Incidentes por la venta ambulante en la Ciudad
Edición Impresa | 12 de Junio de 2020 | 01:50

Hace pocas jornadas se reflejaba en este diario la paradójica situación existente en la Ciudad, consistente en que mientras la venta ambulante ha tomado la calle y se expande descontrolada, el comercio legítimo agoniza con sus persianas bajas. Ahora, en las últimas jornadas se suma una nueva muestra de irracionalidad, ya que los manteros se resisten a los operativos destinados a ponerle freno a esa presencia cada vez más creciente, que no sólo acentúa de ese modo los perjuicios que ella causa, sino que transgrede abiertamente las restricciones a la circulación social dispuestas por las administraciones nacional, provincial y municipal. Como se sabe, la gente debe portar exigentes permisos oficiales para circular, pero no toda ella al parecer.
Esta situación se presentó en las últimas horas, cuando un operativo destinado a erradicar puestos callejeros en la zona de 6 y 47 derivó en un conflicto, con algunos disturbios, un aprehendido y mercadería incautada. Una vez más los vendedores decidieron no acatar las prohibiciones existentes, algo que derivó en momentos de tensión. Durante la secuencia se sucedieron gritos y empujones en el medio de la calle, para sorpresa de transeúntes y automovilistas que procuraban pasar por el lugar. El tránsito automotor, en este marco, permaneció restringido durante varios minutos.
Mientras todo esto ocurría otros vendedores ambulantes continuaban ofreciendo sus mercaderías en las calles aledañas. E incluso una vez que los operativos concluyeron, muchos puesteros que habían abandonado la zona de 6 y 47 retornaron a su actividad.
Está claro que -organizada por grupos mafiosos que eligieron hace años a la Ciudad como lugar preferente para desplegarse- la venta ambulante no quiere dar el brazo a torcer. Sin obligaciones tributarias a cumplir, nutrida en la falsificación de marcas y en el trabajo en negro, desentendida también ahora de los protocolos sanitarios que demanda el COVID-19, esta actividad ilegítima gana nuevamente los espacios públicos de La Plata, mientras la mayoría de los comercios regulares, cuyos propietarios deben pagar puntualmente impuestos, tasas y servicios, permanecen cerrados por la cuarentena.
El crecimiento de la venta ilegal en La Plata ofrece cifras que debieran alarmar: en el último trimestre de 2019 la cantidad de puestos creció un 115,7 por ciento, según datos de la Cámara de Comercio y Servicios de la República Argentina (CAC). En ninguna otra localidad del país se experimentó ese incremento. La actividad comercial en la Ciudad en abril pasado cayó un 67 por ciento respecto al mismo mes de 2019.
Hace pocas jornadas, distintos centros comerciales platenses acaban de unirse para realizar un video en el expresaron su deseo de volver a trabajar y dejar en claro que están preparados para hacerlo bajo estrictas medidas sanitarias.
Entre las entidades que firmaron el reclamo a la Provincia, quien debe autorizar el pedido, figuran la Federación Económica de la Provincia de Buenos Aires (FEBA), la Asociación Comercial Los Hornos (ACLHO), Asociación Amigos de Calle 12, la Federación Empresarial de La Plata (FELP), la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) y el Centro de Comercio de Villa Elisa (CCVE).
Es conocida la alta cantidad de nuevos infectados que se registra en estos días, al punto de que se habla de volver a una “cuarentena absoluta”. Ello no impide en insistir en que son muchos los perjudicados por la venta ambulante, además de los comerciantes que cumplen a rajatabla con la ley.
En esa nómina puede incluirse a las cajas recaudadoras de la Municipalidad, de la Provincia y de la Nación, que pierden fortunas en materia de impuestos y tasas por operaciones que la venta ilegal no tributa. También sufren pérdidas muchas marcas que son falsificadas por las bandas delictivas que manejan el comercio informal. Y, asimismo, se ven perjudicados los propios vendedores ambulantes, destratados y explotados en forma inhumana por grupos marginales que ganan fortunas a costa de personas, a las que ahora, además, mandan a las calles inclusive en circunstancias sanitarias sumamente críticas.
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