La nueva era de la manicura y la pedicura: menos exceso, más cuidado

Ambas disciplinas atraviesan un cambio de época: dejan atrás el los procedimientos intensivos para enfocarse en la salud, la hidratación y el bienestar de uñas y pies

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En los salones de belleza, pero también en los baños de casa, la manicura y la pedicura atraviesan una transformación silenciosa. Ya no se trata solo de elegir un color de moda o un diseño llamativo para una foto en redes sociales. En los últimos años —y con más fuerza en 2025— el cuidado de uñas y pies empezó a pensarse como una práctica integral que combina estética, salud y bienestar, en sintonía con una época que revisa hábitos, productos y exigencias sobre el cuerpo.

Crece la demanda en los trabajos en manicura / Pexels

Durante mucho tiempo, las uñas largas, esculpidas y recargadas fueron sinónimo de tendencia. Hoy, en cambio, el foco se desplazó hacia la uña natural, corta, fuerte y bien cuidada. La manicura contemporánea prioriza la salud de la lámina ungueal y de la piel que la rodea, con rutinas más suaves y menos invasivas. Las cutículas ya no se cortan de manera agresiva: se hidratan, se ablandan y se empujan con delicadeza para proteger la matriz de la uña, una zona clave para su crecimiento. El limado también se volvió más consciente, con herramientas de grano fino que evitan quiebres y descamaciones.

Esta mirada más cuidadosa va de la mano con un cambio en los productos que se utilizan. La industria de la belleza, empujada por consumidoras cada vez más informadas, avanza hacia esmaltes y tratamientos libres de químicos agresivos, con fórmulas veganas y menos tóxicas. Bases fortalecedoras, aceites nutritivos y sueros específicos pasaron a ocupar un lugar central, incluso por encima del color. El gesto cotidiano de hidratar las cutículas se volvió tan importante como elegir el tono del esmalte, y muchas rutinas incorporan el cuidado nocturno como parte del mantenimiento general de manos y pies.

El trabajo de pedicura también crece cada vez más / Pexels

NUEVAS TENDENCIAS

En términos estéticos, las tendencias actuales acompañan esta búsqueda de equilibrio. Los tonos translúcidos, tipo leche y/o nude ganan terreno frente a los colores saturados, mientras que el nail art se inclina por el minimalismo. Líneas finas, micro french, espacios negativos y acabados brillantes pero sutiles conviven con texturas innovadoras como el efecto gelatina, el acabado aterciopelado o los cromados suaves. Incluso los diseños tridimensionales, que siguen presentes, aparecen de manera más medida, como pequeños acentos y no como protagonistas absolutos.

 

En salones de belleza, la manicura y la pedicura atraviesan una transformación

 

La pedicura, históricamente relegada a los meses de calor, también se resignifica. El cuidado de los pies dejó de pensarse solo en función de la estética para sandalias y empezó a abordarse desde una lógica de bienestar integral. La hidratación profunda, la exfoliación controlada de durezas y el tratamiento respetuoso de callosidades forman parte de prácticas que buscan prevenir molestias y mejorar la salud de la piel. En este enfoque, el momento del remojo, el masaje y la aplicación de cremas específicas adquiere una importancia comparable a la del esmaltado final.

Las uñas de los pies replican algunas de las tendencias de las manos, aunque adaptadas a una estética más sobria. Los acabados perlados, los tonos suaves con brillo tipo “glazed” y los metalizados discretos aparecen como opciones elegantes, mientras que los diseños abstractos y los pequeños detalles decorativos permiten personalizar sin excesos. La idea de confort atraviesa toda la experiencia: una pedicura bien hecha no solo se ve, también se siente.

El cuidado de los pies también es importante /Pexels

Este cambio de paradigma responde a una lógica más amplia que atraviesa al mundo de la belleza. En tiempos donde se habla de autocuidado con una mirada crítica, manicura y pedicura se alejan del mandato de la perfección y se acercan a prácticas más amables con el cuerpo. Menos agresión, más prevención; menos imposición estética, más escucha de las necesidades reales de la piel y las uñas. En ese cruce entre salud y tendencia, el lujo ya no pasa por la exageración, sino por el tiempo dedicado a cuidar lo propio.

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