Parma, una joya oculta en el norte de Italia

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Italia, tierra de asombros y descubrimientos, donde cada rincón se convierte en una nueva aventura. A menudo, los viajeros se dejan seducir por las majestuosas ciudades de Roma, Florencia, Milán o Venecia, pero en este país de tesoros inagotables, hay un secreto bien guardado: Parma, una ciudad que desafía las expectativas y abre un nuevo paradigma para aquellos que buscan la autenticidad en un entorno histórico.

Es una joya en la región de Emilia-Romagna. Se trata de un lugar donde la historia, la gastronomía y la arquitectura se funden en una experiencia única. En sus calles, uno puede caminar de un extremo a otro sin necesidad de transporte alguno, un verdadero milagro para el viajero curioso. Allí, el prosciutto y el parmesano con denominación de origen son más que exquisiteces culinarias; son parte de la vida cotidiana de esta ciudad que aún conserva un encanto cuasi pueblerino.

Parma, cuna de figuras ilustres como Giuseppe Verdi y Arturo Toscanini, se alza a orillas de un afluente del río Po que lleva su nombre. Con una historia que se remonta a siglos atrás, esta ciudad ha sido testigo de cambios monumentales en Italia. Su corazón es un triángulo que alberga tesoros medievales, como el Palazzo della Rosa Prati, un hotel boutique que se erige como un puente entre el pasado y el presente, y la Cattedrale di Santa Maria Assunta, con su cripta fascinante.

La autenticidad de Parma se refleja también en su gastronomía, donde el queso parmesano y el jamón de Parma son protagonistas indiscutibles. La Piazza Garibaldi y la strada Luigi Carlo Farini son el escenario perfecto para degustar estas delicias, acompañadas de un spritz o cerveza. Y para los que buscan llevar un pedacito de Parma a casa, Conad Sapori ofrece productos locales y platos elaborados de cocina propia.

 

Parma

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