Niños ucranianos y los avioncitos rusos
Edición Impresa | 12 de Marzo de 2022 | 03:13

Daria Pankiv, informática de 32 años, se despertó al amanecer en su ciudad natal, Lutsk, en el oeste de Ucrania -donde viven unas 220.000 personas- con las explosiones de los cohetes lanzados por las tropas rusas. “Fue horrible. Oímos el estruendo y vimos los destellos. Mi marido, mis hijos y yo nos dimos prisa en ir al refugio”, dice.
Su marido es ingeniero, su hijo mayor, David, tiene siete años, y el menor, Matviéi, apenas un año.
“La situación en Lutsk era relativamente tranquila, pero todo cambió”, explica Daria, y agrega que ya unas cuantas veces sonó la alarma antiaérea.
Cuenta que viven en una casa particular y que se esconden en el sótano. Y mientras se escuchan los bombardeos, sus hijos, a los que tratan de preservar del horro, se entretienen allí con diferentes juguetes, entre ellos, avioncitos rusos.
La conversación telefónica con Daria Pankiv se interrumpe, suena la alarma. Pasados unos minutos, Daria continúa. “No sé para qué vinieron las tropas rusas a suelo ucraniano y qué es lo que quiere Putin”, dice la joven al aludir al presidente ruso.
“AQUÍ NO HAY NAZIS”
“Pero quiero que se vayan de vuelta a Rusia lo antes posible. Aquí no hay nazis, somos gente pacífica y sólo defendemos nuestra tierra. ¡Déjenos en paz, queremos la paz!”, pide.
Agrega que también está “asustada por lo que hicieron los rusos en Jarkiv y Mariúpol”.
“No tenemos suficientes armas en Ucrania. Nos movilizamos, pero ciertamente necesitamos la ayuda de los países grandes y fuertes, que deberían obligar a Rusia a detener esta guerra”, dice.
Su hermano Bogdan se encuentra ahora en Georgia, pero Daria no quiere ser evacuada del país.
“Muchos toman esta difícil decisión y se van, pero yo quiero vivir con mi familia, con mis hijos, en mi casa. Yo nací aquí. Que los rusos nos dejen en paz y entonces la paz regresará a Ucrania”, dice Daria emocionada.
Y mientras, agrega, tiene miedo: “Mis hijos todavía no han visto nada de la vida. David ya lo entiende todo y tiene mucho miedo. Acabad con esta locura”, pide desde Lutsk.
Daria y su marido Ruslán trajeron comida y agua al sótano, ropa de abrigo y los juguetes favoritos de los niños, entre ellos avioncitos rusos.
“Queremos que sientan lo menos posible esta guerra. Le decimos a David que será por poco tiempo y que simplemente es como en el cine. Y esperamos un final feliz de esta película de terror que estamos viviendo en nuestra vida real”, dice.
“La guerra destructiva de la Federación Rusa contra los ciudadanos corrientes y las grandes ciudades de Ucrania continúa”, escribe en Twitter Mijaíl Podoliak, asesor de la oficina del presidente de Ucrania.
Agrega que “nuevamente grandes ciudades de Ucrania volvieron a ser objeto de impactos devastadores”.
“Por primera vez hubo explosiones en Lutsk. En la ciudad dejaron de funcionar dos plantas de calderas. En Ivano-Frankovsk se registraron tres potentes explosiones. Dnipro también fue atacada”, indica.
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