Un millón, alhajas, un revólver y un auto, el botín del ataque a la parroquia

Ocurrió en la iglesia San Francisco de Asís, situada en 12 entre 68 y 69. Actuaron cuatro ladrones armados y cubiertos con pasamontañas. Despertaron al sacerdote y además lo maniataron. Los autores están prófugos

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Un cuantioso, audaz y violento atraco protagonizaron en las primeras horas de ayer cuatro delincuentes armados y con los rostros cubiertos por pasamontañas, en la parroquia San Francisco de Asís, de 12 entre 68 y 69.

Según informó la Policía, en las primeras horas de ayer la banda ingresó por la fuerza por uno de los accesos a la iglesia, el que está sobre 68 entre 12 y 13.

Posteriormente, -alrededor de las 6 de la mañana- despertaron al sacerdote del lugar, identificado oficialmente como Jorge Roberto López Ibáñez (63). Le apuntaban con un arma de fuego y bajo esa amenaza lo maniataron. Además, le aplicaron un fuerte golpe en la cabeza que le abrió un corte sangrante, según informaron allegados a la investigación del caso.

Según consta en la denuncia posteriormente radicada por el religioso en la comisaría novena, los delincuentes entraron a la iglesia “por un ventiluz de la casa parroquial”, con entrada por 68 entre 12 y 13.

Una ambulancia del SAME atendió en el lugar al sacerdote, por un corte que tuvo en la cabeza

 

Al mismo tiempo, se reveló que luego de permanecer un rato en esas instalaciones, los integrantes de la banda sustrajeron “una suma en dólares equivalente a un millón de pesos”.

También se apropiaron de “joyas, su auto, un celular, un revólver y hasta el cáliz de oro que se usa para oficiar misa”.

Luego los ladrones se dieron por satisfechos con todo lo robado y apuraron la fuga, que llevaron adelante a bordo de un Volkswagen Golf gris propiedad de la Curia, se indicó.

De nada sirvió que, minutos después, arribaran a la escena efectivos del Comando de Patrullas y de la seccional del barrio, por cuanto los delincuentes ya habían ganado un tiempo que les permitió estar fuera del alcance del operativo de búsqueda que encararon rápidamente los policías.

¿FUE CASUAL O TENÍAN EL DATO?

Tanto los pesquisas como quienes supieron del suculento botín, se planteaban ayer, tras el episodio, si los responsables del violento asalto en la iglesia sabían que en el lugar se guardaba esa gruesa suma de dinero, alhajas y un arma de fuego.

En tal sentido, hubo quienes se inclinaron por conjeturar de que se trató de un robo “al voleo”, aunque otros se mostraban convencidos de que los ladrones “fueron a buscar lo que sabían que iban a encontrar”.

Como sea, quedó la sensación de que la banda tuvo en claro cómo desenvolverse en esas circunstancias.

Así quedó reflejado hasta en detalles particulares, como el haber incomunicado telefónicamente al sacerdote. Durante la tarde de ayer, a través del portero eléctrico, un colaborador del damnificado, aseguró que -entre otras cosas- “le robaron el celular y le cortaron el cable del teléfono de línea”.

A esa hora López Ibáñez seguía recorriendo dependencias de la Policía, por el trámite de la denuncia.

LO ATENDIÓ EL SAME

Por la mañana, mientras varios móviles con efectivos policiales ejecutaban un fuerte operativo de búsqueda de los asaltantes, el cura López Ibáñez era asistido en el lugar por personal médico del SAME.

Fue luego de que, en pijamas y con una herida sangrante en su cabeza, saliera de la casa parroquial y avisara del hecho en una funeraria que está a escasos metros del lugar del ataque.

Se informó al respecto que, además de un cuadro de nervios, presentaba una herida en el cuero cabelludo, presumiblemente debido a un culatazo aplicado por uno de los integrantes de la banda.

Asimismo, se consignó que el sacerdote es un ex capellán de la Policía.

En cuanto a los delincuentes que actuaron en el asalto en esta iglesia, la Policía busca orientar la búsqueda a través de imágenes que los hayan captado en cámaras de seguridad instaladas en esa zona.

Los investigadores también salieron de recorrida por el barrio con el objetivo de determinar si hubo testigos que hayan visto llegar o irse a la banda.

Un vecino repasó con este diario que los ladrones “le robaron al sacerdote hasta su auto, pero también se llevaron cosas de la iglesia”. Eso está en la libreta de los pesquisas. No estaba claro ayer si también tenían otro dato que comentaban en el barrio: “uno de los delincuentes se fue en un Peugeot 504 que estuvo estacionado una hora frente a la funeraria” en esas horas de la madrugada.

Al margen de los golpes recibidos y de las pérdidas materiales que le provocó este caso asalto, el religioso -de quien se aseguró que fue tiempo atrás capellán de la Policía- mantuvo una entrevista con el fiscal penal en turno Juan Menucci. Una fuente de la investigación apuntó que repasó todos los detalles del hecho en una declaración testimonial.

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