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Espectáculos |EN DIÁLOGO CON EL DIA

Mario Mactas: “Yo creo que la palabra es un vehículo mágico”

El periodista, que conforma dupla con Rolando Hanglin en “El Gato y el Zorro”, cuenta cómo adaptaron su clásico segmento a los tiempos que corren, con una función por streaming el 1 de agosto. Una oportunidad más para regocijarse con las ocurrentes charlas entre estos dos amigos

Mario Mactas: “Yo creo que la palabra es un vehículo mágico”

LUCÍA ZAPATA
Por LUCÍA ZAPATA

26 de Julio de 2020 | 04:18
Edición impresa

Bastó “un minuto” y el posterior intercambio de correos electrónicos para que Rolando Hanglin y Mario Mactas concuerden en llevar “El Gato y El Zorro” al living de tu casa.

El clásico que ya lleva tres décadas y que pasó del formato radial al teatral, vuelve a reinventarse, esta vez por el contexto excepcional de pandemia. Es así, que el espectáculo podrá verse de manera online (por la página PlateaLive) y los interesados en adquirir las entradas deberán hacerlo a través de Plateanet. La cita es el sábado 1 de agosto, a las 19, y los espectadores pueden estar conectados desde cualquier parte del país.

El anuncio que estos dos genios de la palabra pidieron que se realice para promocionar el show da cuenta de lo que nos espera e incluye un guiño al legendario latiguillo del ciclo: “Los maestros nos han rogado transmitamos al público que este segmento cultural se denomina ‘El Gato y el Zorro’, no el fato y el forro, lo que encerraría un juego de palabras de mal gusto”.

Para ahondar en lo que será esta charla entre amigos, EL DIA se comunicó con Mario Mactas, uno de los integrantes de esta dupla cómplice, que forjó una verdadera tradición en los medios de comunicación con sus conversaciones.

-Primero fue el cambio de la radio al teatro y ahora se mudan a otra plataforma. ¿Cómo viven el traspaso al streaming?

- Son cambios de estación, hay cambios de estaciones que se hacen solas en cierto modo y de manera natural. Nos propusieron hacerlo un grupo de personas que organizan salidas teatrales de tanto en tanto y, forzados por la situación, hubo que cambiar de plataforma y me pareció interesante, atractivo, probar una experiencia nueva. Yo tengo una larga cuestión acá y en otros países en la comunicación. Hay un parentesco, es como viajar en el tiempo con las térmicas y no hay mucho escape a vivir en el presente, por suerte. Y dijimos ‘hagámoslo’. No hay mayor diferencia, es un cambio de hábito.

“Yo no soy nacido tecnológico, pero la vigencia de acuerdo a esta cuestión darwiniana no consiste en ser el más fuerte sino en ser el que tiene más capacidad de adaptación”

 

-¿Cuánto tiempo pasó desde que les realizaron la propuesta hasta que ustedes la concretaron?

-Un minuto. Son mails, una llamada telefónica y decir ‘bueno, hagámoslo para ver cómo es invertir los términos’. Es ir de a uno a las casas, se irradia de una manera mayor. Llegamos a más lados y otros lugares, incluso fuera de las fronteras del país.

-Sin adelantar demasiado: ¿se van a manejar como siempre, desde la improvisación?

- Siempre por la improvisación, lo vamos a hacer sin ningún predominio de ninguna clase de guión, sino de puntos de partida a través de los cuales improvisamos absolutamente. Esa es la curiosa magia que tiene la fórmula de ‘El gato y el Zorro’ y quizás la hace tan longeva, es una comunicación que tiene décadas.

-Ya son tres décadas junto a Rolando, quien el año pasado cuando vinieron acá a La Plata habló mucho de la “complicidad” entre ustedes. ¿Creés que esa espontaneidad es una de sus marcas registradas?

- Así es, efectivamente, porque no sabemos ni el uno ni el otro que se va a decir. Una cosa suscita a la otra y se van anudado cuestiones que como no están atadas a un discurso lógico, sino más bien surreal y disparatado, pero en apariencia solemne, está muy probado.

- Uno nunca sabe que va a contestar el otro...

-No es relevante, pero en general hay un cierto disparador que empieza Lani y yo lo recorro inicialmente y empieza a ponerse divertido porque obedece a un sistema de pensamiento totalmente fuera del corriente, no es lógico, aunque tampoco carece totalmente de sentido. Se puede entender, es inteligible pero lo que no tiene es un sentido real.

-A lo largo de todos estos años abordaron prácticamente todos los tópicos, ¿tienen algún tema favorito?

-No, porque en cierto modo tiene cierta obediencia a la actualidad, pero no del todo. Lo que hay es una cierta cantidad de ramas: animales, ciencia, medicina, literatura, viajes, personalidades conocidas. Es algo completamente quijotesco, dos tipos que ven una realidad alternativa. Donde hay molinos, vemos gigantes, pero con tal seriedad que parece indiscutible.

- Y los que estamos del otro lado, vemos eso mismo…

-Sí, y eso es lo que ha formado alrededor de esto un verdadero culto. Hay foros, muchos portales y hasta en otros países también.

-Hablando de otros países, no se puede obviar el tema del coronavirus, que está afectando al mundo entero. Si bien ustedes abordan temas de actualidad, al mismo tiempo están haciendo un show para entretener a la gente y despejarla de la realidad. ¿Van a abordar el tema de alguna manera?

-Lo dudo… Más que alguna alusión, en lugar de un diálogo alrededor de eso principalmente. Ya el peso es suficientemente grande. Supongo que uno no se divierte con ciertas cosas, no te divertís con Auschwitz, no hay chistes así.

-Y en cuanto a lo personal, ¿cómo te afectó o modificó tu rutina esta pandemia?

-Por supuesto que es algo difícil, me ha costado y me cuesta aún. Un día estaba por salir al aire en TN, vino un médico y me dijo ‘andá a casa’, ya arreglaremos el regreso. Me sacó de un brazo, como a Maradona durante aquel mundial (N. de R: hace referencia al Mundial de 1994 y a aquella imagen que está grabada en la retina de los argentinos, cuando la enfermera Sue Carpenter acompañó a Diego al control antidoping). Me faltaban segundos para salir. Desde entonces hasta hoy he salido una sola vez para darme dos vacunas. Vivo en una casa antigua, grande, no siento una presión tan grande como si pudiera ser el hábitat de alguien con muchos mirándose. La convivencia puede ser muy grata, pero permanentemente la convivencia se mantiene en buena salud porque la gente se va a otros lados y reserva parte del día para los encuentros, después tiene otra vida, unidimensional propia. Ahora uno está mirándose todo el tiempo, te estás viendo, constantemente, casi que se descubre en uno las otras verdaderas maneras de ser y las de los otros. En la unión amorosa se suele decir, a veces, ‘nos estamos conociendo’. Y a lo largo de veinte años podés decir lo mismo, porque somos un par de peces en una pecera, se ve todo.

Yo, por ejemplo, me he entrenado fuertemente en el lavado de platos, no sé hacer nada, soy como una carga. Y también con las herramientas tecnológicas que tengo que emplear: las redes, los traslados de fotos. Yo nunca me he preocupado en eso. Soy un tipo consentido por así decirlo, que decía ‘por favor haceme esto, lo otro, poneme esta foto aquí’. Me quedo con ese emoticón de la carita que se rasca el mentón absorto. No sé muy bien como resolverlo...

“Lo vamos a hacer sin ninguna clase de guión, sino de puntos de partida a través de los cuales improvisamos absolutamente. Esa es la curiosa magia que tiene la fórmula de ‘El gato y el Zorro’”

 

-No nos quedó otra que adaptarnos a lo que se vino...

-Yo no soy nacido tecnológico, pero la vigencia de acuerdo a esta cuestión darwiniana no consiste en ser el más fuerte sino en ser el que tiene más capacidad de adaptación. Y tenés que darte cuenta que tenés que subirte al árbol si querés alcanzar ese coco. Y si no lo podés, te habrás quedado por el camino.

Y también me afecta, efectivamente, yo he estado en situaciones muy ásperas a lo largo de mi vida: viendo guerras, cosas personales, cosas vinculadas con la violencia en nuestro país, cosas terribles y puedo permitirme comparar en consecuencia. Pero, de todos modos, tengo rasgos paranoides, pero como más o menos puedo meterme dentro de mí mismo me las voy arreglando. Y también pienso mucho en sus consecuencias, que también es una manera de conseguir mayor adaptabilidad. Pienso que vendrá detrás de un barbijo.

-Hablando de adaptabilidad, ¿creés que la solidez de “El Gato y el Zorro” y la química entre ustedes hace posible que se adapten a tantos formatos?

-Exactamente, es así. Se puede formular de muchas maneras. Y la nuestra es una química extraña, aunque nos conocemos de muchísimos años, de la adolescencia e incluso antes, por esas cuestiones del azar. Somos amigos, pero no en ese sentido adolescente. Raramente nos comunicamos por teléfono para charlar acerca de cómo va la vida y como están las cosas, se dan por sentado. No es una amistad de cultivo, se descuenta.

-En cuanto a los diferentes formatos, en tu rol como espectador, ¿qué es lo que más te atrae de la radio, el teatro y la tele?

-La palabra en general. Yo creo que la palabra es un vehículo mágico, puede ser intensamente poético, verdaderamente poético, una sensibilería imperante por nuestras tierras hasta la gracia y esa forma tan refinada del humor que es la ironía y de la inteligencia.

Creo que el tesoro de la palabra es lo que edifica todo: el teatro, el ensayo, un informativo, una manera de pensar original. Yo creo que es un edificio construido alrededor de la palabra. Es muy afortunado participar de la comunicación pública, porque probablemente es necesario tener un don, un talento y quizás muchas personas lo tengan y no hayan dado con ese grano de destino que ocurre o no ocurre. A mí me produce placer y regocijo y pienso ejercerlo definitivamente y hasta el fin, por el hecho de que me parece un privilegio y puramente vocacional. Yo no descarté otra cosa para ser bueno o malo en lo que soy. Fue una elección.

-¿Y tenés un formato preferido?

-No, tanto la televisión como el teatro (si podemos llamar teatro a esta forma) y la radio, son formas extraordinarias. Y quizás la radio enamora más, mientras que el que la ejerce no se enamora de su propia voz e ideas y desplaza lo que es atmósfera, creación, partitura en general, una canción para una sola voz y alguien que se escucha a sí mismo es realmente degradante. Como es un medio fuertemente emocional, se vincula mucho con los demás y se advierte. En teatro te das cuenta, en la radio es como una intuición, uno se da cuenta si está siendo escuchado o no, y porqué razón, no lo sabemos, pero ocurre, te das cuenta. Entonces vamos a elegir a la radio.

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