Comerciantes afectados por el Covid buscan sobreponerse tras cerrar el local todo un mes

Una casa de comidas que abrió un matrimonio hace quince años tuvo que sortear dificultades ante la pandemia

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El Covid-19 golpea con fuerza a casi todos los sectores de la economía, pero aún se ensaña más con los pequeños emprendimientos llevados adelante por una o dos personas, aquellos que no tienen resto para seguir abiertos cuando el virus llega. Ese fue el caso de Don Goyo, una casa de comidas de calle 46 que se vio obligada a cerrar durante un mes porque sus dueños contrajeron la enfermedad.

Blanca, una de las dueñas, relata que aun respetando todos los protocolos y cuidados, un día comenzaron a sentirse mal con su esposo y, tras hisoparse, les diagnosticaron coronavirus. “Fue un proceso largo y la verdad que no nos dimos cuenta cómo, ni dónde nos contagiamos porque todo el tiempo nos cuidamos mucho”, apunta.

Los primeros síntomas aparecieron el 20 de abril, un día después se hisoparon en el Instituto Médico Platense y, cuando se les confirmó la enfermedad, no tuvieron más alternativa que bajar las persianas y hacer reposo.

“Los médicos nos hacían el seguimiento, mi esposo tuvo tos, fiebre, mucho decaimiento, en mi caso el virus fue más leve, perdí el olfato y con los días sufrí cansancio”, cuenta la comerciante.

El matrimonio tuvo que enfrentar la enfermedad, pero también las consecuencias de mantener cerrado hasta la semana pasada el comercio con el que se ganan la vida.

“Nos costó mucho y cuesta; hay clientes que no volvieron porque al encontrarse con nuestro local cerrado se fueron a otro lado”, afirma Blanca con preocupación.

No obstante no deja de tener una mirada esperanzadora: “agradezco que lo podemos contar”.

EL FUTURO

Con relación a como enfrentará de ahora en más el desafío de tener que trabajar en un contexto sanitario que día a día se torna más complejo, la mujer de 66 años confiesa: “yo determiné que no me voy a vacunar, es mi creencia. Fui trabajadora de hospital durante 34 años en el Rossi y en uno de Olmos, que era de chicos discapacitados, y conozco lo que está pasando”.

Blanca asegura que su objetivo es seguir adelante, aunque el médico le haya advertido que el cansancio puede durar hasta seis meses. “Estamos desde 2006 y dispuestos a arrancar de nuevo, no queremos perder, seguimos peleando y vamos por más”, concluye.

 

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