Chivilcoy: señales de desgaste en una gestión que llega a su tramo final
| 24 de Noviembre de 2025 | 13:22
La situación urbana y social de Chivilcoy exhibe un progresivo deterioro que afecta de manera directa la vida cotidiana de los vecinos. Calles con pozos que se multiplican, residuos desbordados, paseos públicos descuidados y caminos rurales que no resisten una lluvia más conforman un cuadro que muestra a un gobierno local con menos capacidad de respuesta y señales de desgaste en su tramo final de mandato.
La caída en la prestación de servicios se combina con una sensación de inseguridad cada vez más instalada. Aunque el intendente insiste como mérito central en que “en su gestión no se cometió ningún homicidio en ocasión de robo” —dato que la comunidad valora y espera que se mantenga—, esa afirmación convive con delitos que preocupan y afectan a los vecinos, desde robos y arrebatos hasta episodios reiterados que ya forman parte de la rutina diaria.
Durante años, el oficialismo local construyó un perfil de cercanía basado en recorridas, encuentros y un contacto directo que funcionó como sello de identidad. Ese vínculo, sin embargo, aparece hoy más distante y burocrático. Las redes sociales han reemplazado al diálogo personal, y la presencia territorial se redujo a comunicados formales y actividades protocolares. No se descarta que, ante un nuevo escenario electoral, vuelva la estrategia del “gabinete en los barrios”, habitual en etapas previas.
El deterioro no es solamente operativo. También se percibe en el ánimo general de una ciudad que se siente desatendida. Donde antes había mantenimiento regular, hoy se acumula basura; donde se prometían mejoras viales, crecen los baches; donde había espacios verdes activos, se observan áreas deterioradas; y donde se esperaba acompañamiento en los caminos rurales, se impone un estado de abandono que deja a productores y habitantes dependiendo del clima.
Al mismo tiempo, la inseguridad dejó de ser un hecho excepcional y pasó a ocupar un lugar constante en las conversaciones diarias. El municipio no logra recuperar iniciativa ni control del discurso público, mientras los anuncios de obras o medidas estructurales se volvieron esporádicos y más ligados a necesidades políticas que a un plan sostenido.
En este contexto, la gestión encara los últimos dos años de mandato con un ritmo que ya no marca agenda, sino que administra lo justo. Lo que fue impulso aparece hoy como inercia, y lo que era un proyecto se transformó en un esquema de funcionamiento mínimo.
La desconexión con la comunidad se reflejó también en el resultado de la última elección municipal, que exhibió un voto crítico hacia el oficialismo. El desgaste, en este caso, no se mide sólo por la pérdida de apoyo electoral, sino por la sensación de distancia acumulada entre los funcionarios y los vecinos, que consideran que la ciudad necesita menos discursos de ocasión y más presencia efectiva.
Chivilcoy transita así una etapa en la que la gestión parece acercarse a su cierre sin haber dado señales claras de despedida, mientras la comunidad reclama atención, escucha y decisión política para revertir un deterioro que ya forma parte de la vida diaria.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE