Industria textil: un mundo femenino con mucha polémica

En dos días se conmemora el Día Internacional de la Mujer, que tiene su origen en el trágico incendio que mató a 123 trabajadoras de una fábrica de camisas en Nueva York

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Por MATILDE CARLOS

vivirbien@eldia.com | @tendenciera

Este 8 de marzo se conmemora, como todos los años, el Día Internacional de la Mujer. Decimos conmemora y no celebra porque el hecho que dio origen a la efeméride fue un trágico incendio en una fábrica de confección de camisas en el que murieron 123 trabajadoras, encerradas en sus puestos de trabajo por la paranoia de sus patrones a sufrir algún tipo de robo. El hecho ocurrió en 1911, en la ciudad de Nueva York, y la mayoría de las víctimas eran jóvenes inmigrantes que carecían de los derechos laborales alcanzados en años posteriores, luego de intensas luchas sindicales y sociales.

Incendio en la fábrica de confección Triangle Shirtwaist en EE.UU.

Si bien mucho se ha avanzado en materia de legislación del trabajo, para las mujeres sigue habiendo una profunda desigualdad en los ingresos y en no pocos ámbitos el techo de cristal permanece blindado. Un claro ejemplo de precarización laboral es el del rubro textil. Ya desde la época de la revolución industrial eran contratadas -junto con niños y niñas- por su manos pequeñas o ciertas destrezas adquiridas en el uso de todo aquello relacionado con la confección, hilado y costura de prendas. Aún hoy existe un prejuicio vigente sobre que el salario femenino puede ser menor al de los varones porque para ellas es un complemento a las tareas del hogar, mientras que en el caso masculino significaría el ingreso principal de una familia.

La industria textil es una de las más denunciadas por la explotación de sus trabajadores

 

De igual modo la discriminación por embarazo es una realidad: a la hora de contratar personal las empresas privilegian a los varones ya que no se tomarán la licencia por maternidad, no reclamarán horas para la lactancia, ni pedirán días para cuidado de su familia; como sí sucede con las mujeres. La negación de un puesto a una embarazada así como las presiones para que regrese a sus labores lo antes posible -en un mercado de trabajo por lo general informal- sigue estando a la orden del día.

Es innegable que existe una fuerte precarización laboral en los países del Tercer Mundo dado que las políticas de flexibilización del trabajo se aplican como respuesta a las recetas de los organismos de crédito que, a cambio de préstamos usurarios, exigen restricciones a prácticas intervencionistas estatales o a la acción de gremios y sindicatos. Dentro de ese escenario, la industria textil es una de las más denunciadas en cuanto a explotación de sus trabajadores llegando incluso a someterlos a una cuasi esclavitud en ciertos casos.

Es bien sabido que las zapatillas más icónicas del ámbito deportivo y casual wear son fabricadas por mujeres y niños en condiciones insalubres y abusivas; y como ése, hay miles de ejemplos en el mundo y en nuestro país también. Justamente, es bastante frecuente ver que en la Ciudad de Bs. As., el conurbano bonaerense y en varias provincias se producen allanamientos en talleres clandestinos desnudando que la mayoría de la mano de obra en esos espacios corresponde a mujeres inmigrantes de las regiones más empobrecidas de los países limítrofes o migrantes pertenecientes a comunidades originarias. En relación con éstas últimas, mucho se ha hablado sobre la revalorización de las técnicas ancestrales para el tratamiento de hilados y tejidos, pero son pocas las empresas que se comprometen a pagar un precio justo por el trabajo realizado por tejedoras de los pueblos originarios, mientras que otra gran parte del sector opta por la precariedad y pagos miserables en los contratos de trabajo.

El 75% del sector de la indumentaria en Argentina está ocupado por mujeres

 

Según diversas fuentes, el 75 por ciento del sector de la indumentaria en Argentina está ocupado por mujeres, pero como decíamos antes, ese número por sí mismo no implica nada ya que la desigualdad en los ingresos, la precariedad y las prácticas discriminatorias hacia el personal femenino o feminizado están a la orden del día.

No es necesario que se incendie una fábrica y que mueran cientos de trabajadoras para visibilizar estas injusticias en pleno siglo XXI. Basta con ver los noticieros, recorrer los talleres textiles y buscar en la cadena de valor de muchas etiquetas reconocidas para darnos cuenta de qué poco se respeta el trabajo digno y el salario justo cuando de empleo femenino se trata.

Los talleres textiles emplean a mujeres en su mayoría

Entonces, por todo lo expresado aquí, este 8 de marzo, además de no regalarnos flores ni decirnos Feliz Día -ya que no hay nada que festejar-, ayúdennos a concientizar sobre los abusos laborales que a diario sufrimos las mujeres y acompañen la lucha por mejores condiciones de trabajo que redunden en más equidad y menos discriminación por género.

 

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