La soledad: la nueva “visita” inevitable de Rolón

La obra parece tocar una fibra sensible de época. En un mundo saturado de estímulos, donde la hiperconexión convive con la desconexión emocional, el psicoanalista ofrece un respiro

Edición Impresa

En tiempos en los que el ruido parece ser una consigna y la compañía una exigencia social, Gabriel Rolón se atreve a poner el foco en aquello de lo que todos huyen: el silencio, la introspección y la soledad. Su nuevo libro, La soledad. Una visita inevitable, publicado por Editorial Planeta, llega a las librerías argentinas como un intento de rescatar del olvido esa dimensión humana que suele confundirse con el vacío o el fracaso. Con una prosa precisa y sin concesiones, el psicoanalista más leído del país vuelve a cruzar la literatura, la filosofía y el arte para desarmar los mandatos contemporáneos del bienestar, esos que dictan que estar solo es, casi siempre, un síntoma a corregir.

Rolón parte de una idea incómoda: la soledad no es una patología ni una amenaza, sino un estado inherente a la existencia. Desde esa premisa, el autor de El duelo y Palabras cruzadas invita a mirar de frente aquello que la cultura moderna intenta tapar con pantallas, vínculos efímeros o exigencias de productividad emocional. “A veces refugio, otras exilio”, escribe, recordando que la soledad puede doler, pero también puede ser una puerta hacia lo más auténtico del ser. Lejos de una lectura pesimista, el libro se propone recuperar su sentido vital, ese espacio donde las ausencias se convierten en materia de creación y de pensamiento.

Fiel a su estilo, Rolón recurre a una galería de voces que funcionan como espejos de distintas formas de soledad: Kafka y su alienación moderna, Byron y su romanticismo extremo, Atahualpa Yupanqui y la introspección del hombre de campo, Mary Shelley y la criatura que busca amor, Viktor Frankl y la supervivencia del espíritu entre los escombros del dolor, Melanie Klein, Winnicott, Mahler, García Márquez y Cynthia Wila, entre otros. Todos ellos desfilan por las páginas en un diálogo que combina la densidad teórica del psicoanálisis con la sensibilidad poética del arte. En ese cruce, el libro se vuelve una suerte de mapa emocional del aislamiento humano, donde las referencias eruditas conviven con una escritura accesible, cercana, incluso cálida.

A diferencia de otros ensayos que abordan el tema desde la autoayuda o la mera contemplación filosófica, La soledad tiene el sello distintivo de Rolón: una reflexión que no busca consolar sino comprender. En sus casi 300 páginas, el autor examina las formas en que la cultura del bienestar —esa que impone la obligación de estar bien y acompañado— convierte la soledad en una amenaza que hay que evitar a toda costa. Frente a ese mandato, el libro propone una resistencia íntima: hacer silencio, escucharse, atravesar el desamparo sin miedo, para descubrir en él una fuente de verdad.

La soledad

Gabriel Rolón

Páginas: 296

Precio: $39.900

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE