Acciones concretas en favor de la recuperación del Hospital de Niños

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Ahora fue la copiosa lluvia caída en las últimas jornadas la que se encargó de afectar al Hospital de Niños de La Plata. Luego de la sucesión de protestas que viene realizándose por la falta de profesionales que atienden en los diferentes servicios -en una situación que está colocando a ese centro de salud al borde de un colapso funcional- la gran cantidad de agua caída inundó al Laboratorio de la institución.

De modo que la lluvia vino a sumarse al gravísimo problema que se registró en estos días en las guardias del “Sor María Ludovica”. Tal como se informó, la escasa dotación de médicos y enfermeros se ve desbordada por el brote de bronquiolitis que se declaró en las últimas semanas. Y las demoras para atender a cada pequeño paciente se extienden a unas seis horas.

Esto en el contexto de una falta de profesionales que interesa a todos los pabellones y que obligó últimamente a suspender operaciones en los quirófanos.

Luego de la ola de planteos por la falta de profesionales en distintas áreas que viene registrándose en los últimos dos años, ahora es el edificio del Hospital de Niños el que izó bandera blanca.

Según consignó su personal, “llovió más adentro que afuera” y a raíz de la grave filtración de agua se mojaron el piso del Laboratorio y varias computadoras. Los equipos informáticos no se pudieron usar a partir de la copiosa lluvia, en una situación que ocurrió en el tercer piso del edificio de 14 y 66.

Ya no se trata sólo de enfrentar el desmedro que sufren los planteles profesionales del hospital, disminuidos por la ida de médicos y enfermeros hacia otros centros de salud en donde pueden cobrar sueldos sustantivamente más altos, sino que ahora es también el edificio del Hospital el que mostró deficiencias impropias.

Un video tomado dejó en evidencia la gran entrada de agua por los techos y las consecuencias de esa filtración en distintos sectores del Laboratorio.

En cuanto a la situación laboral, una médica dijo a este diario: “En los últimos días hemos atendido a 3.566 pacientes y el problema es que disminuyó el recurso humano. La guardia es un caos: la gente se te prende del guardapolvo, pidiendo una respuesta y que los atiendan y es imposible responder a toda la demanda cuando somos un servicio de emergencia. Nosotros pedimos el aumento de los sueldos de todo el personal del Hospital, no solamente de lo que es el ingresante de residente. Es imposible poder sostenerse”.

Si se toman en cuenta los antecedentes sumados en los últimos tiempos y, desde luego, sin ánimo alarmista, parece llegada la hora de que la sociedad platense se preocupe ciertamente por la suerte del Hospital de Niños, una de las instituciones más prestigiosas con las que contó siempre, a la par del Museo de Ciencias Naturales, de la Universidad, de varios de sus hospitales públicos, de las bibliotecas populares y clubes, entre otras referencias genuinas de nuestra ciudad.

Desde luego que le corresponde a las autoridades provinciales de Salud preocuparse -y también decidir- por el mejor destino de esta institución, que por sus servicios, por su tradición de excelencia mantenida a lo largo de muchas generaciones, excedió las fronteras platenses y se convirtió en centro de derivación y, también, en eminente formador de profesionales.

Pero está claro que también le incumbe a la sociedad convertir tantos abrazos simbólicos, tantas declaraciones de solidaridad, en acciones concretas de apoyo y promoción de una de sus entidades más fidedignas.

No hacer nada en favor de la recuperación plena del Hospital de Niños es lo único que no debería hacerse.

 

 

Hospital de Niños

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