Con honores y premios, una docente platense hizo cinco rutas del Cruce de los Andes
Edición Impresa | 9 de Febrero de 2021 | 03:08

En el verano de 2017, Adriana Geymonat buscó una alternativa a las clásicas vacaciones. Amante de la historia argentina y gran admiradora de San Martín, no tardó en aceptar el desafío de emular al prócer cuando se cumplía el bicentenario del primer cruce de los Andes. Al llegar a Mendoza, al lugar puntual donde comenzaba el ascenso, le acercaron a la docente platense el caballo que la llevaría hasta Chile. Nunca había montado y sentía pánico por esos animales. Ya tiene en su haber la quinta ruta sanmartiniana, que ahora recorre en mula, y no va a parar hasta completar las seis que siguieron las columnas independentistas.
EL ESTÍMULO QUE DERRIBÓ MIEDOS
Geymonat -52- da clases en escuelas primarias y secundarias (Nuestra Señora de Fátima, Monseñor Rasore y Santa Rosa de Lima). Dicta Artística, Expresión Corporal e Historia del Arte. Su interés por los hitos que fueron tejiendo los primeros puntos de la trama nacional la llevó a superar en diez minutos el miedo a los caballos y a relacionarse con Mitaí, el que la cruzó de El Plumerillo a Chacabuco, donde se libró la primera batalla contra los realistas en tierras chilenas. “Cuando estuvo frente a mí bajó la cabeza, lo abracé, lo monté y nos separamos como en diez días”, cuenta quien aspira a convertirse en la primera mujer en equiparar el total de los pasos que cumplieron las fuerzas sanmartinianas.
Su experiencia debut, en el Paso de los Patos, la compartió con 17 personas, y ella era la única platense. Ese cruce, recargado de adrenalina, expectativas y una emoción que parecía no cortarse nunca, la impulsó a concretar el segundo, tercero, cuarto y quinto itinerario, ya sin grupo, igual que cumplirá el sexto y último en 2022, y así habrá imitado (sin las cruentas contiendas, claro) la gesta latinoamericana completa.
Aunque, como se dijo, lo suyo no implica los riesgos bélicos de la época, no deja de ser una hazaña. Geymonat, de indudable estado físico (va al gimnasio regularmente), realiza las travesías con un guía que plantea la logística del cruce y un baqueano. Atraviesa la segunda cordillera más imponente del mundo -llega a alturas de hasta 5.000 metros-, con cambios climáticos bruscos, en medio de un silencio desolador, sobre caminos ganados por el pedregullo, muy escarpados. La vivencia tiene para ella el sabor del deseo cumplido, pero abunda también en momentos ásperos.
DIFICULTADES
Tales son las dificultades al atravesar la cadena montañosa americana que antes de iniciar la travesía, la platense tuvo que firmar un deslinde de responsabilidades y hacerse cargo de todo lo que le pudiera pasar. “Nadie puede llegar al corazón de los Andes; en algunos puntos no hay rescate posible”, asegura.
Una anécdota. Momentos antes de emprender la docente este último cruce (por Uspallata, Mendoza), hace unos días, desde la empresa guía observaron: “San Martín siempre lo hizo en mula, ¿y vos lo seguís haciendo a caballo?, le señalaron y no se dejó ganar por el desafío. Cambió de animal y se animó con ese híbrido, más enojoso, fácil de retobarse, pero de mejor agarre al suelo.
La vivencia tiene el sabor del deseo cumplido, aunque abundan momentos ásperos
A la profesora de materias artísticas le fascinó desde siempre la trayectoria geopolítica de San Martín, “un enorme estratega –lo define-; único en semejante epopeya, tanto que el cruce de los Andes se lo estudia en las academias militares del mundo”.
En esta empresa estimulada por el gusto a la Historia, Adriana Geymonat fue recibida con honores en distintos puntos de Chile a los que llegó, y fue distinguida con numerosos premios; quizás el más destacable sea el otorgado el 17 de agosto de 2020, como Granadera del Escuadrón de Granaderos Honorarios del General San Martín, única mujer civil en obtener el galardón.
LO QUE ESTÁ PENDIENTE
Ahora le resta subirse otra vez a una mula y repasar lo hecho por la sexta columna del Ejército de los Andes, el Paso de Guana, al que se asciende desde la provincia de San Juan, para llegar a Coquimbo, Chile. “Eso queda para el año que viene; y después, si termina la pandemia, tengo intención de cerrar el ciclo en Boulogne Sur Mer”, adelanta la docente. En la ciudad francesa, se sabe, murió el considerado Padre de la Patria.
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