Una banda lo ató con alambre, lo golpeó y hasta le quemó el auto
Edición Impresa | 19 de Agosto de 2021 | 02:10

Con su pareja y las dos pequeñas hijas del matrimonio haciéndole compañía a su suegra, que vive al lado de su vivienda de las afueras de Abasto, el hombre de 41 años fumaba un cigarrillo luego de haber cenado.
El momento de distensión, sin embargo, fue el disparador de un violento asalto en la noche del martes.
Según le contó a este diario su esposa, Érica Picone (42), “Enrique se dio cuenta que había mucho humo dentro de casa y entonces abrió la puerta que comunica con el parque nuestro, para ventilar”, explicó.
Lejos estaba de imaginar uno de los dueños de la casa situada en 515 y 223, que en el fondo de esa propiedad, había tres delincuentes esperando su oportunidad para actuar, ocultos detrás de la pileta de natación.
Estaban encapuchados, con guantes de albañil y con un arma de fuego. Al irrumpir, enseguida lo metieron para adentro, bajo amenazas de muerte.
Rápidamente, la banda le dejó un claro mensaje, por si a la víctima se le cruzaba por la cabeza ensayar alguna reacción.
“Le ataron las manos con un alambre y el que tenía un arma de fuego la usó para golpearlo por lo menos un par de veces en la cabeza”, detalló la mujer.
Por ese castigo físico, puntualizó Picone, su marido tiene como secuelas “dos cortes en la frente y un pómulo muy hinchado”.
También, un notorio desánimo. Es que a Enrique le cuesta asumir el grado de violencia con la que se manejaron los maleantes.
Prueba de eso es que no sólo le pegaron repetidas veces, sino que hasta le incendiaron el Renault Megane bordó de la familia, que había quedado estacionado dentro del amplio parque de la vivienda.
Según se calcula en la investigación policial, lo destruyeron al no poder ponerlo en marcha para llevárselo.
“Además -sumó Picone- le destruyeron el celular y el equipo de pesca, que se lo iban a llevar pero lo dejaron dentro del auto. Y se quemó con el coche”. La mujer apuntó que los ladrones tomaron “7.000 pesos y un cuchillo caro”.
La ferocidad dentro de ese domicilio, al parecer también incluyó sedar a los perros de la familia.
Esa es la presunción de sus dueños. En tal sentido, Picone señaló que “los perros son de correr de un lado al otro. Se muestran activos. Y ahora los vemos como atontados. Creemos que les dieron algo estos delincuentes”, calculó.
“¿DÓNDE ESTÁ LA FAMILIA?”
Asimismo, la mujer mencionó que a poco de colarse por la fuerza en la casa, intrigados por verlo solo, los asaltantes interrogaron a Enrique: “¿dónde esta la familia? ¿a qué hora llegan?”, le preguntaron en alusión a la esposa e hijas del rehén de esta banda.
Dos días antes del asalto, patearon la puerta de la suegra de la víctima, que vive al lado
El pésimo momento sufrido por la víctima, le hizo perder la noción del tiempo en el que estuvo a merced de los intrusos.
Su esposa refirió al respecto que “sólo me dijo que se quedaron un rato”, que seguramente le habrá dejado una sensación de tiempo mayor al real.
Según apuntó la mujer, esos indeseables visitantes, que según la percepción de Enrique se trataría de jóvenes, “lo estuvieron todo el tiempo amenazando y golpeando”.
Por otra parte, Picone recordó un dato que puede resultar de especial gravitación. “Dos días antes” de este asalto, desconocidos “patearon la puerta de la casa de mamá”, también en horas de la noche.
Aunque, más allá de esos puntapiés a la puerta, no hubo un intento de entrar y tampoco la madre de Picone pudo ver a los agresores, la vecina expuso la sospecha de que posiblemente hayan sido los mismos que asaltaron y maltrataron a su esposo.
“YA NOS ROBARON OTRAS VECES”
Durante la charla con este diario, Picone recordó que tanto en la casa de su madre como en la suya, hay antecedentes de hechos de inseguridad.
Consignó en ese sentido que “hace tres años, la llevamos a mamá a pasar las fiestas de Fin de Año a la casa de unos familiares y cuando regresamos, se encontró con que le habían desvalijado su vivienda”.
En su propio hogar se registraron otros episodios delictivos. Aunque de menores consecuencias. “Fueron algunos robos de ´raterismo´. Pero ahora fue muy distinto”, analizó.
Los responsables del asalto del martes permanecen prófugos, pese a que los busca la Policía.
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