Realeza: las familias, con el deseo de unas prósperas Fiestas

La Navidad, los rituales que la preceden y la inminente llegada del nuevo año que trae consigo esperanza es, tal vez, la época más luminosa, amorosa y solidaria.

Aunque en estas latitudes los verdes, rojos y dorados se han visto opacados por los celestes y blancos de nuestra bandera y los villancicos fueron sustituidos por el “¡Dale, campeón!”, en Europa las casas reales están desde los primeros días de diciembre viviendo las vísperas a pleno y nos han deleitado con sus mejores imágenes para desearnos unas felices fiestas.

Los “novatos” reyes del Reino Unido han elegido para la tarjeta de salutación una foto que es toda una declaración de intenciones. El rey Carlos III, en primer plano, mira hacia el futuro mientras la reina consorte lo mira sonriente y enamorada. El costo habrá sido alto pero esta postal navideña es, sin duda, el triunfo del amor. La imagen fue captada por el fotógrafo Sam Husseim y es la última que la pareja tiene como herederos al trono ya que cinco días después de habérsela tomado falleció Isabel II. Luego de esta foto, optimista y distendida, comenzó una nueva etapa.

Los príncipes de Gales, Guillermo y Kate, han preferido la informalidad. Son conscientes de que la mayoría de los británicos han visto y verán por años monarcas ancianos en el trono y un soplo de aire fresco siempre es bienvenido. Los Gales, con sus hijos pequeños, han asumido ese rol en cada presentación, en la que son puro color y sonrisas. Así aparecen en la tarjeta de Navidad. Sin brillos ni smoking. El jean es el que prevalece mientras caminan tranquilos y naturales por los caminos de su finca campestre. Una naturalidad, lógicamente, muy estudiada y supervisada por Kate que ha demostrado ser una fotógrafa calificada. El resultado es encantador y mucho más cercano a los ingleses que la sofisticación de las últimas imágenes de Harry y Meghan quienes están abusando del blanco y negro, de desenfoques y contraluces y, sobre todo, de la queja continua sobre lo que pudo haber sido y no fue. La postal que enviaron para estas fiestas es un ejemplo de la diferencia en los estilos. Y aunque el texto es el usual, con las felicitaciones y los buenos deseos de siempre, sorprende que firmen como príncipes y duques de Sussex. Son ambas cosas y tienen derecho a usar ambos títulos pero se han pasado los últimos meses abjurando de todo lo relacionado a la corona. Son como adolescentes que huyen de casa pero van dos veces por semana a buscar vianda y ropa limpia.

Felipe y Letizia, los reyes de España, han optado por no mostrarse en la foto sino que le han dejado el protagonismo a sus hijas. Han elegido una foto preciosa e informal pero incomprensible. Ellos son los que representan la autoridad máxima, ellos son los reyes. Y las niñas ya no son tan niñas como para decir “Qué graciosillas”. ¿Por qué extraña razón no tenemos una foto de familia? Vaya a saber.

Lo más extraño igual es que año tras año los reyes Juan Carlos y Sofía mandan en conjunto una postal navideña. No imaginamos qué amigo, relación, pariente tienen en común cuando hace años que viven separados y sin hablarse. ¿Cómo la firman juntos? ¿Un señor con la pila de tarjetas voló a Abu Dhabi para luego volver a Zarzuela con todas firmadas? ¿Se la habrán mandado a Corinna Larsen? ¿Y a Urdangarín y su nueva novia? Preguntas cuya respuesta nos encantaría conocer.

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Tan aburrida tarjeta nos hace que extrañemos aquella del 2005 tan criticada y que, con el paso de los años se nos ha vuelto entrañable. Ya hablamos muchas veces de ella pero como el público se renueva, traemos de nuevo a estas páginas la imagen mal trucada por la misma reina Sofía cuando, al no poder juntar a sus siete nietos tomó como base una foto con Leonor (Sofía no había nacido aún) y fue agregando el resto con Photoshop. En el camino una de las niñas perdió los brazos y el tamaño de los niños de los costados no tiene relación con el resto. Pero por lo menos en esa época los entonces reyes le ponían onda.

En Suecia, los príncipes herederos y sus hijos han aprovechado para tomar la imagen con la que saludan para las fiestas una visita al teatro en la que han visto la obra La Cenicienta. Entrañables y con looks muy navideños pudimos ver también a los niños luciendo el vestuario de la obra.

La tarjeta de los reyes de los belgas es como son ellos: auténticamente formales. Los cinco aparecen en perfecta armonía, los hombres con traje y las mujeres de cóctel. Dos curiosidades interesantes: han agregado a sus mascotas a la foto lo que le da un toque decimonónico y han escrito las felicitaciones en los tres idiomas oficiales del reino (flamenco, alemán, francés) y en inglés.

En las antípodas de los Gales, los Grimaldi se han vestido de gala para la tarjeta de felicitación. Charlene de azul oscuro y joyas de oro y Gabriela con vaporoso vestido de tul dorado como una verdadera princesa posan junto a los príncipes de riguroso traje. La imagen está retocada y sus rostros tienen un rictus extraño pero los monegascos están tan contentos de que la princesa Charlene haya vuelto a sonreír que todo les va a parecer maravilloso. La vimos en la subasta de abetos y entregando regalos cual Papá Noel, siempre en armonía con su esposo y con sus cuñadas, Carolina y Estefanía.

Porque los monarcas no solo han firmado tarjetas…

Las familias reales de Dinamarca y Noruega dan especial importancia al Adviento, un rito cristiano de preparación para el nacimiento del Señor. A través de sus redes han celebrado cada domingo de diciembre la tradición e invitado a los ciudadanos a imitarlos. Los festejos, este año, se verán opacados debido a que el rey Harald de Noruega se encuentra internado por una infección.

El color ha sido el protagonista en los eventos a los que han asistido los reyes del Reino Unido y su familia. Camila ha fluctuado estos días entre el rojo Santa Claus, el verde abeto y el blanco nieve. Y de ahí no ha salido en cada festejo navideño al que ha asistido. Y han sido varios.

Arrancó el mes posando para la revista Good Housekeeping (la traducción es “La buena ama de casa” aunque dudamos de que alguna de las damas reales a la que está dedicado el número lave alguna vez un plato) que cumple 100 años. Y lo ha hecho de rojo, rodeada de luces y árboles engalanados con las típicas borlas.

Los actos comenzaron a fines de noviembre, cuando la reina repartió miles de muñecos Teddy, el osito de los cuentos para niños que es icono en Inglaterra. Fue una ocasión tierna y tranquila pero las redes igual ardieron y no por el animalito de peluche sino por el rubio que acompañaba a Camila. Se trataba del Mayor Ollie Plunkett, perteneciente al regimiento de infantería The Rifles del que la reina consorte es Coronel en Jefe. No tenemos pruebas de que el muchacho haya sido elegido, además de por su eficiencia, por su belleza pero tampoco tenemos dudas. Para los que vieron la serie Outlander, Ollie es un calco de Jimmy Fraser. Nos explicamos ahora porqué la inteligente Camila optó por no tener septuagenarias damas de compañía y preferir este tipo de colaboradores.

El 7 de diciembre mientras la reina invitaba, como todos los años, a un grupo de niños a adornar el arbolito de Clarence House, el rey daba muestras de que, a pesar de ser el Jefe de la Iglesia de Inglaterra, sus súbditos son de diferentes religiones y es su deber celebrar con todos. Con los hinduistas se descalzó, se sentó en el suelo y se puso los típicos gorro y pañuelo que marca la tradición; en una residencia de ancianos de la comunidad judía anticipó las celebraciones de Januká y bailó, a pierna suelta, canciones típicas en ronda con sobrevivientes del Holocausto. Versatilidad y cero miedo al ridículo, dos condiciones para ser un buen rey.

Pero el acto más importante que vivió la monarquía inglesa fue el festival de villancicos organizado por Kate, princesa de Gales. Fue el jueves 15, misma fecha elegida por Netflix para lanzar la segunda parte de la serie de Harry y Meghan. Fue un verdadero contrapunto de figuras, a cual más rutilante a uno y otro lado del océano. En Inglaterra salió ganando Kate quien estuvo arropada por su familia y la de su esposo casi al completo. Y otra vez los colores fueron protagonistas: la reina consorte, de blanco inmaculado para destacar y Kate, su hija Carlota, su hermana Pippa y su prima política Zara, entre otras damas de la familia, fueron todas de color bordó o Burdeos, como suele denominarse en el mundo de la moda a este color rojo oscuro que recuerda al vino de la región de Francia. Es el color de la aristocracia, asociado a mujeres poderosas. Un tono que inquieta al enemigo. ¿Un mensaje para Meghan, tal vez? Recordemos que en el tercer capítulo de la serie, la duquesa de Sussex habla de cómo impactó en ella tener que dejar de usar colores llamativos en los actos públicos.

Entre hoy y el 31 de diciembre tendrá lugar en cada reino el esperado mensaje de salutación de Sus Majestades. Es uno de los pocos discursos que el rey o príncipe de cada país escribe con sus propias palabras y no a instancias del gobierno. Balance y optimismo suelen ser los tópicos. Que estas fiestas los iluminen para dar y recibir lo mejor de cada uno durante 2023. El mismo deseo que hacemos extensivo a nuestros lectores a quienes también agradecemos que nos hayan acompañado otro año más en este recorrido que hacemos por la historia y las anécdotas de las familias reales de todos los tiempos.

La inminente llegada del nuevo año trae la época más luminosa, amorosa y solidaria

Las casas están desde los primeros días de diciembre viviendo las vísperas a pleno