La pirotecnia detona violencia: un ruido que enciende el conflicto vecinal

A pesar de la prohibición vigente, cada fin de año vuelve a mostrar una escena repetida: animales y personas aterradas y ventas irregulares. Entre la falta de controles, lo habilitado y lo clandestino

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La Navidad volvió a dejar en evidencia que, aún con leyes vigentes y prohibiciones explícitas, la pirotecnia altamente sonora sigue encendiendo conflictos en los barrios de La Plata y la Región. Explosiones durante horas y en medio de la fiesta, animales descontrolados, personas afectadas por el ruido y discusiones que escalaron a episodios de violencia marcaron otra celebración atravesada por la práctica que no logra erradicarse.

Uno de los casos más extremos ocurrió en San Carlos, donde un vecino reaccionó ante la persistencia de los fuegos artificiales frente a su vivienda.

Lejos de una actitud irracional, el hombre explicó que salió a la calle luego de reiterados pedidos para que dejaran de tirar pirotecnia, en una situación que afectaba directamente a su familia. El cruce terminó en golpes, patadas y piedrazos.

“Estaba con mis perros, tratando de tranquilizarlos por los ruidos. Y entre los cuetazos veo uno que llega al techo de mi casa. Salgo a hablar y veo que los vecinos de enfrente seguían tirando cohetes sobre mi vereda. Reclamé bien, tres veces y sólo recibí insultos. Al entrar me tiraron al grito de ´ahí va otro´, provocándome. Ahí me enojé y salí a machetear la pirotecnia, a defender a los perros, a mi familia. Hay discapacitados, gente con autismo, que no se pueden defender. La pirotecnia es una boludez”, expresó Demian, el vecino afectado.

El episodio no fue aislado. Según contó el proteccionista y rescatista de animales Ezequiel Quelo, esta Navidad se registró “muchísima más pirotecnia que otros años”, acompañada de “más alcohol, más descontrol y más puestos callejeros”.

Desde su experiencia cotidiana, describió escenas repetidas: animales temblando, golpeándose, convulsionando o escapando aterrados. “Me llamaron de veterinarias, otros rescatistas, vecinos que veían perros corriendo por la autopista”, dijo. Muchos de esos animales, explicó, huyeron. Incluso, de hogares donde sus propios dueños estaban tirando cohetes.

Quelo también fue testigo directo del conflicto que terminó en violencia. “El chico pidió muchas veces que no tiraran cohetes en la puerta de su casa. Nadie entendía. Hasta que se descontroló”, relató. Para el rescatista, la pirotecnia no solo afecta a animales, sino también a personas con discapacidad, adultos mayores y niños con trastornos del espectro autista. “Tenemos que evolucionar con este tema”, reclamó.

Venta habilitada vs ilegal

Desde el otro lado del mostrador, un comerciante mayorista del centro platense, quien prefirió resguardar su identidad (lleva 25 años en el rubro) explicó que la venta legal está lejos de la imagen más peligrosa que suele circular. Aseguró que lo que más se comercializa es “pirotecnia familiar, lumínica y de bajo impacto sonoro”, como estrellitas, bengalas y candelas. “Las explosiones fuertes prácticamente no se venden. Las empresas ya no traen ese tipo de mercadería”, afirmó, y remarcó que los comercios habilitados cumplen controles de Bomberos, Explosivos y Municipio. “No tiene sentido comprar trucho cuando lo legal es más controlable”.

Sin embargo, el presidente de la ONG Nuevo Ambiente, Marcelo Martínez, advirtió que el problema no pasa sólo por los locales habilitados. “Hay una ley Provincial que no se cumple y los municipios no hacen los controles”, señaló. Según denunció, durante la noche del 24 pudo ver varios puestos de venta ambulante en Ensenada y Berisso. “Mesitas en la vereda vendiendo pirotecnia sonora. Eso es ilegal”, afirmó.

En la Provincia, la Ley 15.406, prohíbe el uso, fabricación y comercialización de pirotecnia sonora, permitiendo únicamente los fuegos de artificio lumínicos. En La Plata, una ordenanza refuerza esa prohibición. No obstante, año tras año, la escena se repite: explosiones, malestar y conflictos.

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