos, empresarios, artistas y militares eran sus frecuentes invitados en alguna de sus residencias, tanto cuando vivió aquí como cuando viajaba desde Viena. Posiblemente hoy para algunas familias locales y filiales de empresas alemanas sea incomodo recordarle.

Murió en 1977, pero sin embargo, su historia no se agota hasta casi el siglo XXI. En Junio de 1996, el número dos del Centro Simon Wiesenthal vino a la Argentina a pedir formalmente al BCRA que abriera los archivos de los depósitos de oro y divisas de la década del 40 y una lista adjunta de 334 personas. Se le respondió que esos archivos no existían, esos registros posiblemente se hubieran extraviado o quemado.

Después de una serie de llamadas internacionales, que tuvo con el entonces Presidente de La Nación Dr. Carlos Saúl Menen como uno de los interlocutores y con la intervención directa de Hugo Anzorreguy, el enviado oficial de Wiesenthal, logró subir al avión con cinco amarillentos tomos. Estaban caratulados de la siguiente manera:

1. Caracoles

2. Gran Tesoro

3. Oro en custodia.

4. Barras de oro

5. Sobrantes de oro en bancos.

Esta historia continuará...

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Fritz Mandl

Hedy lamarr, la más famosa de las mujeres de Fritz Mandl / web

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