Las miradas siguen puestas en la economía que viene

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Por: Ricardo Rosales
 

prensa.rosalesr@gmail.com

La pandemia ha golpeado con dureza al mundo y probablemente cambie muchos aspectos de la vida cotidiana. La economía global está transitando quizás la mayor caída de la historia registrada, con millones de desempleados y un enorme daño en los ingresos y la salud de la población, además de miles y miles de víctimas. De todas maneras, los países que están regresando a la normalidad lo están haciendo más pronto que lo imaginado y, el aspecto más significativo para la economía, con una recuperación rápida. Los niveles de actividad en China se acercan bastante a los anteriores y en Europa ha regresado el optimismo. Aunque el dato más sorprendente provino de Estados Unidos, con una recuperación de los niveles de empleo en mayo de 2,5 millones de personas y una tasa de desempleo que bajó a 13,3 por ciento. El mercado laboral comenzó a activarse luego de las drásticas pérdidas de abril, que llegaron a 20,7 millones de empleos. Los especialistas esperaban un aumento de esa tasa en mayo hasta el 20 por ciento, por esa razón la sorpresa fue mayor y alentó pronósticos optimistas de que la recuperación económica tendrá forma de V.

En la Argentina, los datos de actividad en mayo mostraron una mejora marginal respecto a abril, pero los pronósticos de caída del PIB no cambian y se mantiene la incertidumbre sobre la economía. El gobierno del presidente Alberto Fernández ha insinuado un cambio en algunos aspectos de los temas económicos que aún no se concretan. Con la negociación de la deuda ha enviado mensajes al Tesoro norteamericano, al staff del Fondo Monetario Internacional y algunos de los fondos acreedores, de la voluntad del país de no caer en default. El Presidente habría desplazado al ministro Martín Guzmán del centro de las decisiones y tomado la determinación política de no caer en la novena cesación de pagos.

En esta semana la Argentina haría la tercera oferta de canje a los acreedores que, se supone, estaría en el orden de una quita del 50 por ciento, muy lejos de la inicial, elaborada por el ministro profesor, del orden del 37 por ciento y del contexto de debacle mundial prolongada que imaginaba.

El Presidente también insinuó otro cambio al recibir a una decena de los mayores empresarios del país, el jueves último, y escuchar otras voces sobre el funcionamiento económico. La reunión vendría de la mano de un mayor protagonismo en la interna del gabinete de Gustavo Béliz, promotor de esos encuentros y con posiciones moderadas. Alberto F. justificó las fuertes restricciones actuales a las importaciones y para acceder al mercado del dólar por la negociación de la deuda y prometió al selecto grupo de empresario resolver pronto esta limitación, una vez cierre el capítulo con los acreedores. En la práctica, las dificultades para las empresas para importar insumos se mantiene, aunque las promesas abren una puerta que estaba cerrada algunas semanas atrás. Igual, el ruido político con la oposición sigue golpeando sobre las perspectivas económicas.

Otro aspecto significativo, aún desconocido, son las versiones de que tras un cierre exitoso de la negociación de la deuda, el Gobierno elaboraría un presupuesto para el año e iniciaría negociaciones con el Fondo Monetario Internacional por un acuerdo de facilidades extendidas. Aunque aclaran, sin considerar las reformas estructurales que como regla, llevan implícito esos programas. ¿Serán ciertas estas informaciones? ¿Cómo se haría viable otro acuerdo con el organismo internacional luego de las acusaciones sobre la gestión con el ex presidente Macri? Hasta el momento, la gestión oficial de Guzmán ha desechado cualquier tipo de ajuste en los gastos, salvo en el sistema de jubilaciones que, ahora el Gobierno pretende convertir en ley permanente. La pandemia, además, ha retrasado el inicio de nuevas jubilaciones en más de 100.000 casos en el Anses. ¿Seguirá siendo esta la única caja oficial de ajuste o habrá otras?

Las mejoras marginales en la caída del nivel de actividad en mayo se observaron en el consumo de combustibles y de la demanda de energía. El consumo de gasoil que se derrumbó 36 por ciento en abril, tuvo un descenso menor en mayo del 31 por ciento; similar ocurrió con las naftas que retrocedieron 70 por ciento en abril, pero 58 por ciento en mayo. Y en cuanto a la demanda de energía, el recorte de la baja fue menor. De 36 por ciento en abril, pasó a un registro negativo respecto un año atrás del 28 por ciento. Igual, la mayoría de la información económica arroja datos en rojo. La recaudación de AFIP en mayo tuvo una caída del 25 por ciento en valores reales en mayo, algo mayor al ocurrido en abril pasado. Las exportaciones al Brasil, el mayor socio comercial de la Argentina, siguieron en caída en mayo con algo más del 50 por ciento, cuando un mes atrás la merma fue del 40 por ciento. La crisis en Brasil, además, afecta las chances de una recuperación mayor en el corto plazo.

Un último aspecto que puede afectar una recuperación, tiene que ver con los problemas de importación de insumos para el agro y la incertidumbre en el sector respecto a que tratamiento impositivo tendrá la actividad. Un estudio de Fundación Mediterránea calcula que si se redujera la superficie de plantación de trigo en 9 por ciento, y el paquete tecnológico (agroquímicos, fertilizantes, etc), la inversión en el sector sería inferior en 200 millones de dólares, y habría 500 millones menos de exportaciones de la cosecha de trigo.

Ricardo

Rosales

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