Un virus con dos pandemias
Edición Impresa | 15 de Abril de 2020 | 01:35

JOSÉ MARÍA TAU
Vipte. Asoc. Argentina de Bioética Jurídica
Autor inevitable en el tema de la información y comunicación digitales, Pierre LEVY anticipaba que sin las debidas advertencias internet se podía transformar en otro diluvio universal. No de agua, sino de información. Estamos sumidos en otra pandemia: la de exceso de información e imprecisiones acerca de los peligros de este enemigo invisible.
Por la ventana (“Windows”) o el smartphone observamos de todo con las más diversas motivaciones. Hace pocos días lo expresaba excelentemente Sergio Sinay en la nota publicada en este diario titulada “El virus negro”.
Pero lo más inquietante serían las publicaciones con fachada científica. A fines del pasado mes PubMed, la biblioteca médica del Instituto Nacional de Salud norteamericano, en la entrada “coronavirus COVID-19” exhibía más de mil. La urgencia y preocupación (a veces muy loable), hizo que muchos artículos se editaran sin la necesaria revisión técnica y luego debieron retirarse de circulación. Por eso, la prestigiosa “Scientific American” habló de una pandemia de desconcierto generalizado.
Entre los ejemplos de artículos luego desestimados, está el relacionado con la aparición del virus y su invención en un laboratorio.
Nadie podría negar terminantemente que en el mundo se libre una guerra a través del diseño y/o difusión de agentes patógenos, particularmente a partir de 1941, en que comenzaron a ensayarse reacciones bioquímicas para la formación de material orgánico.
Ni que la Genética plantee enormes desafíos y posibilidad de nuevas cepas para esta partícula que requiere, necesariamente, de un huésped para replicarse en su citoplasma celular.
Pero las hipótesis del diseño y “escape” de un laboratorio, fueron desestimadas tras compararse el genoma de este COVID-19 con el de cientos de coronavirus de murciélagos y demostrar su similitud, lo que evidenciaría que su causa sería un cruce entre distintos virus animales, previo a su salto en humanos acaecido entre noviembre y diciembre de 2019, proceso bastante habitual en estos patógenos.
En 2002, el brote del virus SARS, su antecesor, también tuvo dos etapas: de murciélagos a civetas (pequeño mamífero, parecido al gato, que habita en palmeras del sur de Asia) y de éstas al ser humano.
¿Se sabrá a “ciencia cierta” la verdad alguna vez ? No sé. Pero no podemos soslayar la evidencia sin riesgo de caer en terrorismo informático.
En lo inmediato, deberemos mantener el aislamiento preventivo para cortar la cadena de contagio, e ir analizando los criterios de un prudente distanciamiento, articulando prioridades sanitarias con necesidades individuales y familiares.
Aunque Infectología, Virología y Epidemiología siguen teniendo la palabra, considerar esta pandemia exclusivamente desde la óptica de la medicina sería un error. Diversos son los abordajes y demasiado se pone en juego con cada medida general.
Parece un golpe de efecto, pero es innegable que por el hambre y sus consecuencias han enfermado y muerto más personas que por cualquier virus. Se requiere la mirada interdisciplinaria. Máxime cuando el futuro es algo incierto.
E interdisciplina en ciencias de la vida y la salud conduce al enfoque Bioético. La Bioética tuvo nacimiento precisamente con la investigación médica y la Bioética Jurídica estudia la normativa que preserva el bios (vida en su sentido humano, no puramente biológico, o animal).
Instituciones como el Comité Internacional de Bioética de UNESCO (IBC), la Comisión Mundial de la UNESCO sobre la Ética del Conocimiento y Tecnología Científica (COMEST) y, en nuestro medio, la Asociación Argentina de Bioética Jurídica, han elaborado pautas y recomendaciones para situaciones que podrían llegar a plantearse si los servicios de salud resultaran insuficientes ante un posible pico de la pandemia en el hemisferio sur y en nuestro país.
Los resultados del aislamiento hasta ahora son bastante alentadores. Seguimos necesitando esa prudencia compatible si con el temor, evitando el pánico, que paraliza.
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