Nervios y riñones almacenarían información
Edición Impresa | 1 de Febrero de 2025 | 02:37

El cerebro no es el único órgano en el que se almacena información, sino que también hay otras células del cuerpo, especialmente, las nerviosas y renales, que activan genes asociados con la formación de memoria y guardan recuerdos o aprenden.
Un nuevo estudio, publicado en la revista Nature Communications, expuso a esas células a patrones químicos repetidos en el laboratorio, fenómeno al que se le conoce como efecto de masa-espacio. Implica mejorar la memoria a través de ciclos repetitivos de actividad química.
Tanto el aprendizaje como la memoria, en consecuencia, son propiedades intrínsecas de todas las células que tenemos en el cuerpo.
Y viene a replantear la forma en la que es entendido el proceso que conlleva sanar una herida o asimilar un nuevo movimiento.
“La memoria no sólo existe en el cerebro, sino en todo nuestro cuerpo, y esta ‘memoria corporal’ podría desempeñar un papel en la salud y la enfermedad”, escribió el neurocientífico Nikolay Kukushkin, líder del equipo de investigación que descubrió acerca de estas células.
Recomienda: “Necesitaremos tratar nuestro cuerpo más como el cerebro”.
“Por ejemplo, pensemos en lo que nuestro páncreas recuerda sobre el patrón de nuestras comidas anteriores para mantener niveles saludables de glucosa en sangre o pensemos en lo que una célula cancerosa recuerda sobre el patrón de la quimioterapia”.
Asimismo aseveró: “El aprendizaje y la memoria generalmente se asocian únicamente al cerebro y a las células cerebrales, pero nuestro estudio muestra que otras células del cuerpo también pueden aprender y formar recuerdos”.
Que “cada célula mantendría un minicerebro no es un dato muy nuevo en neurociencias. Otros autores hablaban ya de estos puntos de memoria corporal o celular, y cómo la célula aprende del contexto y el entorno por aversiones, recordó el psicólogo Jaime Nevares.
Uno de los interrogantes es acerca de las conexiones entre el cerebro y el cuerpo, pero investigadores lograron un hito dentro de la neurociencia al crear un mapa entre las conexiones del cerebro y las interneuronas.
“Conocemos algunas funciones de las regiones cerebrales implicadas, pero ahora podemos empezar a descifrar cómo estas funciones se materializan a través de las interneuronas”, señala Jay Bikoff, autor del estudio.
“Este trabajo es un motor de generación de ideas”, añade.
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