La crueldad de Rusia en Ucrania no es algo nuevo
Edición Impresa | 22 de Marzo de 2022 | 01:09

Mientras Rusia bombardea con artillería y cohetes sobre hospitales y edificios de departamentos ucranianos, arrasando distritos residenciales sin valor militar, el mundo observa espantado lo que, para el Kremlin, es una práctica cada vez más habitual.
Sus fuerzas realizaron ataques similares en Siria, atacando desde el aire hospitales y otras estructuras civiles como parte de la intervención rusa para respaldar al gobierno de ese país.
Moscú fue todavía más lejos en Chechenia, una región fronteriza que había buscado la independencia en la desintegración de la Unión Soviética en 1991. Durante dos guerras formativas allí (la primera de 1994 a 1996, y la segunda de 1999 a 2009), la artillería y las fuerzas aéreas de Rusia destruyeron la ciudad y sus tropas terrestres masacraron a civiles en lo que se consideró una campaña adrede para aterrorizar a la población y someterla.
Ahora, Vladimir Putin, que llegó a la presidencia de Rusia en paralelo y en cierto modo apuntalado por las guerras de Chechenia, despliega jugadas similares en Ucrania. No es simple crueldad. Las tácticas surgieron de las experiencias de Rusia en una serie de guerras que llevaron a sus líderes a concluir, por razones estratégicas e ideológicas, que bombardear poblaciones enteras no solo era aceptable sino militarmente sensato, pese al repudio mundial, según un artículo de The New York Times.
De hecho, la indignación global no hizo retroceder los avances rusos en Chechenia o Siria, aunque las sanciones económicas están golpeando a Rusia, lo que marca que su accionar no es tan “pragmático” como cree.
EE UU, por supuesto, también mata con frecuencia a civiles en la guerra, en ataques aéreos cuyo número de víctimas considera un costo lamentable pero aceptable. Aunque la intención detrás de esta estrategia difiere de la de Rusia, la distinción puede tener poca importancia para los muertos.
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