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El equipo mostró dudas en defensa y jugadores repetidos dentro del campo. Abel Balbo se quedó sin variantes con 25 minutos por jugarse. El debut estuvo lejos de ser el imaginado. Lo mejor: recién empieza y puede mejorar
Martín Cabrera
mcabrera@eldia.com
Peor imposible. El debut de Estudiantes en la Liga Profesional no fue el imaginado, sino todo lo contrario. Se podría decir que la derrota siempre puede ser lo más negativo, pero en esta oportunidad el equipo dejó una imagen deslucida y, lo más resonante de todos, a un entrenador que equivocó el planteo, los jugadores y que cometió un error garrafal de quedarse sin variantes con más de 20 minutos por delante. Perdió Estudiantes 2-1 como local ante Tigre y mucho, pero mucho, es lo que deberá cambiar de aquí en adelante si es que quiere ser protagonista en alguna de las tres competencias por delante.
Se sabía que el rival que tenía enfrente era el menos deseado para iniciar un torneo. El Matador de Victoria venía de ser revelación el año pasado y mantuvo a casi el mismo plantel. Para iniciar un proceso, el peor sin lugar a dudas. Y así lo fue porque aprovechó todos los errores de Estudiantes defensivamente y se fue sintiendo fuerte conforme pasaron los minutos ymás a partir de la desventaja. Una vez que llegó el 2-1 la sensación en el estadio era que muy difícilmente pudiese empatarlo y casi nadie pensaba que lo podía dar vuelta. Los jugadores sintieron ese golpe y peor aun cuando desde el banco de suplentes no podían llegar refuerzos porque Abel Balbo agotó las tres ventanas en modificaciones individuales.
Mauro Boselli, quien marcó el empate transitorio, no puede anticiparse al defensor de Tigre, que finalmente despeja el peligro / Fotobaires
Aun así, en este contexto poco feliz del debut albirrojo, el equipo no mereció perder. Pero claro, había tantas expectativas puestas en el equipo y en el cuerpo técnico que la sensación fue de desazón. Así, con esta imagen colectiva e individual, será difícil que puede ser en breve ese equipo que prometió el entrenador e imaginaron los hinchas. Debe encontrar variantes.
Estudiantes tiene tantos buenos jugadores que por momentos parece que se repiten en el campo. El Corcho Rodríguez y Santiago Asnicar juegan de lo mismo. Idéntico es el panorama de Zapiola y Matías Godoy. Luego ingresó Fernando Zuqui en una posición que no es la suya ni la que mejor le sienta. Y quedó bien en claro. Lo mejor fue la variante de Mateo Pellegrino, que le dio el peso del área que le estaba faltando. Pero le quitó el volumen de juego en la mitad de cancha porque los intérpretes se cansaron o no eran los mejores para llevar adelante el plan: ¿Por qué no ingresó José Sosa?
Defensivamente mejoró respecto al partido en Uruguay porque no se mostró tan permeable como contra Peñarol, por ejemplo. Pero la defensa no termina de dar seguridad y el resto del equipo lo siente. Ayer el pibe Núñez perdió la pelota sobra la banda, falló el relevo y entonces Mateo Retegui quedó mano a mano con Mariano Andújar para e 1-0, sobre el final del primer tiempo, cuando el Pincha había mostrado buenas intenciones y un par de situaciones de gol generadas de juego colectivo, como un remate de Leo Godoy al palo, un tiro desde afuera del área de Rollheiser y un intento de Boselli dentro del área. No merecía estar en desventaja pero el fútbol es así.
En el complemento Estudiantes afrontó el partido con dientes apretados y decisión. El ingreso de Zuqui por Ascacibar no se entendió pero sí el de Mateo Pellegrino por Zapiola, para darle más peso a la ofensiva. Así llego el merecido empate de Mauro Boselli, con un fuerte remate tras una jugada de Rollheiser por la derecha y el pivoteo del exVélez.
Estudiantes terminó dejando una imagen de equipo ingenuo y eso que tiene jugadores de sobra
En este momento parecía que el local podia llevarse por delante a un rival que estaba con la lengua afuera y la guardia baja. Pero el cambio de Pablo Piatti por Rollheiser terminó por descolocar a los presentes. A los jugadores locales también. Porque entonces el equipo se quedó sin variantes (sólo se permiten tres ventanas) y en la jugada siguiente Zaid Romero falló un rechazo dentro del área, la pelota le quedó a Mateo Retegui, quien otra vez amargó a Estudiantes, el club que le dio la chance de jugar en Primera División. No hay peor que astilla del mismo palo, dicen...
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El gol fue un mazazo. Si bien quedaban 16 minutos más la adición por delante la sensación era de partido liquidado. Porque al cansancio físico se transmitía una desazón total. Los nervios le ganaron a la fuerza y las nubes al sol. Salvo la jugada de Boselli de cabeza que pudo ser el empata el Pincha no se acercó al arco de Marinelli, para una derrota dura, que puede ser a tiempo, pero que no deja de doler el doble por las expectativas creadas.
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