El rumbo lo marca la Vice
Edición Impresa | 10 de Septiembre de 2021 | 02:31

Por EMILIANO RUSSO
El acto del cierre nacional de “Todos” no sólo mostró a Cristina como el faro que ilumina al oficialismo sobre las estrategias a seguir sino también una división de roles en los discursos del evento. La Vicepresidenta fue, en los hechos, quien marcó el rumbo que deberá tomar el Estado tras las elecciones pero también medidas de corto plazo, como cuando le ordenó al Presidente que evitara que la química Dow Chemical mudara su planta de San Lorenzo a Brasil. Alberto Fernández tuvo para sí un repaso sobre el capítulo judicial y el agradecimiento a cada uno de los eslabones de la coalición gubernamental en la sempiterna búsqueda de unidad.
La centralidad de la ex mandataria fue tal que se llevó las mayores ovaciones de la nutrida platea que copó el microestadio de Tecnópolis, y al concluir el acto, estuvo varios minutos recibiendo mensajes y banderas cual “estrella de rock”, mientras el jefe de Estado posaba para las fotos con los gobernadores y funcionarios con los que había compartido escenario. Y como líder indiscutible del espacio fue la única que, tras una hora de transcurrido el evento, pudo conseguir un banquito donde sentarse mientras las otras mujeres del estrado, Alicia Kirchner, Gisella Marziotta y Victoria Tolosa Paz, permanecían de pie escuchando las palabras del Presidente.
Fue Cristina quien, quizá para retener el voto propio, decidió reconocer que el mandato de Fernández no fue un “partido que no se jugó”, como había mencionado anteriormente. Reconoció las obras, como los hospitales modulares, y las medidas para contener la desocupación.
Y nuevamente se mostró a favor de un acuerdo con la oposición que facilite un ulterior entendimiento con el FMI, para que los dólares que genere el país se utilicen “para pagar importaciones de maquinaria” y así pueda recuperarse la economía. Por ello, pidió compromiso institucional no sólo a los dirigentes de la oposición sino también a los sindicatos y a los medios, su verdadera obsesión desde que finalizó mandato en 2015. Y, en un mensaje hacia el interior del gobierno, reclamó recuperar el poder de compra del salario –siempre poniendo a los años de su presidencia como la meta a la cual llegar-, y proteger actividades como el turismo que aun siguen postergadas. Aunque no se privó de castigar un sector del PJ, pareció valorar la unidad quizás preocupada por las últimas encuestas.
En esa aparente división de roles, a Fernández le tocó nuevamente cuestionar a la Justicia, y en un mensaje elíptico hacia al juez Julián Ercolini, de la causa Cuadernos, adujo que, al parecer, aprendió mal durante sus clases de Derecho Penal (fue alumno suyo en la UBA). Por último, tuvo su capítulo de moderación al convocar a “los que dudan” a acompañar al Gobierno en busca de mejoras que permitan el bienestar de la sociedad. Habrá que ver si logra convencer a sectores medios renuente a acompañar al oficialismo. Tras “la foto de Olivos”, la “palabra presidencial” quedó lastimada.
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