Con las redes como aliadas, cada vez más vecinos concretan mejoras para sus barrios
Edición Impresa | 9 de Junio de 2024 | 03:09

Francisco L. Lagomarsino
flagomarsino@eldia.com
Hágalo usted mismo. En la actualidad, la tradicional consigna contracultural, que fue bandera del movimiento punk, deviene en llamado a la acción en las incontables oportunidades en que la vida urbana -o suburbana- plantea desafíos que las autoridades no saben, no quieren, no pueden o demoran más de la cuenta en resolver.
Cosas que faltan, cosas mal hechas o inconclusas, inseguridad vial, delincuencia. Cada vez son más los vecinos que se dan maña para solucionar problemas y carencias barriales o zonales, poniéndoles el cuerpo de manera individual o colectiva. Arreglar, ordenar, cuidar, crear, son los lemas.
Los ejemplos abundan y tienen tantas aristas como barrios la Ciudad; por caso, días atrás, vecinos de 63 entre 6 y 7 terminaron tapando el pozo que habían excavado operarios de la distribuidora eléctrica, porque pasaban los días y las cuadrillas no atinaban a hacerlo. Y vecinos de 139 y 521, en San Carlos, taparon y señalizaron por enésima vez los baches que identifican como potenciales causantes de una desgracia. “Hace unos meses, cuando el pozo era un poco más chico, se cayó un nene” sentenció Gabriel Salmerone: “terminamos arreglando todo nosotros... esperemos que la cosa cambie”.
“Me empecé a sumar a las asambleas vecinales por la inseguridad, ya que entraron tres veces en mi casa, y la última, me la vaciaron” recuerda Eduardo Hache, uno de los referentes de la movida vecinal tolosana: “con el tiempo, empezamos a darles un carácter mas regular a las reuniones, y a ser mas enfocados y consistentes, siempre dejando de lado la política, y atentos al seguimiento de los petitorios que presentamos; es un camino que ya lleva más de 16 años y sigue dando frutos”.
“El objetivo es mejorar las condiciones de vida de Tolosa, más allá de la seguridad, que siempre es central” repasa el vecino: “se logró una lista notable de cosas; instalación de garitas y cámaras, renovación de luminarias con LED, bacheos y pavimentaciones, la llegada de camiones cisterna de ABSA cuando hubo crisis de agua potable, y nosotros salimos a llevarle bidones a la gente más necesitada...”.
seguridad... y mucho más
Hache sintetiza que “hemos convocado -y aún lo hacemos- a colectas y campañas alimentarias, de salud, hemos salido a cortar el pasto y mantener espacios recreativos, y hemos hecho trabajos de pintura y reparaciones en las escuelas Nº79 y Nº31. Esto, entre otras cosas”.
Polifacético en su condición de artista, comerciante y filántropo -es creador de la Fundación de Arte Inclusivo-, el citibelense Héctor Tassino se involucró en el métier de la autogestión vecinal hace siete años, a partir de una tarde que recuerda de manera vívida: “estaba en casa en un horario inusual por temas de trabajo, y empecé a notar un barullo terrible afuera. Salí y había autos arriba de la vereda, de lo parquizado, del césped, por todos lados, me empecé a pelear, me estalló la cabeza. Salí a recorrer City Bell y todo estaba igual. Algo había que hacer”.
Ese disparador lo llevó a armar el grupo Vecinos Ordenados, que hoy tiene 23 mil personas y 4 millones de visitas al mes, según destaca. La lista de logros es vasta: se consiguieron patrulleros, luminarias LED, se promovieron clases de defensa personal y RCP, se incorporaron en las aceras sectores para estacionar motos; de motu proprio, se forestó la plaza “Pedro Vojkovic” de Los Porteños; y se estableció un sistema de intercambio de plantines de árboles. “En pandemia, las vecinas cortaron y cosieron barbijos, y donamos 25 mil” recuerda Tassino.
El parque de la estación, en Meridiano V, es fruto del trabajo de referentes y vecinos
No se quedó solo en eso: también en la cuarentena, se confeccionaron tortas de cumpleaños para los nenes vulnerables; y se recolectaron alimentos; más acá, se presentó un amparo contra ABSA por servicio deficiente. “Confeccionamos carteles para señalar los negocios emblemáticos y hogares de personajes destacados de City Bell” concluye Tassino: “y llevamos a la Media Nº15 un piano que alguien quería donar, además de hacer caminatas para aportar en lo posible a la higiene urbana”.
Daniel Arrippe se sumó a las iniciativas comunitarias hace cinco años. Actualmente administra el grupo de Facebook “Los Hornos Basta de Inseguridad” y advierte que “se han conseguido muchas cosas y otras tantas faltan; a partir del contacto fluido con las autoridades policiales y municipales, hemos obtenido la asignación de nuevos vehículos para la comisaría, bacheos e instalación de luminarias”.
“Por nuestros propios medios, coordinamos la instalación de alarmas vecinales, y hacemos relevamientos de lo que se necesita; tengo un listado de 148 luces que no funcionan y 500 baches” enumera Arrippe: “también hay gente que sale a tapar pozos, limpiar zanjas pluviales, y arreglar y forestar las plazas y plazoletas; otros hacen lo suyo con ingenio, como el muchacho que ‘salió a pescar’ con la caña y el gorrito, en un bache, y consiguió en dos días lo que llevábamos semanas pidiendo”.
Despertar al gigante
“Nuestra historia empieza como la de cualquier sociedad de fomento, en base a las necesidades comunes que tenemos los vecinos de un barrio en formación desde 2015; en nuestro caso, fue la plaza, que era un descampado con pastizales donde los chicos no podían jugar y la empezamos a acondicionar en sucesivas juntadas” repasa Aníbal Bustamante, de la urbanización Gigante del Oeste, nacida a partir del programa Procrear en Lisandro Olmos.
El vecino, que es a la sazón el heladero de la zona, señala que “esas primeras reuniones me hacían acordar a mi infancia; soy del Conurbano, y teníamos esas necesidades, que no son las mismas de los grandes centros urbanos: jerarquizar los espacios comunes, mantener las calles, limpiar basurales, mejorar la iluminación y la seguridad... En un momento consideramos que el paso a seguir era formalizarnos como asociación civil, y un 18 de febrero nació la Sociedad de Fomento del Barrio Gigante del Oeste, para la que estamos en busca de un lugar físico que sea punto de encuentro para la comunidad”.
Un payaso que es cosa seria
Cada mediodía, en la esquina de 65 y 116, Ricardo Rabanaque se pone su nariz de payaso y encara un trabajo muy serio: les advierte a los alumnos que entran o salen del colegio que frenen o aceleren el paso, según lo indique el flujo vehicular.
Ricardo cuenta que “estoy en la esquina desde las doce y media hasta la una y media, cuando veo que entra el último chico al colegio ‘Papiros’. Tiene 66 años; está jubilado y arrancó con su actividad solidaria en 2022, tras observar lo expuestos a sufrir accidentes que están los niños en el caos vial imperante. “Muchos son hijos de vecinos, y los conozco desde que nacieron. Colaborar me surge de manera natural” asegura quien suele saludar a cada chico por su nombre, y acompañar su actividad con distintos carteles inspiradores, patrios o de divulgación.
Más verde para vivir mejor
En materia de áreas de esparcimiento y contacto con la naturaleza, un buen ejemplo de la iniciativa ciudadana es Vías Verdes. Habitantes de la zona de Arana, Parque Sicardi, Ignacio Correas y Villa Garibaldi, junto a otros del casco platense, limpiaron dos kilómetros de la traza del antiguo Ferrocarril del Sud en el ramal que une La Plata con Pipinas, para que se pueda caminar, correr o andar en bici entre la estación de Gobernador E. Arana, en 30 y 659, y el puente del arroyo El Pescado.
Tras dos años de trabajo a pala, rastrillo y azada, respetando la vegetación autóctona, presentaron a la comunidad un espacio ideal para el uso social, que consiste en una senda que va desde las inmediaciones de 30 y 659 hasta El Pescado, centro de un “paisaje protegido”. Incluso, estos vecinos promovieron jornadas de limpieza del cauce, considerado históricamente como mejor preservado en lo ecológico de la Región.
En un entorno más urbano, son varios los ejemplos de logros vecinales obtenidos a puro corazón y empeño. Uno de los más significativos es el del “Parque del Trabajador Ferroviario” o “Parque de Meridiano V”, surgido sobre la playa de maniobras del ferrocarril Provincial, entre 71, 72, 17 y 19. Su existencia responde a las necesidades de una vasta barriada, y a una movida comunitaria encabezada por el referente Juan Montiel, quien con determinación consiguió una pizca de colaboración oficial, y encolumnó a habitantes de la zona -y alumnos y docentes de las escuelas- para realizar jornadas ecológicas y de plantación que se repiten cada año. Aquellos retoños ya son árboles que dan sombra, cada fin de semana, a las actividades recreativas de centenares de familias del casco urbano y la periferia.
El Foro en Defensa del Árbol, de bienvenido surgimiento en años recientes, también hace lo suyo. En lo que va del año, lleva varias jornadas de “liberación forestal”, que consisten en despejar cazuelas, retirando basura y escombros, quitando cables, alambres, y objetos metálicos atornillados a los troncos. En esas recorridas por el Casco, a las especies más jóvenes se les colocaron protecciones en sus bases, contra los daños que provocan las bordeadoras, y se corrigieron los defectos en los tutores.
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