
Cumbre en La Plata: Kicillof, Massa y Máximo juntos para definir la alianza del PJ
Cumbre en La Plata: Kicillof, Massa y Máximo juntos para definir la alianza del PJ
Imágenes acreditarían que 10 valijas de un vuelo privado entraron al país sin control
Bajo consumo de carne vacuna: el impacto en las carnicerías platenses
Tras cerrar Vialidad, el Gobierno cargó contra la corrupción con las obras
La hora del adiós: De Blasis rescinde su contrato y se va del Lobo
Monóxido de carbono: escasez de detectores y pedidos por encargue
Drogas, traición, abandono y violencia: La China Suárez destrozó a Vicuña
El borrado de su celular impidió la excarcelación de la concejal de Quilmes
Piden que Cristina cumpla con la prisión domiciliaria en otro lugar
Instituciones platenses se reunieron en defensa del rol social de los clubes
Se realiza en nuestra ciudad la Convención partidaria de la UCR
Oportunidad para vender su auto usado publicando GRATIS sábado y domingo
En la Provincia, las boletas serán a color y con foto de los candidatos
Crecen las millonarias multas del Ejecutivo por el uso de autos oficiales
Un hombre de 49 años es el primer caso de viruela símica en La Plata
Estacionar sobre las veredas, un “hábito” que se multiplica en la Ciudad
Removieron 45 vehículos abandonados y quemados en distintos barrios
Estimado lector, muchas gracias por su interés en nuestras notas. Hemos incorporado el registro con el objetivo de mejorar la información que le brindamos de acuerdo a sus intereses. Para más información haga clic aquí
En su libro “Aramburu” la autora relata un encuentro con Firmenich, el líder guerrillero. “Su problema es que sigue hablando como en los 70”
El secuestro y posterior fusilamiento de Aramburu convulsionó a la argentina y marcó a fuego los años por venir / Archivo
En su libro “Aramburu”, María O’Donnell reconstruye el secuestro y asesinato del militar que fue presidente de facto, un episodio que marcó la aparición de Montoneros e instaló un debate sobre el origen de la violencia, una trama que la periodista reexamina tras una investigación que incluyó un encuentro en España con Mario Firmenich, único sobreviviente de la operación y de quien la autora señala que “su problema es que sigue hablando como si estuviese en 1970”.
Poco más de veinte años tenían los jóvenes que camuflados en atuendos militares irrumpieron en el departamento del dictador Pedro Eugenio Aramburu el 29 de mayo de 1970 y fueron recibidos por su esposa, Sara Herrera, quien los invitó a acomodarse en un sillón del living y convidó café mientras su marido terminaba de vestirse.
“General, usted viene con nosotros”, le dijo Fernando Abal Medina apenas Aramburu salió de su cuarto. Ese día se celebraba el Día del Ejército y supuso que sus camaradas habían venido a buscarlo para participar de algún acto, pese a que sus relaciones con el entonces presidente Juan Carlos Onganía no eran óptimas.
La escena dio comienzo a una secuencia frenética que culminó tres días después en una quinta de la localidad de Timote con la ejecución del militar y marcó la presentación en sociedad de Montoneros, la agrupación integrada por Mario Firmenich, Abal Medina, Emilio Maza y Norma Arrostito, entre otros, que intentó justificar el operativo como una acción “reparadora” frente a la Revolución Libertadora que, además de derrocar a Perón, proscribió al peronismo, ordenó una veintena de fusilamientos -entre ellos el del general Juan José Valle- y dispuso el robo del cadáver de Eva Perón.
O’Donnell reconstruye esta escena como un punto de partida para indagar en los orígenes de Montoneros y en la secuencia que se articula con su libro anterior, “Born”. La intersección entre ambos textos da lugar a un juego de asimetrías donde se condensa la intensidad que tuvo uno de los períodos más turbulentos de la historia argentina: mientras “Aramburu” recrea una operación compleja pero de corta duración como fue la captura del ex presidente de facto y el inicio de la relación con Perón, su antecesor explora el secuestro de los hermanos Juan y Jorge Born en 1974, un plan que se extendió por nueve meses y en el medio del cual se produjo la ruptura de la agrupación con Perón.
-¿En qué mapa te situás cuando arrancás esta investigación que plantea limitaciones como el hecho de que todos los partícipes confesos de la ejecución de Aramburu estén muertos excepto Firmenich, quien hace años no concede entrevistas y se rehúsa a hablar del tema?
LE PUEDE INTERESAR
“Es muy interesante indagar qué implica quitar la vida para un católico”
-Arranqué el libro pensando que podía encontrar una respuesta más clara a las preguntas persistentes sobre cómo fueron las circunstancias del cautivero y asesinato de Aramburu en La Celma. Al principio, pensé que podía revelar algunas de esas preguntas. Después me di cuenta de que el único testigo posible era Firmenich y que no tenía ningún interés en revisar ese relato, y que además el acceso a él era muy complejo.
Hablar sobre Aramburu era hablar sobre el proceso de creación de Montoneros, un hecho interesante y a su vez muy incómodo, algo que se puede ver en el repertorio de términos para nominar el hecho: crimen, asesinato, ajusticiamiento… Hay algo de la imposibilidad en el uso del verbo, en cuánto marca la palabra que uno utilice para definir el episodio. Me pareció importante explorar de dónde viene esa incomodidad. El episodio a su vez instala la discusión respecto de cuándo empieza la violencia más reciente de nuestra historia.
-¿Cuántos interlocutores se pueden identificar en este episodio que marcó el acto fundacional de Montoneros? Se podría pensar en un gesto de amendrentamiento al gobierno de Onganía pero también en presentar ese acto al conjunto de la sociedad como “respuesta” frente a lo que habían implicado los fusilamientos ordenados por Aramburu…
-Sí, aparecen esos dos pero incluso hay un tercer interlocutor, porque la operación implicó colocarse como interlocutores de Perón frente a la resistencia peronista. Aún con todas las dificultades de ser un líder en el exilio, Perón elegía quiénes eran sus intermediarios. En ese contexto, los integrantes de Montoneros irrumpen y se apropian de ese rol. Hay toda una literatura académica acerca de cómo la resistencia peronista queda muy tapada cuando este grupo de jóvenes se gana el protagonismo de la noche a la mañana. Básicamente se ponen a la cabeza de un proceso de resistencia peronista que llevaba 15 años de lucha.
-Una de las figuras centrales del libro es Firmenich, un personaje que uno podría calificar hasta de literario por la manera en que administra sus silencios y sus secretos...
-Firmenich tiene un poder muy grande que surge de ser el único relator de lo que pasó en ese hecho fundacional de Montoneros. No hay nadie más que le pueda disputar ese relato: a Abal Medina lo mataron, también a Carlos Ramus y él no dio más nombres acerca de quiénes estuvieron en La Celma con Aramburu, aunque evidentemente hubo más personas. Me parece que en el hecho de adueñarse de ese relato y de dejarlo congelado en lo que alguna vez contó, se juega su propia legitimación como jefe de Montoneros. Se convierte en el heredero de ese hecho y por eso mismo ya no lo puede revisar, ya no solo con autocrítica sino con perspectiva histórica. A la Historia hay que mirarla en su momento: me parece tramposo pensar los 70 como si fuese hoy. Pero sí se lo puede pensar incorporando la perspectiva, como lo hace Ignacio Vélez Carreras que también fue parte de ese grupo fundacional.
El problema es que Firmenich sigue hablando como si estuviese en 1970. Eso lo mete en la trampa de la que él reniega cuando dice “a mí no me dejan salir de pasado, no puedo tener discusiones sobre el presente” y “lo único que quieren discutir conmigo es como jefe de Montoneros”. Pero es de la única forma en la que él habla que es desde esa fijación. Creo que para él poner en alguna perspectiva su rol en los 70 sería también como renegar de los orígenes, de lo que le dio nacimiento y sentido, primero a Montoneros y después a su jefatura. Montoneros tuvo un gesto de mucha osadía y violencia en un contexto donde había violencia.
El secuestro y posterior fusilamiento de Aramburu convulsionó a la argentina y marcó a fuego los años por venir / Archivo
Mario Firmenich, como jefe de Montoneros, en conferencia de prensa
Buscados. Los afiches que inundaron el país tras el secuestro
Aramburu y la revista en la que Firmenich relató como lo mataron
ESTA NOTA ES EXCLUSIVA PARA SUSCRIPTORES
HA ALCANZADO EL LIMITE DE NOTAS GRATUITAS
Para disfrutar este artículo, análisis y más,
por favor, suscríbase a uno de nuestros planes digitales
¿Ya tiene suscripción? Ingresar
Full Promocional mensual
$670/mes
*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $6280
Acceso ilimitado a www.eldia.com
Acceso a la versión PDF
Beneficios Club El Día
Básico Promocional mensual
$515/mes
*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $4065
Acceso ilimitado a www.eldia.com
Diario El Día de La Plata, fundado el 2 de Marzo de 1884.
© 2025 El Día SA - Todos los derechos reservados.
Registro DNDA Nº RL-2024-69526764-APN-DNDA#MJ Propietario El Día SAICYF. Edición Nro. 6986 Director: Raúl Kraiselburd. Diag. 80 Nro. 815 - La Plata - Pcia. de Bs. As.
Bienvenido
Estimado lector, muchas gracias por su interés en nuestras notas. Hemos incorporado el registro con el objetivo de mejorar la información que le brindamos de acuerdo a sus intereses. Para más información haga clic aquí
Ante cualquier inconveniente durante el inicio de sesión, por favor escribanos a sistemas@eldia.com
Bienvenido
Estimado lector, con sólo registrarse tendrá acceso a 80 artículos por mes en forma gratuita. Para más información haga clic aquí
DATOS PERSONALES
Ante cualquier inconveniente durante el inicio de sesión, por favor escribanos a sistemas@eldia.com
¿Querés recibir notificaciones de alertas?
Para comentar suscribite haciendo click aquí