Alarmantes conclusiones sobre el uso de agrotóxicos en cultivos del país
Edición Impresa | 15 de Febrero de 2023 | 02:03

El informe recientemente conocido y publicado ayer en este diario sobre la detección en sábalos del río Salado, en la provincia de Santa Fe, de las concentraciones más altas del planeta de nueve biocidas de uso masivo en cultivos transgénicos, no sólo debe originar preocupación por sus efectos sobre la salud humana, sino que reclama de las autoridades la aplicación de más estrictos controles, de manera de asegurar mayores niveles de calidad y seguridad en los alimentos que se consumen.
Tal como se reseñó, el informe publicado en la revista Science of The Total Environment, fue hecho por investigadores del Conicet y la Universidad Nacional del Litoral (UNL) al analizar muestras de sedimentos y tejidos de sábalos en diferentes sitios del curso bajo del río Salado.
En esa cuenca fluvial rodeada de cultivos de soja genéticamente modificados, los científicos demostraron que las poblaciones de sábalos, incorporaron en sus tejidos múltiples residuos de insecticidas, herbicidas y fungicidas. “Los resultados de nuestro estudio determinaron concentraciones máximas muy altas de herbicidas polares, principalmente glifosato y sus productos de degradación, y glufosinato de amonio (herbicida) en tejido muscular de peces, mayores que los registrados para peces de agua dulce en otros estudios a nivel mundial”, aseguraron los investigadores.
Las concentraciones de agrotóxicos halladas en estos peces, que se alimentan del sedimento del fondo de los ríos, “son extremadamente altos: no existe en la literatura científica registros de esa magnitud, por eso en el trabajo se dice que son los valores más altos registrados en el mundo. Esto fue avalado por un comité científico de una de las revistas más prestigiosas del mundo en contaminación ambiental”, resaltó, uno de los responsables de la investigación.
Para el análisis de los residuos, los científicos compraron los ejemplares a pescadores locales ubicados en los mismos cinco sitios de muestreo donde se recolectaron los sedimentos, quienes los ofrecían en venta para el consumo humano.
Tal como ya se ha informado la Argentina es el tercer país en el mundo que más utiliza glifosato, un fenómeno que se concentra en cinco provincias: Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, Buenos Aires y Salta”.
No debiera hacer falta reseñar que la contaminación ambiental puede ser causante de enfermedades tan graves como cáncer, leucemia, malformaciones fetales y bajo peso, problemas de fertilidad y afecciones en el sistema nervioso central.
En algunas oportunidades estudios señalaban que la mitad de los horticultores de nuestra zona usaban como agroquímicos a productos de extrema toxicidad.
Se conoce, también, que hay millones de habitantes sometidos a la gravitación de fuentes contaminantes muy peligrosas, como ocurre, por ejemplo, en vastos sectores de la cuenca del Riachuelo, en donde el 50 por ciento de los niños de entre 7 y 11 años presenta altas cantidades de plomo en la sangra.
Otras graves enfermedades derivan de la elevada toxicidad de las aguas del río Reconquista, contaminadas por industrias aledañas: se determinó que allí viven unas 4 millones de personas en condiciones de vulnerabilidad.
Solo una bien tramada malla de fiscalizaciones, con participación de la Nación, la Provincia y los municipios, puede mejorar las condiciones de llegada al público de los productos y evitar el uso y la presencia de elementos tóxicos. Se trata de otorgarle a estas acciones una atención preferente, que lamentablemente, no se les suele asignar.
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