Piden que se controle el destino del águila nazi del acorazado Graf Spee
Edición Impresa | 22 de Julio de 2020 | 02:37

Luego de que una expedición privada recuperara hace ya casi quince años la esvástica nazi y el águila de popa del acorazado Admiral Graf Spee, hundidos en las afueras del puerto de Montevideo tras un combate épico en diciembre de 1939 y recuperados ahora para subastarlos, el Centro Simon Wiesenthal salió a advertir que, de no darse a los históricos objetos el destino y las advertencias de rigor, podrían anular la subasta.
”Debe advertirse a los potenciales compradores que de no darse a los objetos el destino de advertencia, la subasta deberá considerarse nula”, afirmó el doctor Ariel Gelblung, director para América Latina del Centro Simon Wiesenthal.
Como tal vez se recuerde, los históricos objetos fueron rescatados de lo profundo del océano en 2006, año en que fueron almacenados en un galpón de Uruguay a la espera de un nuevo destino. En aquel momento, la jueza interviniente falló ordenando su inminente subasta pública y que el producto sea distribuido por mitades entre los rescatistas y el estado uruguayo.
En su resolución, la magistrada no dispuso ninguna deferencia por las instituciones y los oferentes individuales cuyo objetivo se identificaría claramente como pedagógico, extraer las lecciones del Holocausto y otros genocidios.
“Tanto Alemania, a través de sus diplomáticos como el Centro Wiesenthal, dejamos debidamente establecida la postura que estos elementos no deben servir a un mercado de extrema derecha y supremacistas blancos en crecimiento. Le urgimos a las autoridades uruguayas que aseguren que la exhibición de estos símbolos sirvan como advertencia a las futuras generaciones de lo que nunca debe repetirse”, sostuvo el doctor Shimon Samuels, director de Relaciones Internacionales del Centro Wiesenthal.
Por su parte, el doctor Gelblung precisó: “El pasado 27 de enero, Uruguay adoptó la Definición de Antisemitismo de IHRA sosteniendo que era el mejor homenaje a las víctimas del nazismo. Hoy debe poner en práctica dicha medida, que incluye la prevención de la utilización pública de símbolos que rememoren la limpieza étnica. En virtud de la citada adopción, debe advertirse a los potenciales compradores que de no darse a los objetos el destino de advertencia, la subasta deberá considerarse nula”.
UNA BATALLA ÉPICA
Los objetos rescatados del fondo marino en 2006 pertenecieron, como se dijo, a un acorazado que protagonizó no sólo una violenta batalla sino la única de la Segunda Guerra que se libró frente a nuestras costas. Era el 13 de diciembre de 1939 cuando ocurrió la que sería la primera batalla naval entre Alemania y Reino Unido de la Segunda Guerra Mundial. No fue en el mar del Norte ni en otras aguas cercanas. Se produjo a 11 mil kilómetros de allí, en las costas de Uruguay, un país neutral, y fue como se dijo el único episodio de este conflicto que se localizó en América del Sur.
La Batalla del Río de la Plata, como se conoce a este combate cuyo registro fotográfico fue tomado exclusivamente por este diario (ver aparte), marcó un antes y un después en la vida de los uruguayos, que vivieron desde el puerto de Montevideo la agonía del acorazado Admiral Graf Spee, uno de los barcos alemanes más potentes del régimen nazi. Casi ochenta años después, los documentos y los testigos siguen recordando el eco del estallido del navío alemán. El acorazado navegaba las aguas del Atlántico Sur bajo la estricta orden de Adolf Hitler de atacar unidades mercantes, con el ojo puesto principalmente en los buques británicos. De esta forma hundió nueve buques ingleses, aunque en estos duelos los alemanes ponían a salvo a los tripulantes enemigos, apunta el libro “El Graf Spee en el tiempo”, del uruguayo Fernando Klein.
Ante esta ola de ataques, los británicos crearon un grupo de caza contra el navío rival. Las fuerzas inglesas detectaron que el Graf Spee iba a ir a atacar a los mercantes que se abastecían en la zona próxima al Río de la Plata y desplegaron una estrategia para embestir e iniciar esta histórica disputa naval. La batalla se desarrolló cerca de las costas de Punta del Este (sureste de Uruguay) y los navíos implicados fueron el Graf Spee y los ingleses Exeter, Ajax y Achilles. Tras varias horas de combate y bombardeo mutuo, el buque alemán cedió antes sus tres rivales y puso rumbo hacia Montevideo para reparar sus graves daños. Los ingleses intentaron seguirlo, pero la Armada uruguaya les impidió el paso por sus aguas. El fin del fuego dio inicio a un combate diplomático en el que las embajadas de ambos países presionaron al Gobierno suramericano. El entonces presidente de Uruguay, Alfredo Baldomir, se mantuvo firme y dio 72 horas al barco alemán para que abandonara las costas uruguayas. El capitán de la nave, Hans Langsdorff, aguardó hasta el último día del plazo y, finalmente, el 17 de diciembre, hizo estallar el acorazado para que quedase hundido y evitar así que los secretos y su tecnología fueran robados. Tres días después, decidió suicidarse en Buenos Aires.
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