“Antes de largar le pedí fuerza y hay que creer, porque la sentí”

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Tras ganar de punta a punta la final del Turismo Carretera (TC), Agustín Canapino le hizo un sentido homenaje a su padre, Alberto, a quien ya le había dedicado la pole position lograda el día anterior en el autódromo Roberto Mouras, de La Plata. “Esta pole la hizo mi viejo” había manifestado, con emoción, el pilo de Arrecifes, quien en el parabrisas de su Chevrolet llevó dibujado un corazón con la frase “Por siempre Pa”.

“Antes de largar le pedí fuerza y hay que creer, porque la sentí. El ingreso del Pace Car creo que fue gracias a él, porque se me estaba haciendo difícil aguantar a Josito”, relató Agustín, que tras la bandera a cuadros recién se bajó del habitáculo después de permanecer en el auto durante varios minutos.

Más allá del recuerdo de su padre, el arrecifeño hizo referencia a la presión de combustible, antes de la largada de la final, un susto que logró controlar. El ingreso del Auto de Seguridad, cuando Josito Di Palma se perfilaba para intentar desbordarlo, en el tramo definitorio, una ayuda que el cuádruple campeón calificó como una señal que bajó desde el cielo.

“Si hubiera sido por él no hubiera ganado. Perdón, Gordo, que te estoy botoneando la estrategia”, dijo poniendo sobre la mesa las cartas que jugaba Alberto en cada campeonato. “El TC tiene 10 pruebas y cinco finales”, decía el preparador, considerando que había que innovar y crecer en la etapa regular y hacerse fuerte en la Copa de Oro que consagra al campeón.

 

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