En busca de la justicia poética

Con la presencia de su director Marcos Rodríguez, el próximo miércoles se proyectará “La película de Báñez”, obra cinematográfica cuyo desafío es darle al escritor platense el reconocimiento que merece

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Por ALEJANDRO ALFONZO

Aleealfonzo1@gmail.com

Exclusivo suscriptores, publicado el domingo

Un comienzo podría ser este: Gabriel Báñez nació en 1951 y fue un platense acérrimo. Vivió en La Loma, en pleno centro y en Joaquín Gorina. Escribió una decena de libros, entre los que se destacan todos. Por nombrar algunos: “La Cisura de Rolando”, “El circo nunca muere”, “Los chicos desaparecen”, “Virgen”, “Jitler”, “Hacer el odio”, Cultura”, “Octubre amarillo”. Algunos de ellos fueron llevados al cine. También se desempeñó como periodista en Clarín, Crónica, El Día. En 1998 creó La Comuna Ediciones, la Editorial Municipal de la ciudad, en la que ejerció como director y editor. Tenía un taller de escritura, catalogado por los que saben como “legendario”. El 8 de julio del 2009 fue hallado sin vida por su círculo íntimo en su casa de Gorina.

Otro, quizás, este: “Escribo porque no se hablar”, frase inicial de “La Cisura de Rolando”, novela de Gabriel Báñez cuyo protagonista tiene “problemas para hablar” que -no casualmente- hace referencia a la propia existencia del autor. En una entrevista en CuentoMiLibro.com, Báñez confesó: “Toda vez que tuve que hablar en público la primera frase que he dicho o he cometido fue: ‘Escribo porque no se hablar’”.

También podría servir: en diálogo con Soledad Franco para Revista en Marcha, dos meses antes de quitarse la vida, Gabriel Báñez explicó la frase “Madre es lenguaje y padre es escritura”: “Sí: llegué al mundo y estaba madre esperándome, con forma de palabras, con estilo de lenguaje. Luego padre nos abandonó y me puse a escribirlo”.

Son muchas las versiones con las que podríamos presentar a Gabriel Báñez. Desde lo que hizo hasta lo que dijo. A través de su lenguaje o por intermedio de otros escritores -Juan José Becerra, Miguel Russo, Sergio Pujol- que más que colegas y admiradores, eran (son) amigos. Como el mismo dijo, “somos argumentos ambulantes y cuando muramos vamos a ir al argumento. Y de nosotros dirán versiones”.

En agosto, tras un arduo trabajo de investigación y de toma de decisiones, se estrenó La Película de Báñez, una obra cinematográfica dirigida por Marcos H. Rodríguez, autor de Los chicos desaparecen (2009), Amanda, el día que Einstein vivió en La Plata (2013) y El último acto (2014), entre otros.

En la película, motorizado por lograr “justicia poética”, Rodríguez reconstruyó diferentes relatos de una misma “obra maestra” llamada Gabriel Báñez. Aquí, entonces, una versión más.

LA PELÍCULA DE BÁÑEZ: LA VOZ DEL AUTOR

El próximo 18 de diciembre a las 19:30, en la librería Patio Interno de City Bell (@patiointerno.libros) se proyectará “La película de Báñez” (@_lapelidebanez). El evento, organizado por Amarillo productora (@amarillo_productora), contará con la presencia del director Marcos Rodríguez y con Ramón Tarruela, director de Mil Botellas, editorial platense encargada de la reedición de “Jitler”, la novela póstuma del autor.

El director conoció a Báñez a través de Becerra. Tenía casi treinta años y entendió que, para ser director, antes tenía que ser guionista. Para ello eligió “Los chicos desaparecen” de Báñez a pesar de la sugerencia del escritor de hacer “El circo nunca muere”.

La relación profesional fue cada vez “más paternal”. Marcos lo adjudica a la diferencia de edad. En 2009, cuando Gabriel decidió terminar con su vida, quedó inconcluso un proyecto en conjunto. Años después, tras la reedición de Jitler, se reencontró con Facundo -hijo de Gabriel- y aquel mundo Báñez que consideraba “gigante”, volvió. En tres años cerraron el proyecto y en agosto de 2024, vio la luz.

La obra sostiene diferentes tópicos de la vida de Báñez. El director explica, quizás, el principal: “Todo es ficción. Todo es literatura. Vida y obra. Creo que en algún punto somos un relato que en el mejor de los casos nos hacemos de nosotros mismos y en el peor, el que nos imponen. Es el concepto que elijo para contar la película”.

A su vez, destaca que no es un documental ni una biografía, es una película: “Porque la palabra película lleva como una connotación de artificio, de ficción más que registro de la realidad”. Y sobre Báñez, confiesa: “Era una “persona visceral, que se hacía cargo de sus sentimientos, de sus emociones. Y eso nos hace preguntarnos: ¿Cómo vivir? ¿Cuánto de todo lo que propone Gabriel me puedo hacer cargo como director?”

EL FINAL, ¿UNA PIEZA MÁS DE UNA OBRA MAESTRA?

Durante la producción, un material de archivo cambió los planes. Un joven Báñez recorría los pasillos de la Facultad de Bellas Artes cuando realizó “la película de Báñez” en su versión física. Ese material llegó a manos de Rodríguez: “Es un loop de sentido donde ficción y realidad se confunden. El tenía 18, 19 años cuando hace eso. ¿Dejó las pistas de una obra maestra? ¿Es su vida la obra?”.

Gabriel Báñez se quitó la vida en julio de 2009. Meses antes, había ganado uno de los premios más importantes de su carrera. Durante ese año, los más cercanos -esos a los que entrevistó Rodríguez- lo notaron distinto. No sólo por sus actitudes si no por su literatura, principalmente por lo escrito en su blog “Corte y Confección”, que devino en el libro “Posted by”. Allí, pálpitos sobre la muerte y el suicidio ya habían comenzado a latir.

“En la película hay anuncios previos: no es una foto de Instagram de su vida”, y detalla, Rodríguez: “No hay un lado sin el otro. Mostrarlo es una decisión. Si es la película de Gabriel, no es algo que él haya querido ocultar. La dualidad es una carta que mostraba todo el tiempo. El estado de novela y el otro estado. Vida y obra. Vida y literatura”. En fin, Marcos hace una invitación: “Caminemos los límites de realidad y ficción. Si acaso la verdad y ficción son conceptos opuestos, que no lo creo, borremos esa línea”.

“La película de Báñez”, que esta semana estuvo en el Festival de Cine Latinoamericano de La Plata (@fesaalp) y que el próximo 18 será proyectada en City Bell, continuará su recorrido en busca de “realzar la figura de Gabriel, de que se reediten sus libros”. En fin, “de que se haga justicia”.

 

La película de Báñez
Marcos Rodríguez
Gabriel Báñez

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