Síndrome diciembre: en La Plata crecen los casos de estrés y depresión por fin de año
Edición Impresa | 18 de Diciembre de 2021 | 02:07

Si el 2021 fue un rompecabezas de mil piezas con horarios cruzados, aislamientos sorpresas y sueldos que al trabajador promedio nunca le alcanzaron, esta altura del año sería algo así como un combo al que se suman las fiestas, el fin de clases, las despedidas, el organizar las vacaciones -si es que las hay- y el balance anual donde, por lo general, todo lo acumulado parecería explotar por los aires. Síndrome de diciembre, le dicen los expertos. ¿Hay manera de evitarlo y no caer rendido en el intento?
Mientras psicólogos y psiquiatras de la Ciudad admiten que en esta época del año las consultas suelen aumentar un 30 por ciento, los mismos entendidos en la materia apuntan que el problema de diciembre -no sólo en la región sino a nivel general- es que los distintos tipos de estrés suelen incrementarse. Se sufre estrés emocional, un síndrome conocido como burn out. Además, se suma el social: la proliferación de fiestas, eventos y el mencionado balance que, se sabe, no siempre da buenas conclusiones.
“Esta es una época del año a la que se llega siempre cansado”, resume la psicóloga platense Luciana Ferrari, quien describe que el calendario en esta época del año suele ser bastante cruel “y acelerarse como si se corriera una carrera contra el propio tiempo. Pasada la segunda quincena del mes, con las fiestas a la vuelta de la esquina, todo parecería empeorar. Algunos porque la organización de estas cenas y el reencontrarse con familiares que habitualmente no se ven los estresa. Y otros porque, con el cierre de año y los balances, también llegan los momentos en que las ausencias de algunos seres queridos se notan mucho más”.
Fiestas, balances, despedidas. Todo suma y todo resta. Ahora bien, ¿de qué hablamos cuando hablamos de estrés? La Sociedad Argentina de Medicina del Estrés asegura que esta situación es un estado de tensión física o emocional provocado por la exigencia de un rendimiento muy superior al normal o por conflictos de índole afectivo.
En diciembre, como se dijo, las Fiestas pueden potenciar una situación emocional por duelo de un ser querido, a lo que se suma el estrés financiero extra de tener que hacer frente a la compra de regalos, y además los excesos de comidas y bebidas que pueden afectar al organismo.
Algunos de los síntomas para detectar el “síndrome de diciembre” son el bruxismo, bajo nivel de energía, dolor de cabeza, malestar estomacal, zumbido en los oídos, pérdida del deseo sexual, extremidades frías o sudorosas, etc. Hacer balances y proyecciones, organizar juntadas, comprar regalos, esperar las vacaciones, llevar el cansancio acumulado del año… la época de las fiestas tiene sus complejidades. De acuerdo a datos de la Sociedad Argentina de Medicina del Estrés, la mejor opción para llegar a fin de año y no morir en el intento puede ser hacerle caso a las señales.
“Bajar un cambio es una frase hecha pero deberíamos comenzar a aplicarla”, apunta Ferrari, para quien “si bien no todas las emociones podemos dominarlas de la noche a la mañana, hay una serie de pasos que deberíamos comenzar a dar: el primero, no ahogarse en un vaso de agua ni angustiarse por adelantado”.
Dentro de las causas por las que se produce la típica aceleración de fin de año hay tres motivos bien marcados que afectan a la mayoría de las personas. El primero es el de la sensación de no haber cumplido las metas del año; el segundo, la presión autoimpuesta o externa de que hay que cerrar temas sí o sí (balances, evaluaciones de desempeño en el trabajo, proyectos, entre otros) y en tercer lugar, la disyuntiva que siempre de cómo atravesar las fiestas.
“La lista continúa con la visión desmesurada de lo que significa el año nuevo, es decir con su cúmulo de buenos deseos, proyectos e intenciones y finalmente el sentimiento de que inevitablemente el año se termina, y quedarán cosas sin haber concretado o alcanzado”, apuntan los especialistas, quienes explican que “cuando estos factores se combinan producen una destilación de adrenalina, vértigo y hasta confusión respecto a la mejor forma de encarar este tránsito hacia el nuevo año que comienza”. Los expertos apuntan que una vez que se pierde el equilibrio se potencian otros aspectos como la irritabilidad, por ejemplo, antes situaciones como la imposibilidad de decir que no a los compromisos, o al esfuerzo de intentar verse con plenitud y felicidad aunque las emociones digan otra cosa. Para Ferrari, otra opción para enfrentar esta altura del año de la mejor manera posible es “no ser tan autoexigentes y ser de algún modo razonables con nuestros propios deseos. Una cosa es lo que se desea, y otra lo que es humanamente posible lograr, sin que esto signifique justificar o procrastinar tareas. Si las cosas se ubican entre lo posible y lo realizable, se podrá depurar lo pendiente, para hacerse cargo de aquello importante”.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE