El billar que resiste: del barrio al club y de la historia a una escuela para los chicos

La historia local puede reunir a una docena de sitios emblemáticos y convocatorias masivas que ya no aparecen. Ahora, invitan a los jóvenes a aprender gratis

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En el centro de la mesa están los diamantes o también llamados trebejos que son cinco y hay que voltear. Los blancos tienen dos puntos, el rojo vale diez, el rojo junto al blanco suman seis o más y al voltear el rojo junto a dos blancos son ocho puntos. Quién reconoce esta escena, que sucede sobre el paño verde, italiano, de una mesa con temperatura, sabe de qué se trata.

El billar, un deporte clásico de la Ciudad, está lejos de su edad de oro, pero con pasiones intactas en reductos donde hoy se plantean estrategias para encontrar un nuevo brote.

“El billar es un juego complejo, de exactitud y de precisión, una diferencia entre una bola y otra es un fracaso”, expresó José Bardari, jugador desde la adolescencia. Como otros, trajo el gusto desde Baradero, su pueblo natal en la Provincia, para practicarlo por el resto de la vida en La Plata. Esta ciudad se llenó de jóvenes que vinieron del interior con el gusto del billar y aportaron a lo que se define como uno de los mejores enclaves del país. Se mantiene un alto nivel de competencia, con jugadores que mezclan pasión y ciencia, se sostiene.

“Es un juego un poco ciencia”, definió Bardari acercándose al ajedrez. “No es simple, pero tampoco es imposible. Todos hemos aprendido de chicos. Yo empecé a los 14 años”, precisó. El dato es significativo porque, según sostuvo, se puede aprender a cualquier edad, pero de chico “se es más dócil” y “hay más plasticidad” en el aprendizaje.

Aunque muchos lo creerán perdido y extinto, sigue vivo y tiene un club especializado, el “Lavalle Billar Club, Asociación de Fomento y Biblioteca Popular”, situado en 34 entre 9 y 10 Nº 737, Barrio Norte. Allí, justamente, piensan en expandirse. Para eso, le abrirán las puertas a la juventud.

El compañerismo cotidiano, la camaradería, es marcada en el Club como una distinción. Eso no altera, contaron allí, el nivel de competencia. “La camaradería es muy linda, hay compañerismo, en este lugar salimos muchos a jugar torneos, somos mucha camaradería”, destacó Bardari.

UN CLÁSICO EN LA CIUDAD

El billar tiene amplia historia en la ciudad. El pasado, lo asocia también a la cultura urbana, de encuentro. Se jugaba en cada club de barrio, en los bares siempre había una mesa, y eran lugares muy recurrentes a toda hora y todos los días de la semana. En la visita de este diario al Club de Barrio Norte, los jugadores coincidieron en sus recuerdos, acompañando a sus abuelos y padres junto a las mesas. “Mi abuelo me llevaba a jugar. Ahí, me daban una Coca y un sanguchito y yo era feliz”, contó Gerardo Cortés, al recordar sus primeros pasos.

En la Ciudad, entre los clásicos del billar estuvieron el Jockey Club, en 7 entre 48 y 49, que “era una de las salas más importantes y bonitas”; el club Bolas, en 49 entre 8 y 9; el Club Cabildo, en 7 y 54, “el más clásico de todos” -afirmó uno de los jugadores actuales. Allí, donde también hubo una confitería, ahora hay una farmacia.

Otro club de billar fue el “Rivadavia” en una galería de 49 entre 8 y 9. También se recuerda al legendario Club de Billar, que funcionó en 49 y diagonal 74. Allí se jugaron los torneos más grandes de la ciudad, locales y nacionales.

Además, en todos los clubes de barrio había una o dos mesas para jugar, y también en bares de zonas aledañas, como un bar detrás de las vías en 38 y 1 que dijeron, fue concurrido hace décadas.

“La sociedad cambió, no nosotros. Ahora, los chicos eligen otros deportes antes que a este que se le llama juego de ciencia, pero como no lo conocen eligen la pc y el celular”, dijo Alfredo De Tezanos, jugador del deporte.

Se calcula en el Billar Club que del total de doce clubes que llegó a tener la Ciudad, hoy queda uno.

Entre 1970 y 1990 “la edad de oro del billar”, en esta institución podía contarse más de cien personas por día, entre las nueve y las doce de la noche. A la vez, participaban treinta jugadores por categoría. Todo aquello quedó en ese pasado brillante. Actualmente, hay poca concurrencia y con eso se resiente la renovación.

Todo eso, parece encender aún más la devoción de quienes lo practican. “Toda la vida vine”, afirmó Bardari e insistió en que “es un deporte, no un juego, aunque no se lo considera como un juego olímpico”.

En las mesas del Club se sigue practicando en especialidades. Entre esas, el billar de carambola, el billar a tres bandas, 5 quillas, categorías que se practican y compiten actualmente.

“Es mi pasión, competimos en todo el país, aquí en la ciudad hay un excelente nivel, con varios ganadores de copas y torneos”, remarcó Bardari.

PROYECTO DE ESCUELA

“Si logramos que un chico logre venir, aprende y le gusta se va a enganchar”, expresó el presidente Eduardo Cortés. Desde el Club quieren que las nuevas generaciones aprendan a jugar al billar y están dispuestos a enseñar y a contagiarles los conocimientos y la pasión por este deporte.

“Creemos que es una oportunidad para que los más chicos aprendan a jugar al billar, le vamos a abrir la puerta a este lugar, queremos que esté lleno de chicos”, expresó el tesorero del club Alberto Chertudi.

En conjunto con el área de Deporte del municipio, van a abrir en los próximos meses, una escuela de billar gratuita para adolescentes.

La iniciativa tiene como objetivo enseñar y que nuevas generaciones ocupen el Club, un espacio que cuenta con una Biblioteca Popular y tiene maestros campeones del país y ganadores de competencias locales y nacionales.

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