Trompadas, un tiro y una pareja presa: así fue el violento asalto en una carnicería
Edición Impresa | 6 de Mayo de 2022 | 02:48

El dueño de una carnicería del barrio La Loma, una empleada y un vecino del comerciante sufrieron un asalto cargado de violencia y que, de milagro, no terminó de manera trágica.
Fue a las 19.30 del miércoles en el comercio “Sol de Campo”, que está ubicado en la esquina de 37 y 21.
Hasta allí llegó en moto un hombre de unos 36 años junto a una joven de entre 25 a 30 años, según lo estimado por algunos testigos. Esta última se quedó en la vereda.
En la tarde de ayer, el propietario de ese negocio, Laureano Ordina (33), le contó a EL DIA que el ladrón “primero se hizo pasar como un cliente y pidió carne para milanesa. Pero a los pocos segundos sacó una pistola 9 milímetros , empujó el mostrador móvil y se vino donde estaba con mi empleada y un vecino vino de visita”.
“EMPEZÓ A DARNOS PIÑAS”
“Enseguida empezó a darnos piñas al vecino y a mí, que recibí varias. Después, nos robó a los tres. Pero pese a que sacó de la caja registradora los 25.000 a 30.000 pesos que había y a que me hizo poner en una bolsa grande 10 kilos de carne, entre piezas de paleta, bola de lomo, cuadrada, cuadril, chorizos y una morcilla, me reclamaba la plata grande”, reveló el carnicero.
“ME GATILLÓ DOS VECES”
La tensión iba en aumento por el violento comportamiento del asaltante y sus repetidas amenazas.
Ordina recordó que llegó a decirles que “iba a matarnos a los tres”.
Pero tanto las víctimas, como el delincuente, se sorprendieron cuando en pleno asalto escucharon el potente sonido de la alarma vecinal.
Consignó al respecto que “la activó alguien del barrio, luego que un muchacho que justo iba a entrar a comprar a la carnicería, vio al ladrón con el arma en la mano y avisó enseguida a otros vecinos”.
Pero lejos de sentirse intimidado, el maleante “se puso más agresivo”. “Me puso la pistola en la cabeza y gatilló, pero por suerte el tiro no salió”, contó el comerciante.
Cuando aún él y sus acompañantes no se reponían de semejante situación, le apuntó con el arma a una rodilla y disparó. Pero la bala pegó en el piso y se incrustó en el zócalo del sector de depostadero. “Tranquilamente podría haber rebotado e impactado en cualquiera de los tres”, sostuvo. Con la recaudación, los 10 kilos de carne, dos celulares, la cartera de la empleada y la billetera del vecino, el ladrón quiso huir con la cómplice. “Justo llegó la Policía y como se cayeron de la moto, agarró a la chica. El otro huyó y lo detuvieron en 38 y 44, cuando comía un pancho”, cerró.
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