El peronismo y una forzada foto de unidad en la cumbre

Mariano Pérez de Eulate
mpeulate@eldia.com

Finalmente el PJ logró ayer la foto de unidad que tanto buscaba, en especial el kirchnerismo. Forzada, pero foto al fin. Fue en una quinta del partido bonaerense de Moreno, en una cita convocada por el titular del peronismo provincial, Máximo Kirchner. El centro del evento terminó siendo Cristina Kirchner, ahora presidenta del justicialismo a nivel nacional. Los otros dos protagonistas que metieron suspenso hasta último momento con su presencia fueron el gobernador Axel Kicillof y el ex ministro y candidato presidencial Sergio Massa, derrotado por Javier Milei hace poco más de un año.

Massa siguió haciendo política en todos estos meses pero desde un estudiado segundo plano, sin declaraciones públicas. Como guardándose para salir en el momento oportuno, algo que hasta ahora evidentemente no le ha llegado. Acaso por el triunfo de Milei en la pelea para bajar la inflación, uno de los estigmas del de Tigre en su paso por el ministerio de Economía.

Lo de Kicillof es otra cosa. Mantiene hace meses una guerra fría con el cristi-camporismo por su intención de edificar un perfil propio, sin la tutela omnipresente de Cristina. Su ex mentora. Pensando, obviamente, en una candidatura presidencial en el 2027. El gobernador ayer desoyó ciertos consejos de gente de su entorno que le sugerían ausentarse en Moreno. Imposible que eso no hubiera sido leído como una ruptura con Máximo, quien maneja medio gabinete provincial y al peronismo de la Legislatura, y sobre todo con la ex presidenta.

El último encuentro entre Axel y Cristina, en el Teatro Argentino de La Plata, había sido de una frialdad inédita en esa relación. En el medio apareció Ricardo Quintela en la pelea interna que éste pretendió darle a la ex Vice, algo que finalmente no sucedió por debilidades políticas de Quintela y por el oficio del cristinismo para manejar los resortes de un partido que, en rigor, no ha tenido una elección interna seria desde el duelo Cafiero-Menem de la década del 80.

Ayer tampoco hubo mucha cercanía para mostrar pero se disimuló un poco la distancia entre ellos, separados en la larga mesa central por la figura de la intendente local, Mariel Fernández. 

Cuando le tocó hablar, Cristina pidió dejar de lado las peleas intestinas y no pensar más en clave electoral individual sino con lógica política colectiva. Aludió a algo así como “bajar los egos”. No sorprende: desde siempre para ella todo lo que no sea alineamiento automático con su figura es sinónimo de ataque a la idea del proyecto colectivo, no de un mecanismo de enriquecimiento de la filosofía del mismo. 

Antes de irse deslizó incluso que no cree que sea conveniente desdoblar los comicios legislativos de 2025 en la provincia de Buenos Aires. Claro mensaje para Kicillof. Es que el gobernador, como ya contó este diario, evalúa la posibilidad desacoplar la elección provincial de la nacional si el Congreso vota en las sesiones extraordinarias la eliminación de las Primarias Abiertas Obligatorias. Sucede que en la Provincia esos comicios están atados por ley: deben hacerse el mismo día. Sin PASO nacional, se estima en La Plata, se podrían adelantar las fechas tanto de las PASO provinciales como de la general para definir legisladores provinciales y concejales.

El gran argumento del kicillofismo para desdoblar se lo dio justamente el Congreso, al votar la Boleta Unica de Papel (BUP) para cargos nacionales. Sería un gesto de férrea autonomía que creen que ayudaría a fortalecer el perfil propio y le posibilitaría a Axel incidir en el armado d ellas nóminas a la Legislatura, donde hoy casi no tiene gente propia. La Cámpora y el cristinismo en general rechazan el desdoblamiento porque entienden que, a pesar de la BUP, habrá arrastre del candidato a diputado nacional. Sobre todo si, como se comenta, el primer lugar de esa boleta lo ocupa Cristina. 

La ex presidenta cerró los discursos. Antes hablaron la senadora provincial Teresa García y su par nacional Juliana Di Tullio, que hicieron un repaso de los trabajos legislativos; luego Máximo (hizo una homenaje al abogado Héctor Recalde, fallecido ayer), después Massa y el gobernador. Hubo también una docena más de oradores en modo casi catártico.

Massa, que hace equilibrio en medio de aquella tensión entre los Kirchner y Axel, impulsa una reforma política amplia en la Provincia. Tiene pensado un esquema de re-configuración de la representación poblacional en la Legislatura, por ejemplo. Cristina pensaría algo parecido pero apuntaría a que el Conurbano, por lejos su mayor zona de influencia, tenga más peso del que tiene ahora en Senadores y Diputados. Por el momento, todo ciencia ficción. Se necesitaría de acuerdos amplios con la oposición que hoy no se vislumbran.

Axel machacó una vez más con su obsesión por enfrentar a Milei, por mostrarse como su némesis. Recalcó lo que él dice que es un “ahorcamiento” financiero de la Nación a Buenos Aires -léase recorte de fondos discrecionales y demás partidas demoradas- y llamó a “mostrar que gobierna el peronismo en la Provincia y que somos distintos”. ¿Un mensaje a la familia Kirchner? Es una lectura posible, ya que en el kicillofismo suelen contar que el mandatario no se siente del todo acompañado ni por Cristina ni por el PJ provincial (o sea por Máximo, que además es diputado nacional por el distrito) en sus constantes quejas por el torniquete que le aplica la Casa Rosada. 

Dos datos paralelos a los discursos de los principales oradores

Uno: el intendente platense Julio Alak se hizo cargo de un reclamo de muchos de sus pares. Planteó el tema de volver al esquema de reelección indefinida para concejales y legisladores provinciales y, por extensión, a los jefes comunales. Todo el PJ lo quiere, aunque es incomodo blanquearlo. Habría que ver qué piensa ahora Massa, silente ayer frente a este tema, quien en 2016 fue uno de los principales impulsores de la limitación a dos períodos cuando se votó la cuestión en la Legislatura. En esa época, claro, era antikirchnerista

Dos: el único momento, digamos, de cierta tensión fue cuando el joven intendente de Carmen de Areco cercano al cristi-camporismo, Ivan Villagrán, planteó quejas por la distancia que encuentra con ministros de Axel, como el de Trabajo, Walter Correa (parece que hay muchas inspecciones laborales en ese distrito), o el de Desarrollo, Andrés Larroque. El “Cuervo” es uno de los fundadores de La Cámpora pero hace meses dejó ese espacio peleado con Máximo, fundó su propia agrupación -La Patria es el otro- y hoy es uno de los principales alfiles de Axel en su ajedrez permanente con el hijo de Cristina.

PJ

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