Horas clave para saber quién mató a la psiquiatra

La causa espera por la segunda autopsia para entender la mecánica del ataque contra Franco en su vivienda de City Bell

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A ocho días del asesinato de la psiquiatra Virginia Franco en City Bell, la investigación entra en un tramo decisivo. O, al menos, en el que debería ofrecer las primeras certezas. Hasta ahora, el expediente sigue sin detenidos, sin un sospechoso firme y sin un móvil claro, mientras la Justicia intenta ordenar una serie de indicios que no terminan de encajar. La causa quedó atrapada entre hipótesis que se superponen y un clima de creciente presión social ante un crimen que, por su brutalidad y por el perfil de la víctima, golpeó de lleno a la comunidad médica y al barrio.

En la Fiscalía 11, a cargo de Álvaro Garganta, aseguran que las próximas horas serán determinantes para destrabar la pesquisa. Los investigadores esperan los resultados definitivos de la autopsia ampliada y avanzan en la reconstrucción de una franja horaria que se convirtió en el centro del caso: las 48 horas previas al hallazgo del cuerpo, donde se concentran los movimientos más llamativos y las ausencias que más inquietan.

Tal como viene relatando EL DIA, uno de esos elementos es el faltazo de Franco a su jornada del viernes 14 de noviembre en la Clínica San Juan ubicada en Barrio Hipódromo. La reconocida psiquiatra asistía solo los miércoles y viernes y nunca faltaba sin avisar. Ese día tenía pacientes agendados, pero no se presentó ni canceló los turnos. Paralelamente, un amigo intentó contactarla varias veces sin éxito: su teléfono aparecía apagado. Ese mismo hombre fue quien, al día siguiente, la encontró sin vida en su casa de 473 entre 15 A y 17.

En ese mismo tramo temporal aparece otro punto que la Justicia no pasa por alto: la presencia, el jueves anterior, de dos sujetos que vecinos vieron dentro del patio de la casa, supuestamente haciendo tareas de jardinería. La escena quedó bajo sospecha luego de constatar que el pasto estaba crecido y la ligustrina presentaba imperfecciones, señales que contradicen una labor reciente. Ese desajuste, que al principio parecía menor, hoy es una de las hipótesis en revisión.

En paralelo, la familia de la víctima comenzó a expresarse públicamente. Armando, cuñado de Franco, describió el desconcierto que atraviesan: “La referencia que tenemos es lo que hemos logrado a través de la Fiscalía, y no más que eso. Esto está en plena investigación. Hay dos o tres líneas”, dijo, reforzando la idea de que todavía no hay nada concreto. También aportó un dato que podría ser relevante en la línea económica: Franco tenía dificultades para manejar sus cuentas y su computadora, una tarea que realizaba su esposo fallecido en abril de 2024. “Ella no manejaba absolutamente nada, y mi hermano le hacía todos los movimientos de asentamiento”, explicó Armando, dejando abierta la puerta a una posible vulnerabilidad en ese ámbito.

Con ese conjunto de datos -un celular que no aparece, un faltazo inexplicable, jardineros bajo la lupa y un rango horario crítico- la investigación busca ahora un orden que le permita avanzar. Por estas horas, los detectives trabajan contra un factor que pesa tanto como la falta de pruebas directas: el tiempo. Cada día que pasa dificulta la reconstrucción fina de los hechos, sin embargo las próximas horas serán determinantes para definir el móvil y sospechosos.

 

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