Sam Bartram, el arquero que se quedó solo en plena Navidad por la niebla

La niebla en Londres es tan común como la falta de lluvias en el desierto de Atacama, en Chile, o el cielo continuamente nublado de Lima, Perú. Será por ello que los londinenses han aprendido a convivir con este factor climático a tal punto que una actividad que en cualquier otra parte del mundo podría suspenderse en la capital de Inglaterra se lleva adelante. 

Ese fue el caso del duelo que protagonizaron a fines de 1937 Chelsea y el Charlton Athletic en el Stamford Bridge. Este partido estaba previsto que se jugara nada más y nada menos que el 24 de diciembre. Estaba claro que si una fecha tan especial no había podido suspender la agenda deportiva menos lo iba a poder lograr la densa niebla que ese día había invadido la ciudad. 

Fue así que los equipos arribaron al estadio y con la esperanza de que la capa de niebla se disiparía, el árbitro dio inicio al encuentro. Nadie preveía que la niebla de aquel día se iba a volver tan densa que terminaría reduciendo la visión a unos pocos centímetros. Pese a ello ambos equipos tuvieron llegadas al arco y hasta marcaron un tanto cada uno. 

Pero a medida que el tiempo iba avanzando, la confusión comenzó a apoderarse del encuentro. Pases mal conectados, llegadas a destiempo, desorientación y hasta el extravío de la pelota terminaron obligando al juez a suspender el cotejo. 

Quizás habrá sido porque todos estaban apurados por regresar a su casa a recibir la Nochebuena con sus familias o porque la visión era tan baja que nadie se percató de su presencia en el arco. Lo concreto es que ese día, tras darse un fuerte apretón de manos, todos se retiraron con excepción de uno, el portero del Charlton Sam Bartram, el gran protagonista de la historia. 

Es que ante la imposibilidad de observar las tribunas y debido a que sólo veía a sus compañeros cuando el Chelsea atacaba, el arquero se quedó por varios minutos protegiendo su arco pese a que todos ya habían abandonado el campo de juego. 

“Los chicos deben estar dándole una paliza a estos muchachos”, dijo haber pensado el arquero en un momento, pues ya habían pasado ¡15 minutos del segundo tiempo! y él no sabía nada de sus compañeros.

“Cada vez veía menos y menos a los jugadores. Estaba seguro de que dominábamos el partido pero me parecía obvio que no habíamos hecho un gol, porque mis compañeros hubieran vuelto a sus posiciones de defensa y yo habría visto a alguno de ellos. Tampoco se escucharon gritos de festejo”, escribió Bartram en su autobiografía.

Y así la pasó el portero durante varios minutos. Sin moverse de su arco y sin saber qué estaba pasando. Solo tenía claro que debía seguir ahí porque pensaba que el partido se seguía jugando.

Hasta que apareció un policía. “¿Qué estás hacienda acá todavía?”, le preguntó el oficial, desconcertado, al guardametas del Charlton. “¡Pararon el partido hace como quince minutos! ¡El estadio está completamente vacío!”.

Sam Bartram regresó al vestuario. Ahí encontró a todos sus compañeros ya cambiados y ‘muertos’ de risa por lo que había pasado. Aunque si algo hay que reconocerle al jugador con más partidos (623) con el Charlton, es que jamás abandonó.

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