Docentes y padres frente al auge de la violencia escolar

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Con datos estadísticos muy alarmantes, la Argentina figura en el quinto lugar entre los países con más casos de bullying y ciberbullying entre escolares, tal como se reflejó en informes publicados en este diario. Se habla de un auge de la violencia entre chicos y jóvenes. Y sobre este punto, la ONG Bullying Sin Fronteras, acaba de indicar que la Argentina figura en ese sitio en el ranking, con más de 50.000 episodios reportados en los últimos años.

Las consecuencias de estas prácticas —que incluyen agresiones a veces muy graves, burlas, exclusiones y hostigamiento tanto presencial como virtual entre chicos— afectan la salud mental y emocional de los alumnos que las padecen, generando ansiedad, depresión, aislamiento y, en los casos más severos, ideas suicidas. Expertos advirtieron que no se trata de “cosas de chicos”, sino de situaciones que requieren una intervención inmediata y responsable de los adultos, tanto en la familia como en las instituciones educativas.

Un relevamiento nacional, realizado por el Ministerio Público Tutelar de la Ciudad de Buenos Aires reveló que el 66,2 por ciento de los adolescentes entre 12 y 18 años fueron víctimas o conocen a alguien que sufrió bullying. El estudio también indicó que el 77,2 por ciento e las situaciones de acoso ocurren dentro de las escuelas y el resto en redes sociales.

La encuesta, que alcanzó a 1.380 estudiantes de instituciones públicas y privadas, mostró además que muchos jóvenes eligen no pedir ayuda: un 24,4 por ciento afirmó no hablar con nadie sobre lo que padece, mientras que el resto recurre principalmente a la familia, los amigos o la escuela.

Ambos informes advirtieron que el silencio frente al acoso puede tener consecuencias graves en la salud emocional y social de los adolescentes. Por eso, el organismo tutelar porteño dijo que promueve estrategias que favorezcan la comunicación y la construcción de vínculos respetuosos dentro de las instituciones.

En cuanto al rol de los padres, los especialistas advirtieron sobre la creciente naturalización de la violencia escolar y apuntaron a los adultos como los principales responsables del fenómeno.

“A mayor violencia física, menor inteligencia emocional y cognitiva”, sostuvieron, al remarcar que la falta de empatía y de capacidad cultural para expresar en palabras el conflicto se traduce en golpes y hostigamiento.

Está claro que si se habla de situaciones que se presentan mayoritariamente en las escuelas, son las autoridades educativas las que debieran velar en primera instancia para impedir que se presenten con tanta frecuencia, desnaturalizando la función formativa que le incumbe al sistema educativo.

Sin embargo, pareciera que ignorar esta realidad o naturalizarla prevalece como supuesto “método” para encarar el problema. Si fuera así, semejante rumbo agravaría mucho más las cosas.

 

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