El valor de la moderación ante muchos planteos de Milei y el deseo de que el ajuste llegue a la casta política
Edición Impresa | 21 de Enero de 2024 | 05:10

Jorge Remón
“Principios son principios”, dijo una asistente a la reunión de Davos después de la disertación del presidente Javier Milei. El problema es cómo llevarlos técnicamente a la práctica y lo realmente dramático en una situación crítica como la de Argentina es poder contar con el consenso social para aplicar a rajatabla una política de shock, agregó finalmente.
Todo eso quedo atrás, los representantes del Poder Ejecutivo están demostrando la voluntad de escuchar sugerencias o, si se quiere, de negociar, y eso hará posible la aprobación de varios de los proyectos encerrados en la Ley Ómnibus y el DNU.
Se trata de una situación política sin antecedentes en la Argentina. Un presidente sin estructura partidaria o de cualquier otra clase para apoyarse y un Congreso en el cual los partidos políticos preponderantes en los últimos veinte años están en crisis o se atomizaron, y las mayorías solo se obtendrán mediante acuerdos, a raíz de lo cual ha cobrado inusitada importancia un bloque que nuclea a veinticuatro legisladores de la cámara baja en el cual la provincia más representada es Córdoba con el veinticinco por ciento de los integrantes del bloque. Sus miembros provienen de fuerzas diferentes y en algunos aspectos tienen puntos de vista disímiles. En general son personalidades con peso propio y no están sometidos a los avatares de agresivas internas.
Esa situación y la “muñeca” de su presidente, Miguel Ángel Pichetto, les da una relevancia especial, además de que pueden convertirse de hecho en árbitros cuando las decisiones polaricen a buena parte de la oposición y al peronismo.
Respetar la constitución
Aparentemente, la unidad de Hacemos entre todos ellos se basa en un principio, según el cual, todas las reformas son posibles siempre que se respeten los principios de la Constitución Nacional. Además, Ricardo López Murphy, un ortodoxo en materia de pensamiento económico, ha dicho que todo plan requiere sustento social y no provocar reacciones que impidan su aplicación. Por eso, subrayó que debía repararse en los costos económicos de un shock para resguardar a algunos sectores sociales y, por lo tanto, inevitablemente debía contener paliativos.
Aún sin desearlo, Hacemos Coalición Federal aporta moderación a muchos planteos del Presidente con los que coinciden en aspectos fundamentales. En estos días Pichetto, con su larga experiencia en el Congreso, seguramente ha cumplido un papel importante en la búsqueda de atemperar el todo o nada del peronismo y los libertarios.
Por supuesto que dejarán pasar afirmaciones del vocero presidencial, Manuel Adorni, de que el oficialismo no negocia con la oposición y solo recibe sugerencias que puede aceptar, como el recorte de las facultades extraordinarias que el Ejecutivo proponía que le fueran dadas por el Congreso, preservar las economías regionales del pago de las retenciones y evitar la privatización de YPF. Aun así, restan de ser motivo de acuerdos como la reforma de la legislación laboral que exigen las PYMES.
El miércoles de esta semana se realizará el paro de la CGT contra las políticas de desregulación de la economía. Tal vez por ello se ha preferido dejar el tema más urticante que es exactamente el de la legislación laboral.
El paro nacional, anunciado en tiempo récord en relación a la estadía de un nuevo gobierno, y la realización de una huelga tiene el apoyo del peronismo, de gobernadores de ese partido y de grupos sociales de izquierda. Se constituirá un desafío a la prohibición del corte de calles y seguramente habrá sectores minoritarios que intentarán promover enfrentamientos más que verbales.
A la espera de resultados
Hasta ahora, en la mayoría de las encuestas le adjudican a la ciudadanía por lo menos la voluntad de esperar resultados, que no es infinita. Aunque especialmente desde la clase media, es fácil detectar el sentimiento de que Milei debe usar la motosierra para terminar con el dispendio de “la casta política”, los miles de ñoquis que el Estado le entrega a las llamadas “Organizaciones Sociales” para distribuir entre los necesitados que, en paralelo, también le sirve a estas últimas para mantener una militancia profesionalizada que moviliza a miles de personas. Tal vez haya que desear que la moderación demostrada por gran parte de los legisladores nacionales sea contagiosa para toda la dirigencia del país y que inspire a los empresarios a la prudencia en la fijación de precios.
Si bien mucha gente tiene la voluntad de darle tiempo al Gobierno, ésta no será infinita
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